Polaris [Mii2]

Capítulo 10: Familia Kritsanaphan

El eco del timbre resonó por toda la casa y no hacía falta que estuviera adentro para saberlo. Yo estaba situado a un lado de Jimmy esperando a que su tía saliera a recibirnos. En eso, Jimmy sacó un pañuelo de su bolsillo y empezó a limpiar mi frente. 

—¿Eh? — Sus acciones siempre me tomaban desprevenido.

—El día está siendo muy caluroso. Parece que eres muy sensible a eso.

—... Gracias. — Su cara estaba muy cerca de la mía, ¿lo hacía a propósito? Siempre lograba ponerme nervioso, me gustaba y lo odiaba al mismo tiempo.

—Oh, ¿interrumpo? — Dijo una señora frente a nosotros. Entré un poco en pánico.

—N–no, no es.

—Sí tía. Siempre has sido así. — Refunfuñó Jimmy divertido. Me sorprendí pero también me relajé.

—No es mi culpa que se pongan así de cariñosos frente a la puerta de mi casa. — Ellos rieron y yo traté de seguirlos, pero mi risa llevaba algo de inquietud con ella.

—Tía, él es Tommy. Tommy, ella es mi tía. — La señora me miraba muy emocionada.

—Buenos días, espero no ser una molestia. — Saludé educadamente.

—Buenos días Tommy. — Pronunció mi nombre con dulzura. — Llámame tía. Estoy muy feliz de que estés aquí hoy.

—Yo también estoy feliz de estar aquí.

—Awww, eres muy lindo. — Pellizcó mi mejilla izquierda no muy fuerte. — Pasad, pasad. Tu tío fue a comprar un par de cosas que se me habían olvidado.

—Está bien. — Fue la respuesta para su tía. — No te preocupes, podrás conocerlo después. — Y esa fue la respuesta para mí. Se había acercado tanto a mi oído que me puse nervioso. Pero ya no era sorpresa para mí, viene pasando desde hace algún tiempo. Jimmy me altera de vez en cuando, pero no de forma negativa, es más, si dijera que esa sensación me desagrada, estaría mintiendo.

—Jimmy puede darte un recorrido por la casa y el jardín. — Dijo en dirección a mí. Podía notarse la emoción que cargaban sus palabras a gran distancia. — Os llamaré luego para que me ayudéis con la ensalada, si no es mucho problema, claro.

—P–por supuesto que no. Claro que ayudaremos. — Respondí breve.

Jimmy posó su mano sobre mi hombro. — Sí, solo llámanos cuando sea necesario. — Terminó de decir y me guió hasta el piso de arriba.

Habían cuatro habitaciones y el pasillo no era muy estrecho, me llevo hasta el final de este y me detuvo frente a una puerta que tenía colgado un letrero que decía "No molestar. Estoy ocupado durmiendo. Att: Jimmy" Me dio gracia y ternura a la vez. Pude ver también que del letrero colgaba un atrapa sueños de color verde muy bonito.

—¿Cómo es que no te llevaste esto? — Señalé el letrero, luego abrí la puerta y entré a su antigua habitación.

—Iba a hacerlo, pero me di cuenta de que no iba a necesitarlo. — Rió. — No a menos que algún fantasma vaya a tocar mi puerta a medianoche.

—Oh, tienes razón. — Reí también. Pensar en una situación así resultaba gracioso, pero si de verdad ocurriera, yo temblaría de miedo. — ¿Y tú lo hiciste?

—Sí. — Respondió orgulloso. — ¿Por qué? ¿Se nota que es maravilloso?

—Lo que se nota son las imperfecciones. — Reí al ver como fingía haber sido herido. Bastó un breve vistazo a todo su cuarto, para quedar fascinado. Tenía estilo y se notaba mucho que era la habitación de un adolescente. No se parece a la habitación que tiene actualmente, esa es más, ¿cómo decirlo? ¿Sobria? Sí, eso creo. — En realidad parece que no te has llevado nada de aquí.