En un cómodo sofá de color crema estaba sentada, observando como él abría las ventanas para dejar de frente una vista hacia el Big Ben, se veía todo tan espectacular, las luces del palacio de Westminster se reflejaban en las aguas del rio Támesis coloreando ese azul profundo con tonos dorados como si un hilo de oro lo estuviera regando, eso le hacía recordar el por qué escogió esa ciudad para pasar un temporada Un lugar romántico y acogedor, podría haber elegido París, pero algo me dice que en este lugar hay magia, esa que tanto necesito para... El hombre intimidante se acercó y tomó asiento, ella sintió como si él tuviera la mirada fija en ella, él estaba mirando hacia otro lado de la sala.- Y bien, me trajiste aquí solo para ver tu piso.- Pregunta.
-No, te traje para que bebas una deliciosa copa de vino.
-Sí, ¿dónde está?
-Voy a buscar en esa pequeña cava.
-Oye y ¿las copas?
-Ve a buscarlas, la cocina es bastante visible, es imposible que te pierdas.
-Que mal servicio, Sergio.- Se paró del sofá y fue caminando hacia la cocina, el observó como su cuerpo curvilíneo se movía por ese pasillo- Una copa de vino, por supuesto, solo a eso te traje- Se concentró en buscar la botella.
-Mire aquí están las copas- Volvió a tomar asiento como si fuera la dueña del piso. Él sirvió el liquido vino tinto en ambas copas- Aquí tiene- Ella temblorosa, aún sentía frio, la recibió- Sigues temblando, bebe por favor.
-Muchas gracias.- Estaba reinando el silencio, parecía como si estuvieran obligados a estar en ese lugar con las miradas en cualquier parte menos en ellos, ella movía su pie de tal manera que el tacón de sus sandalias golpeaba el sofá, eso desesperaba a Sergio.- Podrías- Miró el zapato.
-Okey, podrías darme más vino... Ya se me acabo.
-Sí, ahí está la botella en esa mesita, puedes servirte todo el que quieras, bonita.
-Insisto, que mal servicio.- Se levantó y sirvió más vino- La vista desde aquí es preciosa, se acercó con su copa al la rejilla del balcón.
-Hace frio por allá, así nunca se te quitará.
-No creo que se me quite, así que qué más da.
Eso es lo que ella cree, otra clara invitación pero de parte de ella, yo si sabría como dejarla temblando pero no precisamente por el frio entonces te acompaño- En dos pasos ya estaba detrás de ella, no la tocaba, solo la observaba beber esa copa y con sus manos en el aire dibujaba el contorno de su cuerpo. Ella repentinamente dio unos pasos hacia atrás, el por instinto la abrazó- ¿Qué ocurre?
-No, Sergio es solo que... Mejor olvídalo no tiene importancia.
-Sí la tiene.
-Nos acabamos de conocer, no veo el por qué de tu interese hacia mis asuntos.
-Ya verás por qué-dejó su copa sobre una mesa, le bajó el abrigo hasta que de nuevo estaba solo con ese vestido color azul marino de corte imperio que llegaba justo a la rodilla- Me congelaré sin el abrigo.
-No te preocupes, ya no es necesario- se hundió en el cuello de ella, ese particular aroma de ella hizo estragos en su mente y su cuerpo reaccionó de inmediato, ella sintió esa reacción como una roca apuntando en su espalda, estuvo a punto de echar un gemido, solo se contuvo- Lo es, no sientes que sigo hela...-La interrumpió besando su cuello de manera impetuosa, sintió llamas de fuego dentro de su pecho, el frio había desaparecido por completo así ella lo negara, los besos inclementes de él sobre su piel la encendían, que extraña atracción estaba asintiendo por ese hasta ahora extraño de voz rasposa y sensual-Terminemos con el frio de una vez por todas- De un jalón la situó de frente, con dos dedos delineo los labios de ella, ella abrió su boca un poco y la punta de su lengua los humedeció, se había animado a seguirle el juego-Ya vas entendiendo- La tomó por cintura hasta pegarla, ella estaba hipnotizada por esos encantadores y misteriosos ojos, sin conciencia sonreía como joven enamorada, en el fondo se preguntaba qué era eso tan propio de ese hombre que le estaba atrayendo tanto-Te atraigo, Raquel. Al punto de que estoy suplicando por dentro que me beses -Tal vez, respondió dejando de sonreír.
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Último juego.
FanfictionBastará ser las fichas de un juego comandado por sus corazones...