ANABELLE

Capítulo 10

Sabía que volver a la residencia era un riesgo, Nathaniel estaría ahí y el auto estaba repleto de sus cosas, archivos que no deberíamos tener en nuestro poder y un "algo" que hacía a Sebastián sonreír con suficiencia, pero un súbito pensamiento cruzó por mi cabeza e hizo que aterrizara a la realidad, Nathaniel tenía un aura de misterio, definitivamente no parecía del tipo peligroso, pero con la información que tenemos ahora, no podía confiar en él. Amanda es un vampiro pequeño, en edad y experiencia, dejar a esos dos vampiros solos no parecía una buena combinación ahora. Pero Sebastián evidentemente no estaba de acuerdo con mi preocupación.

-Bell, ella estará bien. -Dijo en respuesta, leyendo mis pensamientos.

-Eso no lo sabes.

-Piensa que, si Nathaniel quisiera hacerle algo, ya lo habría hecho, tu misma dijiste que llevaba tiempo entregándole sangre a domicilio, bien pudo dejarla a su suerte.

-No te voy a dar la razón.

-Pero sabes que la tengo, con eso es suficiente. -Bajó su mano derecha del volante y la posicionó en mi pierna a su lado, recibiendo un golpe inmediato de mi parte, causándole una pequeña risa.

El silencio se hizo presente, no era incómodo o tenso como la primera vez, era sólo silencio, mirando por la ventana me encontré pensando en todos los cadáveres que yacían en el techo de Eugene, definitivamente no fue nada sensato ocultarlos ahí, pero dejaba en claro un punto, habían fracasado. El proyecto no resultó como esperaban y aun así querían tener el recordatorio de esa derrota sobre sus cabezas, quizá como motivación a hacerlo bien la siguiente vez o quizá como castigo. Aunque los castigos resultan bastante relativos, Emma fue castigada por matar a Nathaniel en un intento de proteger a un vampiro indefenso, ella siempre fue altruista, no había cabida para imaginar que eso la llevaría al exilio, sería un largo tiempo.

El tiempo es una insignificancia cuando sabes que vivirás eternamente, pero ciertamente valoras a quienes desean pasar ese tiempo contigo. He visto decenas de vampiros enamorarse perdidamente de mundanos cuyo destino no es permanecer la eternidad a su lado, lo cual ha sido devastador para algunos ya que, mientras el mundano morirá amando, el vampiro amará hasta su muerte, lo cual puede tomar literalmente, una eternidad. Quienes deciden unir su destino a otro, deciden ver el tiempo pasar con quien aman, pensando que la eternidad puede ser llevadera de esta forma, pero si uno de ellos muere, el otro se condena al mismo fin. Yo amaba a Emma como la hermana que representó en mi vida durante los últimos ciclos de ella, sin embargo, ignoraba la manera en la que ella viviría su exilio, si de algo podía estar segura es que mis prioridades habían cambiado, mi tarea asignada, el descubrimiento de Nathaniel, Amanda, trabajar de la mano con Sebastián. El ritmo de vida que adquirí desde el término de mi exilio había sido tranquilo, aunque extrañaba la adrenalina, estaba fuera de práctica, salir a buscar sangre con Sebastián no sonaba tan mal.

No tomó mucho tiempo estar fuera del pueblo, nos adentramos en la carretera aún con el sol sobre el cielo, el hormigueo constante sobre mi piel expuesta comenzó a ponerme nerviosa, por lo que concentrarme en cualquier cosa que luciera medianamente interesante lograba calmar la ansiedad, me encontré observando detalladamente a Sebastián, primero observando sus manos, las cuales sostenían el volante con fuerza, denotando que el hormigueo en su piel también estaba presente.

-Deberíamos parar un momento. -Sugerí, más para mí que para él.

-Controla desde adentro lo que sientes por fuera, Bell, ¿hace cuánto tiempo no salías de día? -Él siempre tuvo una manera leerme, sabía exactamente lo que pensaba, en ocasiones me daba escalofríos.

-Ha pasado un buen tiempo, pero no lo digo por mí, algo te incomoda.

-Percibes bien, pero no es por la luz. Ya casi llegamos, estarás bien.