Capítulo 15 - Las extrañas llamadas

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Música para acompañar los capítulos:

John Mayer - "Gravity"

Pablo Alborán - "Por fin"


Capítulo 15 - Las extrañas llamadas


Habían pasado dos semanas desde mi cita con Robert. Que ahora me miraba con una sonrisa extraña cada vez que nos cruzábamos en la cocina de la clínica o en los pasillos. Estaba desbordada de trabajo y no pudimos programar nada más. El que tampoco marcó territorio fue Toby. No dio señales de vida. No lo vi en la clínica con Anna y no llamó ni envió mensajes de texto ni nada. Estaba muy callado y distante. Era mejor, así que podíamos dejar de jugar y seguir con nuestras vidas. Hoy me tocaba hacer el turno de noche y empezaba a sentir el cansancio de una semana completa de consultas sin descanso. Seguro que me vendrían bien unas vacaciones. Tenía que pensar en tomarme unos días de descanso. Pasar tiempo con mis sobrinos y mi familia. Mis padres no nos visitarían hasta el verano, pero yo no iría a Italia. Ya no. Si pudiera evitarlo, lo haría. Estaba dando un sorbo a mi tercera taza de café en la cocina cuando Anna entró para hacer lo mismo. Hablando de café, todavía tenía la máquina rota en casa. Era un desastre a la hora de organizarme para poner las cosas en orden en mi vida personal.

—¡Ostras! Estoy hasta las narices con el perro del señor Robinson —lamentó Anna—, ahora no hace más que venir a la clínica a hacer el tonto. Ahora que el perro tiene pulgas, ahora que ha tosido y se ha atragantado con un hueso, es un dolor de cabeza, para todo tiene una excusa para venir.

—El nombre lo dice todo. En el mejor de los casos es la versión femenina de la señora Robinson. Lo he visto, es guapo. Creo que te ha pillado, te tiene fichada —digo irónicamente en tono de burla.

—¡¿Estás de coña?! —exclamó indignada ante la posibilidad—. Ese tío es un idiota, eso es lo que es, no tiene ni idea de lo que le gusta a una mujer. Ni siquiera sabe lo que le gusta a su perro. Es un obseso del control y lo único que sabe es hacerme perder el tiempo. Menos mal que paga sus consultas, si no lo habría corrido de la clínica hace mucho.

—Cuidado, no vas a correr con él de otra manera. Con su aspecto, parece que tiene una habitación roja en su casa, como el Sr. Grey de Cincuenta Sombras. ¿Qué dices, Anna... stacia? —digo con voz gruesa para imitar al protagonista.

Pero ella agudiza su oscura mirada sobre mí y me da un ataque de risa. Casi escupo el café por toda la mesa.

—Definitivamente no es mi tipo de hombre. En absoluto. Para empezar, esa chaqueta que siempre lleva. Parece que la compró en las rebajas y no puede deshacerse de ella. Quizá su madre se la regaló y él la guardó como un tesoro, siempre la lleva vestida. Me imagino la cantidad de microorganismos que se producen ahí dentro —se quejó con una mueca de asco y se sentó a beber su café.

—¿Microorganismos, dices? ¡Ojo! —susurré con una risita floja en la voz—, no va a tener un macroorganismo en los pantalones que te vuelva loca.

—Vamos, ni que tuviera Godzilla. Hablando de eso, Toby ha dicho que estará en la clínica esta noche con Aquiles para que puedas darle su segunda dosis de la vacuna al perro. Ya que estás de guardia para que lo sepas.

No voy a comentar nada al respecto, pero me pareció un poco extraña la asociación de ideas entre las conversaciones. Un minuto nos referíamos al pene de un cliente y al siguiente hablábamos de otro. Otro cliente, por supuesto. O eso espero. Pero de nuevo, no me importa lo que Toby haga con su pene. Soy veterinaria, pero no voy a tratar al animal que lleva dentro.

Regálame un bichito |ROMANCE JUVENIL| TERMINADA & COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora