Capítulo 22 - Dos pasos adelante, tres para tras

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Músicas para acompañar los capítulos: 

Camilo, Pablo Alborán - El mismo aire

Calum Scott - Biblical


Capítulo 22 - Dos pasos adelante, tres para tras

Llegué a casa agotada y desecada de toda la energía, tras haber pasado la velada contando todas mis miserias a Steven. Lo único que me dijo fue lo que necesitaba oír. Que estaría para mí lo que hiciera falta y que tomase las decisiones que más me hiciesen feliz. Steven tenía la capacidad de ser muy intenso, pero a la vez era la persona más sabia cuando necesitabas un amigo, porque nunca te juzgaba y siempre te dejaba margen para el error. Eso me descansaba un poco, pero no me hacía más feliz. Yo no quería cometer errores, lo que sí quería era estar en paz. Lo había logrado por bastante tiempo, pero ahora mi vida estaba, otra vez, metida en el caos. Tenía que solucionarlo cuanto antes.

El resto del fin de semana pasó sin más. Ni más noticias de Toby, ni nada. Lunes me fui a trabajar, como siempre. Confieso que mi estado de ansiedad estaba desbordado.

—¿Qué tal? —dijo Robert entrando en el pequeño comedor que teníamos en la clínica.

—Bien. ¿Y tú?

—Agobiado. Tengo cirugía esta mañana, a las once. Con el gato de la señora Perkins. Y a sabes cómo es ese felino. Dios me asista si no salgo todo arañado hoy.

Me entró la risa con su comentario. Había momentos en la clínica que el cotidiano se convertía en una batalla campal. Robert era muy bonachón y de repente, me dio pena, no tener interese en él.

—¿Cuándo retomamos nuestra cita? Me gustó mucho la cena.

—Este mes voy un poco liado con el trabajo, pero tendremos mil oportunidades de tomarnos algo. —Excusas era lo que era. Robert se acercó a mí y sin querer, con la mano que me quedaba libre, me apoyé en la encimera. Pienso que quería tener un apoyo para su proximidad.

—¿Estás segura de que no me estás descartando? —tenía una sonrisa en el rostro, pero yo sabía que la bromita que estaba insinuando no era totalmente desechable. Sabía que me estaba cortando a su invitación.

—¡Que no! Me lo he pasado muy bien y quiero repetir, solo que ahora mismo no me da la vida.

—¿Francesca, vas a ir tú a la granja la próxima semana? Nuestro cliente llamó por la yegua esa que está preñada. —Anna entró en la cocina a tiempo de cortar el rollo que nos estábamos metiendo Robert y yo.

—¡Eh! Sí, creo que sí. ¿Te ha dicho algo del animal, está todo bien? —Robert había reculado y ahora se sacaba un café.

—No ha comentado nada, si quieres le llamas y confirmas, es lo mejor. Ahora mismo no te sabría decir nada.

—Si necesitas compañía para ir a la granja me decís —dijo Robert.

Chasqueé la lengua contra el paladar. No podía decirle que no ni que sí. No era su tarea, pero no sabía si podría necesitar asistencia, aunque sabía que el motivo de su ofrecimiento no era ayu-darme con la yegua. No quería darle alas a la idea de que podríamos ir más allá, así que cambié de expresión, sonreí y me quedé a medio camino entre lo que creía y lo que debía.

—Ya te diré algo si surge la necesidad, gracias, Robert.

—De nada, aquí estoy para lo que necesites.

Anna nos miraba con una sonrisa rara en el rostro, pensado que posiblemente habría algo más entre nosotros que solo compañerismo de trabajo. Podría aclararlo, pero mejor era que pensara que había algo entre Robert y yo, que desconfiar que tenía algo con Toby, lo que era totalmente inapropiado.

Regálame un bichito |ROMANCE JUVENIL| TERMINADA & COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora