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La vie ne vaut d’être vecue sans amour.
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¿Era cierto lo que sus oídos habían acabado de escuchar?, acaso escuchó de voz de Raquel un ¿Siempre? Y un ¿Jamás?, Sergio aparto la mano de la puerta, se giró y caminó hasta la cama donde reposaba la mujer que lo miraba algo suplicante, esa mirada de implora le estaba aplastando el corazón hasta convertirlo en canica, ella no tenia porque mirarlo de esa manera, es él el que tiene que estar mirando con suplica, debería de estar de rodillas, diciéndole Permíteme no dejarte sola jamás, déjame hacerles compañía siempre.

Sergio tragó saliva y le dijo-¿ Raquel, realmente quieres eso?

Ella se pasó las manos por la cara para secar sus lagrimas- Sergio, es que mi vida sin ti no estaría completa, y es cierto, te necesito, tus hijos necesitan de ti, el que viene en camino, así sigas dudando de tu paternidad.

-No, no digas eso, respecto a la paternidad- Es tema le causaba algo de vergüenza, en su interior sabía que Raquel NO era capaz de inventar una mentira de gran magnitud, era casi que imposible que ella le estuviera ocultando una verdad.

-Sergio, el bebé si es tuyo y si tú lo deseas el día en que nazca podemos someterlo a una prueba de ADN.

-¡NO, no sigas!-Le exclamó mientras su rostro se iba enrojeciendo- Estoy seguro que es mi hijo, ¿Podrás perdonarme algún día?- Raquel le miró fijamente, clavo sus ojos casi que aguados, los cerró y asintió con su cabeza- Sí.- Sergio le había sujetado la mano, al escuchar ese si no sintió alivio, soltó su mano y caminó por la habitación.

-No, no, no puedes perdonarme.

-Claro que puedo perdonarme.

-Soy un mal hombre que no quiere perderte, soy un idiota que no te merece pero aun así quiere compartir el resto de su vida contigo, un est...- Le interrumpió- ¡Basta!

-Raquel.- Se dirigió a ella.

-Sergio, yo tampoco me he comportado de la mejor manera contigo, intente vengarme o mejor creo que lleve a cabo una venganza contigo, estaba llena de rencor hacia ti, que no recuerdas que me hice novia de Aitor, también te planté aquella vez en el estacionamiento.

-Nada de eso se compara a lo que te he hecho.

-Sergio, me acosté con Aitor.<>-Notó el silencio que se creo, Sergio quedó silenciado por esa confesión, y si, era cierto, ella se había acostado con Aitor, en su afán desmedido por olvidarse de su esposo, por borrar sus caricias y besos, sin pensarlo pasó una noche teniendo sexo con Aitor, después de haberlo hecho se arrepintió como nunca, hizo una acción tan contraria a sus valores, tuvo sexo sin amor, rompió una de sus reglas.

-Raquel, me acosté con Fabiola.

Y de pronto se encontraban en medio de un campo de confesiones, cada uno enumerando los errores dentro de la relación, era una batalla sobre quién era más avieso o perverso, Sergio ganó esa batalla, el mismo se declaró ganador con decir:- Yo hice llorar tantas veces a esos ojos que me hacen tan feliz y llenan de alivio.

-Es cierto, no pensé llorar tanto.

-Yo tampoco pensé hacerte llorar.- Él no logró contenerse más, se acercó al pálido rostro de ella y la besó.- Te amo, mujer, te amo, de nuevo te lo digo estos días han sido un infierno, no quería que murieras, cuánto daño...- Le volvió a interrumpir- Shhh, no más, no sigas- Le acerco dos de sus dedos a sus labios como si quiera callarlo.

-Sergio, nos hemos hecho tanto daño, comenzamos un absurdo juego.

-Es tan cierto.

-¿Por qué nos hicimos tanto daño? ¿Quién ganó este estúpido juego? Al parecer ninguno de los dos, sin darnos cuenta nos estábamos perdiendo más.

Último juego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora