Capítulo 14

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No dormí nada bien. De hecho casi no volví a dormir después de ese mensaje. Estuve llamando a Lucía unas veces más, le mandé algunos Sms’s. Empezaba a darme cuenta de que se trataban sus extraños comentarios de antes, y no quería ser fatalista pero no podía evitar pensar lo peor. Empezaba a amanecer cuando me quedé dormido sin darme cuenta, me desperté de golpe y eran un poco más de las 6:00AM. Una hora más razonable para buscar a Lucía. Me vestí y fuí a su casa, toqué el timbre insistentemente pero no salía nadie, después de unos minutos salió una malhumorada y despeinada chica.

—¿Quién eres? ¿Qué quieres? —pregunto.

—Soy Jose… ehh ¿Esta Lucía?

¿Dije Jose?

—Ella no… ¿José? Creí que estaría contigo, ella no volvió anoche.

—¿Conmigo? Tú eres…

—Carla, su amiga, vivimos juntas. Esto me preocupa, ella me hubiera avisado su cambio de planes.

—Intentaré localizarla, gracias.

—Le diré que te llame cuando regrese.

Asentí con la cabeza y me alejé. Ojalá lo haga. Ojalá me llame. Ojalá regrese.

La llamé otra vez y le dejé un mensaje de voz.

«Hola Lucía, soy José… he estado intentando localizarte. Necesito saber que estás bien, acabo de estar en tu casa y tu amiga tampoco sabe nada de ti. Por favor, llámame».

Unos minutos después mi celular sonó.

—Hola Lucía.

Hola José ¿Dónde estás?

—Exactamente en la esquina de tu casa.

¿Hay un arbolito con flores rosadas muy lindas?

Miró alrededor y lo veo.

—Sí.

¿Puedes ver un parque desde dónde estás?

Un par de cuadras delante de mí veo un parque.

—Sí, lo veo.

Yo estoy ahí —Dijo y colgó.

Caminé hasta llegar al parque, había bancas por todos lados pero Lucía estaba en la más cercana, me acerqué a ella y me senté a su lado. Tenía la misma ropa de ayer y tenía cara de no haber dormido.

—Hola —Le dije.

—Hola —dijo mirando al suelo —. No debiste ir a mi casa, Carla esta muy preocupada, no deja de llamarme.

—Pues deberías contestar.

—No sé qué decirle…

—Es normal que se preocupe si no fuiste a tu casa.

—Sí fui…

La miré extrañado.

—Aunque solo fui por esto —continuó y levantó un frasco con pastillas que tenía en la mano.

Abrí mucho los ojos, pero ella no se dio cuenta.

—¿Para que querías eso? —Pregunté tratando de sonar calmado.

—Ya sabes, a veces se nos ocurren ideas… locas.

—Vamos a tu casa —Le dije.

No protestó y me siguió. La llevé a su casa y la metí en su cama, me quedé con ella hasta que se quedó dormida ¿Qué debía hacer? Es obvio que ella tiene problemas ¿Yo puedo ayudarla? Hable con Carla, le di las pastillas y me dijo que se las habían recetado hace tiempo, pero ese frasco estaba nuevo. Me prometió tenerla vigilada.

Volví a mi casa, no era ni mediodía y ya sentía que había sido un día muy largo. Encendí la laptop, puse algo de música y me recosté para tratar de pensar en lo que debía hacer… estaba quedándome dormido cuando el sonido del MSN me despertó.

Era María. Empezó su conversación con algo de ironía y luego con todo un interrogatorio sobre Lucía. Nos había visto y estaba celosa, o eso parecía. Quise que me lo diga, aunque no sé de qué me serviría saberlo en estos momentos… tengo cosas que solucionar con Lucía antes. Pero saber si María sentía algo por mí hubiera sido un bálsamo divino, no importa el momento, saberlo sería perfecto… pero no quiso decirme nada, es más me dejó colgado en la conversación.

El otro lado de las ilusiones #ilu1.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora