Capítulo 21

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Era imposible que pudiera concentrarme en nada, mil ideas daban vueltas en mi cabeza. María estaba bastante evasiva conmigo y no podía culparla. Estaba todo el tiempo tenso, con una opresión en el pecho, con un miedo que me congelaba la sangre... Esperaba esa noticia, Daniel y María juntos, sabía que eso iba a pasar.

Lucía cada vez estaba peor y por las cosas que me contaba Carla,  siempre fue un tanto dependiente pero nunca se había preocupado por alguien que la rechazara. Ella me dijo que yo debía de importarle mucho para que se tome tantas molestias, que nunca la había visto actuar de esa manera. La verdad es que Lucía era una chica atractiva, inteligente, divertida (aunque últimamente no tanto) y yo mismo había comprobado que habían algunos chicos interesados en ella. Yo no creo que ella me necesite a mí, yo solo creo que ella necesita arreglar algunos conflictos internos y simplemente caí como su chivo expiatorio. Sus cambios de humor eran preocupantes, ella podía llorar toda la noche solo porque no le contestaba el celular. Estaba consciente de que no la estaba ayudando en lo absoluto al dejar que se cree falsas esperanzas, pero no sabía que más hacer. Solo estaba ganando tiempo, aunque aún me faltaba descubrir para qué.

Hoy tenía que estar en el estudio temprano, pero Lucía me invitó a almorzar, «Me pone triste almorzar sola» me dijo y Carla no estaba, así que fui a su casa.

—Pensé que no vendrías —Me dijo mientras traía los platos a la sala. Nunca usábamos el comedor.

—Pero te dije que vendría.

—Ya sé... pero hablé con Daniel y me dijo que todos estaban en el estudió —dijo con tristeza.

Me imagino que ella sabía que «Todos» incluía a María ¿acaso por eso me trajo hasta su casa? Comí lo más rápido que pude, traté de no ser obvio pero no me salió muy bien. De todos modos eso no sirvió de mucho porque la comida de Lucía parecía que no se acababa nunca, pero en algún momento lo hizo.

—Hice pudin de chocolate —dijo aplaudiendo como niña —¿Quieres?

—Claro —respondí con resignación.

Enterré mi rostro en mis manos y solté un suspiro de resignación apenas ella se fue por los postres.

Por supuesto que llegué muy tarde al estudio y María ya no estaba, perdí otra oportunidad de verla, de quizás hablar con ella.

♫ ♫ ♫

Eran las 10 de la mañana y me despertó el timbre. No suelo dormir hasta muy tarde pero la desvelada que tuve junto al clima frío no me ayudó mucho a levantarme temprano.

Me levanté de mala gana y el que estaba al otro lado de la puerta era Daniel.

—Qué cara tienes —dijo mientras entraba.

—¿Por qué vienes sin avisar?

—Ayer llegaste cuando casi habíamos terminado de grabar, ten —dijo poniendo un USB sobre la mesa— ya que nos tomaremos algunos días libres, aquí esta lo que hemos grabado.

—¿Así que me despiertas para traerme trabajo?

Daniel se encogió de hombros y simplemente puso una media sonrisa, seguro que eso derretía a las chicas, obviamente en mí no tenía ningún efecto. Tomé un cojín del sillón y se lo lancé.

—Quiero seguir durmiendo ¿algo más que quieras decirme?

-Sí...

Lo miré esperando una respuesta y le hice un gesto de "¿Y bien?".

—Tengo hambre —dijo dirigiéndose a la cocina.

Lo seguí hasta ahí y comenzó a hacerse un sándwich.

—¿Tienes algo que hacer? —preguntó.

—¿A parte de ver como asaltas mi refrigerador? No.

—Más tarde hay un almuerzo en casa de María, deberías ir, seguro le gustará verte.

—No creo que sepas lo que a ella le gustaría...

Daniel me miró extrañado.

—Ella no me ha invitado, no lo sé.

—Lo planeó Gaby anoche, no es que haya tenido mucho tiempo de avisar.

—Voy a pensarlo —dije saliendo de la cocina —Voy a mi cuarto.

—Ok, yo de todas maneras me quedaré.

Daniel encendió el televisor y yo me fui a mi cuarto. El sueño se esfumó. Vería a María, aunque tal vez ella no quiera verme, tal vez no debería ir. No, tenía que ir ¿Qué podía perder? Salí de mi cuarto para darme una ducha. Daniel estaba bastante entretenido jugando con el play, cuando ya estaba por el pasillo me gritó «¿Vas a ir?», «¡Siii!» le contesté. Me tomé mi tiempo en la ducha, quería relajarme. Cuando salí, Daniel seguía matando Zombies.

Llegamos a casa de María un poco más de la 1PM, ella abrió la puerta con una enorme sonrisa, sonrisa que se borró en cuanto me vio. Otra vez dolió.

—Hola Mary —Saludó Daniel—, invité a José, supongo que eso no te molesta.

—Hola María —La saludé.

—Hola José —dijo con una sonrisa que no llegó a los ojos.

Empecé a sentirme incómodo, pero las cosas se normalizaron en cuanto fue avanzando la tarde. Incluso me sentí mucho más tranquilo cuando Daniel tuvo que irse, había notado algo más de confianza en ellos pero aparte de eso nada anormal, algunas miradas, pero no podía estar seguro de nada.

—Solo por simple curiosidad... tú y Daniel... ya están en algo ¿no?

La pregunta salió y me arrepentí al instante de hacerla, pude notar que a María la tomó por sorpresa.

—Debo entender que eso de «están en algo» es si somos enamorados... —contestó —y no, pero creo que eso podría pasar muy pronto.

—Ah ¿en serio? Qué bueno.

El tono de mi voz fue totalmente plano, no reflejó ningún sentimiento. Pero lo que encerraba cada palabra era decepción.

La noche llegó y en ese momento el ambiente estaba bastante relajado, pero Gino rompió la magia y ya teníamos que despedirnos. Él y Gabriela se adelantaron y María y yo nos quedamos solos.

—La pasé muy bien, espero que se repita —dije.

—Sería perfecto, yo también la pasé muy bien.

Tenía muchas ganas de besarla, en realidad era mucho más, quería llevarla hasta su cuarto y... Era el alcohol, seguro era el alcohol ¿A quién engaño? No era el alcohol.

Finalmente, después de unos torpes movimientos, nos dimos un beso en la mejilla. Llegué a casa y en todo el camino no pude quitarme los labios de María de la cabeza, quería tanto sentir esos labios otra vez ¿Debería haberla besado? No, ella no lo hubiera querido, ella quiere intentar algo con Daniel, ella me lo dijo.

El otro lado de las ilusiones #ilu1.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora