⚡️ Al infierno ⚡️

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Me despierto con la luz del sol entrando por las ventanas y que se proyectan en las baldosas blancas del suelo creando una atmósfera dorada en el espacio. Al levantar la mirada, veo a Gavin sentado en el mueble ensimismado mirando la pantalla de su laptop, a tal punto de que ignora que he despertado.

Gavin sigue en mi laptop buscando información sobre las carreras de El Torneo de las Sombras. Los círculos oscuros debajo de sus ojos me indican que se desveló toda la noche y lo único que se ha llevado al estómago es una taza de café que él mismo se preparó. Gavin tiene esa virtud (o defecto) de obsesionarse con algo hasta que lo resuelva o aprenda, pues eso le permitió aprender por su cuenta todo lo que sabe sobre informática incluso ir más allá de lo básico y entrar en el mundo de la Deep web para llevar sus conocimientos a otro nivel. Las veces que me lo contaba se le escuchaba la voz llena de adrenalina y un brillo travieso en los ojos. Yo sabía que estaba mal porque si el gobierno lo descubría podría tener serios problemas ya que está prohibido siquiera intentar entrar a la Deep web, pero quien era yo para decirle que esas cosas eran peligrosas cuando yo literalmente "volaba" con una moto que pesaba casi 200 libras cuando hacía acrobacias en los campeonatos de motocross. En ambos casos rozábamos la muerte. Mismo destino, diferente situación.

No sé en qué momento me quedé dormida y tampoco recuerdo haber soñado con Colin. Eso me pone aún más triste. Miro mi celular, tengo una llamada perdida del director del FBI.

Nos descubrieron.

Doy un brinco del mueble hasta dónde está mi amigo.

—¡Creo que nos descubrieron!

Mi grito rompe con su concentración y me mira levantando las cejas. Le muestro mi celular.

—¿Será? No lo creo. Hice todo bien para que no nos siguieran el rastro. ¿Por qué no le devuelves la llamada?

El gesto de sorpresa en su cara fue porque vio que me había despertado y no por lo que le acabo de decir.

—¿Y si está mandando patrullas?

Mi amigo se rasca la cabeza.

Trato de guardar la calma y despertar mi cerebro por completo. Pienso un poco. Veo las escaleras contra incendios y marco una ruta imaginaria de nuestro escape si vienen por nosotros. ¡Qué tontería! Es el FBI el que viene por nosotros, no podemos escapar de ellos.

Suelto un suspiro y asiento.

Le devuelvo la llamada. Después de dos timbradas, contesta al otro lado de la línea.

—Señorita Tarah, la llamaba para saber si ha presentado algún síntoma fuera de lo normal —me pregunta el director.

—Director, estoy bien.

Se hace un silencio que me pone nerviosa.

—¿Segura? —insiste—. Lo que pasa es que ayer usted estaba muy mal por su pérdida y tal vez olvidó mis recomendaciones. Como sabrá, es mi responsabilidad la seguridad nacional.

La seguridad nacional. Me parecía extraño que pregunte por mi salud, si ni siquiera cuidó a mi hermano a quien conocía de años.

—No se preocupe. Está todo bien.

—Perfecto. Solo era eso. Los médicos que la revisaron no encontraron nada raro en su sistema inmunológico, pero igual recuerde que está en cuarentena una semana, tal como se le indicó. Aprovecho para decirle que las cenizas de su hermano están listas para que pueda recogerlos una vez cumpla con su cuarentena. También otras pertenencias que ha dejado. Cuídese y nos vemos en unos días.

Luego cuelga.

Gavin y yo intercambiamos una mirada dubitativa.

—Solo quería saber cómo estaba. Recuerda que estoy en cuarentena.

—Bueno, si tienes algo malo, ahora yo también lo tengo.

—No tengo nada malo, tranquilo. ¿Encontraste algo? —le pregunto.

—Sí —contesta, mientras se acomoda en la silla—. En la web no encontré nada, pero ingresé en la Deep Web. Hay fuentes que mencionan que El Torneo de las Sombras son carreras ilegales en las que se usa como combustible algo llamado Quantium-X.

—¿El Quantium-X? ¿Por qué tengo la sensación de que he escuchado eso antes?

Gavin me mira y entrecierra sus ojos.

—Creo que yo también —vuelve la mirada hacia la pantalla—. Bueno, según lo que encontré es la forma más avanzada y poderosa de energía cuántica que lleva el potencial de algo a un nivel desconocido y casi ilimitado.

—¿Algo así como una versión élite de la energía cuántica?

—Así es. Es un combustible de más alto rendimiento, utilizado solo en las máquinas más veloces, poderosas y tecnológicamente avanzadas, con un potencial de energía tan impresionante que podría cambiar las reglas de la física y la velocidad misma— hace una pausa—. Pero eso no es todo. Te preguntarás ¿y qué tiene que ver eso con Colin? Bueno, según lo que intuiste y escuchamos en el audio sobre El Torneo de Las Sombras, al parecer es una competencia similar a la de motocross, pero sin motos porque son máquinas básicas que no son compatibles con el Quantium-X.

Lo miro con confusión y él me devuelve una mirada de preocupación con una mezcla de sorpresa.

—¿Entonces?

—Utilizan otros vehículos similares que son compatibles con el Quantium-X, pero con otras características y funciones, más poderosos, más veloces, con tecnología de punta y revolucionaria —me mira—. Vehículos que no se han desarrollado hasta ahora en La República de Las Américas.

Levanto la mirada hacia el vacío. Recuerdo lo que dijo Colin en el audio.

—Umbra City —susurro a la nada, luego miro a Gavin—. Ahí es donde crearon esos vehículos y donde se hacen esas carreras. ¿Encontraste algo sobre eso?

Mi amigo mueve su cabeza en señal de negación al mismo tiempo que hace una mueca con la boca.

—En toda la Deep web solo se menciona Umbra City una sola vez y es porque un usuario anónimo promete llevarte a ese lugar por una paga. Nadie sabe nada, nadie menciona nada, a excepto de él.

Me levanto y camino hasta la ventana. El sol me da a la cara. ¿Qué hago? Si esto es muy peligroso también pondré en riesgo mi vida, pero Colin... Colin. Aún me parece que estoy en una pesadilla interminable que me duele con cada segundo que pasa. Colin no murió, a él lo mataron. Debo saber quién fue y por qué lo asesinaron. Un sentimiento dentro de mí me dice que mi hermano se dejó llevar por su bondad y fue más allá de su trabajo y pensó en la seguridad de los demás. Si el Quantium-X es tan potente, algún riesgo debe tener.

Escucho los pasos de Gavin acercándose. Me toca el hombro con suavidad.

—Tarah —susurra—. Si no hay ninguna información sobre ese lugar, tal vez es una señal.

—Ya me quitaron lo que más quería —digo con la voz rota—. Solo quiero capturar al culpable y llevarlo con las autoridades para que pague por lo que le hizo a mi hermano. Eso es lo mínimo que puedo hacer para que Colin pueda descansar en paz.

Gavin suspira porque sabe que no podrá hacerme cambiar de opinión.

—Sabes que yo estoy contigo, pero primero prométeme que pase lo que pase no debemos ir más allá. Te ayudaré a encontrar al culpable.

Me doy la vuelta y lo miro. Le doy una sonrisa de agradecimiento.

—¿Cuánto dinero quiere el usuario desconocido para llevarnos a Umbra City y hacerme entrar a esas carreras?

—¿Cuánto dinero quiere el usuario desconocido para llevarnos a Umbra City y hacerme entrar a esas carreras?

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