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-¿Qué olvide nuestro divorcio? Sergio, de qué demonios hablas.

-De que nos olvidemos de eso, que retomemos nuestra relación.

-Y crees que es tan fácil como decirlo, si claro, volvamos a ser los mismos de siempre, como si nada hubiera ocurrido, qué, perdiste la razón acaso.

-Raquel, después de pensarlo durante el viaje que hice a Francia, pensé que lo mejor es continuar nuestra relación... por el bien de nuestros hijos, nada los haría más felices que vernos juntos, a demás el bebé que viene en camino necesita una estabilidad que sola no podrás dársela.

-Por fin crees que el bebé es tuyo?

-Exiges demasiado.

-Solo fue una pregunta.

-No estaré seguro que el bebé sea mío hasta que pueda saberlo por medio de un prueba de ADN, pero por el momento quiero ahorrarte problemas, sé que Aitor no se haría cargo del bebé, si el llegase a ser el verdadero padre, ambos sabemos que él no es un hombre de sentar cabeza, segundo, si decides llevar este proceso sola, se te vendrá el mundo periodístico encima, te comerán viva, serás el escándalo y ese escándalo me alcanzará a mi por supuesto, si sigues afirmando que soy el padre de la criatura, es mejor evitarlo.

-Te importa que arme un escándalo y todos se enteren que niegas tu paternidad, y no involucres a Aitor en esto, que él es hasta mejor hombre que tú. Él si estaba dispuesto a hacerse cargo del bebé.

-Sí está dispuesto a hacerse cargo es porque existe la posibilidad que él sea el verdadero padre.

-Que imbécil eres, maldita sea, en qué idioma te explico ... que el bebé que espero no es de Aitor, es tuyo Sergio, TUYO, lo engendramos juntos, justo antes de viajar a Londres.

-Cómo ocurrió, se supone que tomabas la píldora, atravesábamos de todas maneras por una crisis no es o era el momento para traer otro hijo al mundo.

-No lo sé, estás cosas ocurren yo también sé que no era el momento, vivíamos en la total crisis, no éramos estables.

Sergio de nuevo veía que empalidecía y que perdía el equilibrio, ella se estaba tambaleando mientras encontraba algo de qué sujetase-¿Te sientes bien?- Las manos de él serían su soporte, la agarraban con fuerza para no dejarla caer, como debía ser.

-No, todo me da vueltas.- Cerró sus ojos y se llevó la mano a su frente, sentía que perdía todas sus fuerzas.-Ven te llevo al sofá.-De una sola maniobra la dejó entre sus brazos, ella siempre era tan liviana como una pluma. Caminó hasta el sofá, de manera delicada la depositó ahí.-¿No quieres que llame a algún médico?-Preguntaba preocupado y acomodándole un cojín bajo su cabeza-No, no es necesario, los mareos fuertes ya son parte de mi vida.- En medio de todo se sentía algo apenada, se encontraba en una situación bastante intima con él, estaba muy cerca.-Raquel, ¿es normal?-Pregunto para romper la menuda tensión que comenzaba a generarse.-Sí, no recuerdas que me sucedió igual en mis anteriores embarazos, los primeros meses fueron fatales.- Automáticamente él comenzó a hacer un ejercicio mental recordando aquellos tiempos, su corazón se vio consumido por la ternura de los bellos recuerdos de su inicio en el mundo de la paternidad, como hace unos años estaban tan ilusionados con la llegado de su primer hijo-Lo sabía, pero lo hacías parecer todo tan bien, siempre sonriendo.- a propósito de sonrisas, le regaló una sonrisa.

-Sergio...- Intentó sonreírle también elevó su mano al rostro de él, lo hizo sin conciencia.

-Raquel, será mejor que pienses y aceptes mi propuesta, por más molesto que esté contigo no permitiré que pases por esto sola, debes tener a alguien a tu lado que cuide de ti y del bebé.

Último juego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora