No sé bien cómo describir todo lo que pienso y siento en este momento; mi mente es un gran lío, una enredadera de la que no parece que pueda escapar, no ahora. Mientras miro al cielo siento cálidas gotas de agua acariciando mi mejilla, una llegó hasta mi boca y pude sentir su sabor salado. Por orgullo me encantaría decir que es lluvia lo que cae sobre mi cara, pero no podría engañar a nadie con ello, ni siquiera a mí mismo.
"¿Por qué lo quiero tanto?" es la pregunta que más eco produce dentro de mi cabeza. Estoy tan asustado de mí mismo.
Limpié las lágrimas que no lograron llegar a ninguna parte y que se quedaron estáticas sobre mis pómulos. Respiré profundo y de a poco empezaba a sentir que la tranquilidad llegaba a posarse sobre mi cuerpo, sobre todo sobre mi corazón, el cual no dejaba de palpitar a velocidad anormal desde que le había colgado a Minnie. Angustia, eso era, estaba seguro.
Había pasado ya varios minutos sobre la fría calle, mi espalda estaba congelada y aparte empezaba a dolerme. Me levanté hasta quedar sentado, sin embargo, estar sentado también me dolía, así que pensé que regresar a casa era lo que tenía que hacer.—Dime Polaris, ¿yo también puedo pedir un deseo? — Pregunté alzando una última vez la vista al cielo, con una sonrisa sínica. — Olvídalo, aun si me lo concedieran no sabría qué pedir.
Seguí contemplando a la estrella como si quisiera burlarme de mí mismo por hablarle a la nada, sin embargo me dió un escalofrío ver cómo la supuesta estrella que era "Polaris" emitió un destello intenso por un micro segundo... a pesar de que ya es la estrella más brillante en todo cielo.
—¿Tratas de presumir? — Pregunté tratando de borrar mi sorpresa inicial.
—Ella solo quiso transmitirte confianza. — Oí provenir cerca de mí. Volví a ver un destello, esta vez vino de un local situado más adelante.
Caminé hasta estar frente al escaparate – no muy grande – de una tienda de ropa. Sobre el vidrio se reflejaba mi estrella binaria favorita. Miré hacia la derecha y luego hacia la izquierda para cerciorarme de que no hubiera nadie cerca que me viera hablándole a los maniquíes y que además, me tachara de loco.
—¿Todo bien? — Le pregunté a Alcor. Mizar como de costumbre, no mostraba un interés particular en nosotros y estaba detrás de su compañera mirando hacia el maniquí que estaba a su lado izquierdo.
—Más o menos. Mejor pregúntate a tí mismo si todo está bien.
—Yo sé que no todo está bien conmigo. Pero con vosotras... ¿Por qué dijiste "más o menos"?
Alcor se puso nerviosa y desviaba la mirada, cambiando de forma constante, el punto en donde clavaba esta. Ni siquiera se molestó en intentar pedir ayuda de Mizar, ella sola se encargó de darme una excusa. —Vinimos aquí impulsivamente, podemos contarlo con más calma cuando te sientas mejor.
—¿No puedes decírmelo y ya?
—Considerando tu estado emocional... no, es mejor que sea después.
—¿Pero es grave?
—No lo sé. De momento yo diría que no.
Si respuesta no me hacía sentir seguro, sin embargo había sido honesta.
Cuando regresé a casa, escondí mi teléfono en un cajón, el cual por lo pronto, no abriría hasta el domingo por la noche cuando tuviera que poner la alarma para ir a clases.
Las disculpas por mensaje no valen nada cuando el error que se comete es injustificable y embarazoso. Así que el lunes a primera hora iría hacia Boom y Mark para pedirles perdón por haberme comportado como una idiota, esperando que Boom no estropeara dicho objetivo al venir a mi casa de manera inesperada. Dios, sí que es capaz de hacer eso, debe estar furioso conmigo. Con la culpa carcomiéndome de pies a cabeza, golpeé mi cara con la almohada que más cerca estuvo de mí sin freno alguno hasta que el rostro de Boom en mi mente fue reemplazado por el de otra persona, una que me robaba el aliento.
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Polaris [Mii2]
FanfictionÉl era un chico atormentado, de verdad no tenía a nadie en este mundo, ¿cómo podía no ayudarlo? Así era Jimmy, una persona incapaz de abandonar a alguien que necesitaba ser rescatado. Él se convertiría en la luz que necesitaba Tommy, hasta que este...