Es difícil encontrar algo bueno que me haya dicho mi madre en todo el tiempo que viví junto a ella. Es porque de hecho no lo hay, ni una sola cosa, nada. Cómo me encantaría decir que tampoco hubo nada malo, pero esa sería la mentira más grande que nadie jamás podría decir. ¿Preferiría la indiferencia al maltrato? La respuesta es obvia, al menos para mí, claro que hubiera preferido la indiferencia por parte de mi progenitora, lo hubiera preferido mil veces antes que a sus palabras cargadas de odio y veneno, las cuales en ocasiones venían acompañadas por bofetadas, tirones de cabello o pellizcos severos.
Es imposible hallar muestras de cariño en mis recuerdos. No hay nada, nada que me una a mi madre de forma afectiva y aun así, no entiendo por qué me falta el aire, así como tampoco entiendo por qué mis ojos no dejan de derramar lágrimas.
Después de tantos años, por fin había podido darme cuenta de que seguir el camino que mi madre quería, no era lo correcto. En el fondo siempre sospeché que solo eran desgracias las que me esperaban en aquel sendero. ¿Entonces por qué... por qué me duele tanto saber que nunca más abriría sus ojos? ¿Es que no puedo odiarla?
Quiero odiarte, quiero hacerlo y no puedo.
¿Tienes idea de todas las veces que me quebré por tu culpa? Puede que sí, pero nunca te detuviste... tu odio era más grande que la culpa que pudieras llegar a sentir. ¿Por qué no puedo hacer lo mismo que tú? De seguro dirías que es porque soy un idiota, pero yo prefiero creer que es porque después de todo, soy un buen hijo.
No importaba cuánto divagase en este pasillo tan frío y oscuro, digno del mortuorio de un hospital, las únicas voces que oiría serían las de las enfermeras y doctores.
—P'... — Una voz bastante conocida parecía haberse sumado. No pude contestar a su llamado y tampoco insistió para que lo hiciera. Se acercó a darme consuelo, acariciando mi espalda. — Te traje café.
—Gracias. — Dije después de un rato, tomando el vaso que me extendía con cuidado. También me ofreció un pañuelo. Me dí cuenta entonces de que todavía salían lágrimas de mis ojos, lo hacían de forma involuntaria. Las limpié con el pañuelo que acababa de darme Jimmy y le dije que no se preocupara por mí. — Iré a llamar a una funeraria.
—Te esperaré aquí.
Yo asentí débilmente y me alejé de allí. Busqué en internet la ayuda necesaria para este tipo de situaciones y contacté con la empresa fúnebre que más me convenía. Ellos se encargaron del traslado a sus instalaciones y pedí la cremación de su cuerpo. Se mostraron sorprendidos al descubrir que no tenía planeado realizar un velorio.
Créanme, nadie vendría a darle el adiós.
—¿Está seguro de que no quiere despedirse de ella?
—... Ya me despedí de ella hace tiempo — pensé en voz alta y luego me retracté —, más bien ella se despidió de mí.
—P'Tom... — llamó Jimmy a mi lado. Tomé su mano, no quería que siguiera poniendo esa expresión tan afligida por mi culpa.
—E–entonces — interrumpió la señorita que me atendía —, aquí tiene nuestro catálogo de urnas. Puede tomarse el tiempo que necesite para elegir una en concreto. No olvide que le acompañamos en el sentimiento y que nos tiene aquí para lo que sea.
—Gracias.
Tomé el folleto y me senté en uno de los sofás que había en la sala. Jimmy se sentó a mi lado sin decir nada. Yo seguí revisando las urnas, a medida que pasaba las hojas el precio subía cada vez más. El percatarme del simple acto que estaba realizando en ese preciso momento, hizo que mis ojos volvieran a humedecerse. Nadie quiere estar en una posición como esta. No quería ni imaginar cómo se sentirían las personas que tenían un fuerte vínculo con el fallecido. Calmé mi angustia y volví a concentrarme en el catálogo; al final elegí una urna cuyo precio estaba en un punto intermedio. Escuché cómo la chica daba la orden de llevar a cabo la incineración.
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Polaris [Mii2]
FanfictionÉl era un chico atormentado, de verdad no tenía a nadie en este mundo, ¿cómo podía no ayudarlo? Así era Jimmy, una persona incapaz de abandonar a alguien que necesitaba ser rescatado. Él se convertiría en la luz que necesitaba Tommy, hasta que este...