Capítulo 7: Dulces sueños

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—¡Oiga, esto es maltrato en todos los sentidos! - Grité molesto a la mujer que permanecía con su rostro sereno mientras su hijo lloraba frente al piano. Este tenía los nudillos rojos debido a los constantes golpes que recibía. — ¡¿Por qué no se detiene?! ¡Le digo que se detenga!

—Ahí vamos de nuevo. — Dijo Alcor cansada. — Esto no es nada mas que una ilusión del pasado, ¿lo entiendes, cabeza hueca?

—Jimmy es un ser muy pasional, aunque al principio puede parecer todo lo contrario. — Comentó Mizar.

—Si con "pasional" quieres decir "tonto", entonces sí, estás más que en lo cierto.

—Está bien, está bien. Lo entiendo... pero siento tanta impotencia cada vez que veo esto. Sé que hay padres y madres exigentes... pero incluso ellos son capaces de mostrar algo de afecto por sus hijos — salí de aquella sala llena de rabia y tristeza para sentarme sobre el césped del jardín que tenían —, hasta ahora en ninguno de sus recuerdos he escuchado palabras de amor, ni de ánimo, nada, nada proviene de su madre más que reproches, castigos e insultos...

Alcor y Mizar tomaron asiento frente a mí, envolvieron sus rodillas entre sus brazos y tenían la vista perdida sobre el césped al igual que yo.

—Jamás hubiera imaginado que Tommy aprendiera a tocar el piano así... aún así parece amar la música y no se rehúsa tocarlo.

—Es que tanto en el colegio como en la universidad, estuvo en el club de música y recibía muy buenos comentarios... claro que él nunca los tomó enserio. Constantemente menospreciaba todo lo que hacía... hasta ahora parece que sigue cuestionándose si lo está haciendo bien.

—Si toda su vida estuvo lleno de comentarios así — regresé a ver atrás —, de la persona que se supone tenía que darle más esperanzas que nadie en este mundo, no me extraña que tenga constantes conflictos, que tienda a sobrepensar las cosas y que crea que todo lo hace mal. Se ha creído todo el cuento que le ha contado esa bruja.

—Ya veo que no tienes intenciones de llevarte bien con tu suegra. — Rió Alcor.

—Pues no... porque deduzco que sigue siendo igual en la actualidad.

—Venga, avancemos.

—¿Otro más? Esto es un poco doloroso... — Froté mi cabello para despejar un poco mi mente.

—De eso se trata, de que compartas su dolor, de que te hagas una idea de cuál podría ser su deseo.

—Ya... eso me recuerda que tengo una pregunta que no he podido hacer desde que supe todo esto... ¿no se le puede preguntar directamente a él qué es lo que quiere?

—Nosotras no podemos hacer eso. — Explicó brevemente Mizar.

Para que lo entendiera mejor, Alcor también habló: — Nosotras no podemos establecer ningún tipo de contacto con Tommy ni aunque quisiéramos, no lo recuerdo muy bien pero creo que ya te lo dijimos... y esto va más allá que una simple advertencia. Tú por otra parte... está bien si lo haces, no hay nada que te lo impida, pero debes tener en cuenta que nosotras estamos aquí por el deseo que pidió hace ocho años. — Enseguida entendí lo que trataba de decirme de forma indirecta... admito que sería extraño ir de la nada y preguntar algo con tanta precisión, pero podía tener éxito y obtener la respuesta después de todo... — Además Zee lo intentó y no fue respondido con sinceridad. No pudimos llevar a cabo el falso deseo. — O mejor dicho no.

—¡Ayyy! — quejé en voz alta. — Qué regla más absurda, en los cuentos el hada madrina llega, pregunta el deseo y lo concede, ¿por qué ustedes se complican la vida?

Reí en cuanto la escuché pegar un chillido de coraje y desesperación. — ¡Somos estrellas!

—Vaaale. — Miré a otro lado para que no viera que su cara todavía me causaba gracia.

Polaris [Mii2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora