Sus miradas se cruzaron, un beso era necesario, sus almas y cuerpos se lo pedían a gritos, cerraron sus ojos y los labios semi carnosos de Raquel se pegaron a los de Sergio, una especie de oleada pasmosa los envolvió, los consumió por completo para que uno a uno se dejaran llevar por las sensaciones faustuosas que comenzaban despertarse, sus bocas encajaban y se entendían a la perfección, se regocijaban, se deleitaban, gozaban tanto de ese beso, se olvidaron de todo, solo les interesaba una cosas y esa cosa era besarse, besarse hasta que ese beso subiera sus efusiones y les diera el botón de encendido para que sacarán a flote sus salvajes pasiones.-Es un sueño- Las palabras que pronuncio Sergio cuando no podían respirar más y era necesario dejar los besos, sus miradas estaban fijas, ella estaba en silencio, no encontraba nada que decir al respecto, estaba obnubilada por lo que estaba ocurriendo, se le olvidó por completo la distancia que debía tener con él, lo peligroso que sería acercarse y rendirse ante sus encantos-No te interrumpas este sueño, te lo suplico- Él dirigió sus besos hacia el largo y seductor cuello de ella, al sentirlos ella gimió y se retorció un poco, él quería observarla más, hace mucho que no la veía, sabía que siempre estaría hermosa, pero esa noche lucía majestuosa con un ceñido vestido de color azul de escote en V que destacaba las curvas de su cuerpo, la miró detenidamente, pasó su mano por su cintura, tórax, pechos hasta llegar al cuello, ella sintió que la estaba seguramente desnudando con la mirada, se limitó a sonreír-Es un hermoso vestido, te ves hermosa, pero te verías más hermosa sin él- lo que dijo hizo que hubiera un cosquilleo sobre su pelvis, lo volvió a besar, mientras lo hacían él iba deslizando el cierre de su vestido, en segundos lo había arrancado por completo-Lo dije, te ves más hermosa sin el- Ella acarició su rostro con sus manos temblorosas, había perdido, lo sabía, había sido débil, y no había nada que hacer, solo restaba entregarse y recibir ese momento de placer que deseaba.
Durante minutos él estuvo en ella, habitándola y ella estuvo latiendo fuerte en él, pareciese que fueran los mismos de siempre, que nada ocurrió, era la radiante y amorosa Raquel y el caballero seductor de Sergio, juntos, ahí estaban sobre el suelo, como les era costumbre ella buscando calor en un abrazo sobre el pecho de él y él recibiéndola satisfecho. -Logras que sea el hombre más feliz del mundo, siempre- Le besó sus cabellos.- Y tú al parecer ejerces un gran control sobre mi, me enloqueces, Sergio.
-No, tú me enloqueces a mí.
-¡DIOS MIO! Ya viste la hora- Con rapidez se levantó del suelo, buscó su vestido.
-¿Importa?- Preguntó algo molesto al ver interrumpida su acaramelada escena- Claro que importa, se te olvida que tengo que salir a cantar y a presentar a tu lado, yo venía a eso, no a terminar teniendo sexo contigo.
-¿Te arrepientes entonces?
-No, pero no estuvo bien, no debimos.
-Si dices que no debimos es porque te arrepientes.
-Sergio, en este momento no tengo tiempo para tus jueguitos de palabras, así que mejor vístete y sal de aquí.
-No me voy, tú y yo saldremos juntos de este camerino besándonos y felices.
-Que payaso, no salgas con tus ridiculeces.
-¿Me vas a negar que no te sientes feliz?- Le rodeó el rostro con ambas manos y le clavo una mirada amorosa- Porque yo soy el más feliz- Esa mirada sincera la hizo flaquear y que sus verdaderos sentimientos se mostraran- Yo también lo estoy, estar contigo me hace bien.
-Te amo.
-Te amo, Sergio- Lo besó- Ahora, te dejaré para que termines de arreglarte, pero nos veremos cuando esto termine.
-¿Dónde?- preguntó interesada- Te esperaré en el lugar del estacionamiento, cuando todos se hayan ido.
-Está bien, llegaré ahí.
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Último juego.
FanfictionBastará ser las fichas de un juego comandado por sus corazones...