Renacer ✔️

⚡️ La competencia final ⚡️

Estamos en el coliseo, mientras nos trasladan en la plataforma para que ocupemos nuestros puestos para la carrera.

Desde que ingresé, he tratado de esquivar a Malcom, aunque cada vez que lo veía, imaginaba que agarraba una cuchilla y le abría la carne del cuello. Tengo que calmar las ganas que tengo de agarrarlo a puñetes ahora mismo, porque todo lo que he investigado se vendría abajo y me matarían, aunque más de una vez he tenido que retroceder.

Llegamos hasta el punto de partida. Las motocicletas bajan con cuidado. Somos diez participantes: cinco hombres y cinco mujeres, todos con hambre de gloria. Los vítores de la audiencia llena todo el coliseo, las banderas rojas y amarillas predominan en las tribunas. Ovax tuvo razón, para ellos soy una figura de admirar.

Puedo sentir la mirada de Malcom, trato de ignorarla.

—Llegó tu momento —alguien me habla al lado.

Veo con el rabillo del ojo y reconozco al instante su cara. Es Jessa, una de las integrantes del clan de Ovax.

—¿Cuánto tiempo llevas a mi lado?

—Desde que nos trasladaron en la plataforma —hace un gesto de aburrimiento—. No puedo creer que seas tú quien moverá las masas. Eres distraída.

Estuve tan concentrada en evitar encuentros con Malcom que olvidé que Jessa sería quien me limpiará el camino a la meta.

—Cierra el pico y haz tu parte —escupo.

Ella se mofa y yo le doy una sonrisa falsa.

Montamos en nuestras motos y las encendemos. Las líneas amarillo neón me recorren el cuerpo y el casco. Miro el circuito y recuerdo cuál es el camino óptimo para elegirlo. Lo busco hasta que al fin lo encuentro. Inclino sutilmente la llanta delantera hacia esa dirección.

—¡Bienvenidos al circuito final de Motocross Neón! ¡Que corran las apuestas! ¡El circuito para esta carrera es El Nido de las Aves de Acero! —se esculla en los altavoces. El público grita extasiado. Levanto la cara y miro en el techo del coliseo. No hay drones por ningún lado. ¿Será que los quitaron? Enciendo el visor de mi casco y suelto una expresión de susto. Son decenas y decenas de drones invisibles que sobrevuelan encima del circuito—. Competidores listos en tres... dos... uno... ¡A jugar!

Presiono el acelerador y salgo junto a los demás. Las luces neón hacen un arcoíris en la pista, mientras trato de llevar la delantera. En ese instante, una lluvia de proyectiles derriba a algunos competidores. Me agacho un poco más a mi moto y voy zigzagueando para evitar que me impacten. Voy perdiendo velocidad, mientras otros me pasan, sin embargo, caen al suelo en un grito desgarrador cuando son aniquilados por los drones. Una de las motocicletas resbala por la pista como un obstáculo delante de mí. Lo esquivo con dificultad porque estaba demasiado cerca, así que mi moto se inclina hacia un lado y voy a caer, pero en ese momento, la moto de Jessa choca con la mía y detiene mi caída. Lo hace ver tan natural, como un choque fortuito que nadie nota la verdadera intención.

Recupero el control, al mismo tiempo que noto que Malcom y dos competidores más me pasan y eligen el mismo camino que yo. Jessa me sigue los pasos. Los drones siguen disparando, pero los competidores que van adelante son hábiles y esquivan los proyectiles. Llegamos al túnel, la oscuridad lo llena todo, las luces neón se confunden en un choque de metal. Parece que Malcom y el competidor verde neón luchan por la delantera, hasta que la motocicleta verde cae al suelo dando saltos. Jessa y yo nos abrimos paso y nos colocamos a cada lado, al momento que la moto pasa muy de cerca sacando chispas. Seguimos el camino hasta que salimos del túnel.

Los drones esta vez son más agresivos. Aparecen a la vista de todos y se estrellan en la pista con la intención de que, al contacto con el competidor, ambos exploten.