⚡️ La otra fuerza ⚡️

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Lejos de la ciudad de Los Sótanos, bajamos con nuestras motos una pendiente discreta oculta entre escombros de acero empolvado, chatarra de autos y motos, montañas de basura. El olor es insoportable, nauseabundo, sin embargo, a Elthon no parece importarle. Supongo que después de vivir varios años en las alcantarillas, se ha acostumbrado.

Luego, descendemos por unos ascensores más grandes que los que me trajeron a Los Sótanos. Después de varios minutos, nos reciben un puñado de hombres uniformados con trajes oscuros similares a los de Las Fuerzas Armadas, con armas en los muslos, hombros y espalda. Elthon baja de su moto y me indica que haga lo mismo. Sus compañeros, toman nuestras motos y las suben a unas camionetas. Elthon toma el volante de un jeep y subo a su lado. Vamos con rumbo desconocido. Las infraestructuras están hechas de concreto sin pintar, a comparación de Los Sótanos que son estructuras metálicas. Las calles lucen vacías, no hay personas alrededor, solo algunos uniformados como los que nos recibieron. Más allá hay un edificio en forma de cilindro, tan alto que parece que fuera a tocar el techo de este lugar.

De un momento a otro, todo queda en oscuridad. Elthon enciende las luces delanteras del vehículo.

Miro a todos lados asustada.

—Como imaginarás, la energía aquí es escasa. No tenemos cómo generarla, es por eso que la robamos de Los Sótanos.

—¿Y por qué se corta de repente? —pregunto, mientras miro hacia atrás. Los demás vehículos también tienen las luces encendidas.

—Porque la gente de Los Sótanos se la roba a los de Arriba, y nosotros a ellos. Mientras más energía usen ellos, menos nos queda para nosotros. Lo mismo pasa con el agua. Como verás, somos la última rueda del coche. —Lo miro sorprendida—. Esa es otra de las razones por las que luchamos por lo que era nuestro.

Seguimos el camino hasta que llegamos al edificio. Puertas de madera, paredes de hormigón, escasas ventanas. Todo tiene una capa de polvo que me genera alergia, las sombras que hacen las paredes parecen como si me fueran a aplastar. Siento como si me faltara la respiración. Pienso en Gavin. ¿Cómo se hubiese sentido si hubiera venido con nosotros si él sufre de claustrofobia?

Sufría.

Trato de calmarme, respiro profundo.

—Lo mismo pasa con el oxígeno —me explica Elthon.

—Ya veo —digo.

Vamos pisos más arriba, la energía vuelve de repente. El lugar es gris con mobiliario blanco, paredes altas. Entramos a una oficina que tiene una mesa circular en el centro, sillas alrededor, un bidón con agua. Al lado de dicho bidón, hay un panel pequeño. Uno de los soldados que nos escoltan, pasa su identificación y el caño se abre. Sirve un vaso pequeño con agua para mí.

Elthon se sienta, a su lado está un hombre mayor de ojos verdes, alto y calvo. Al otro lado, una mujer joven, de mirada felina y esbelta. Su cara se me hace conocida, como si la hubiese visto en algún otro lugar.

—Ella es Tarah —comenta Elthon, mientras me indica que tome asiento frente a ellos. 

El hombre mayor me mira con curiosidad, luego mira a Elthon y asiente.

—Soy Ovax. He visto los vídeos sobre tu performance en el campeonato y debo decir que es muy buena. Superior al promedio —comenta.

—Gracias.

El hombre pasa una de sus piernas sobre la otra y apoya su bastón en el reposabrazos.

—Hay muchas probabilidades de que ganes, si es que Malcom no te vence.

Cuando lo menciona, recuerdo el beso que me dio, la electricidad de su piel con la mía, el sabor dulce del deseo. Sin embargo, no puedo dejarme llevar por esos pensamientos. Debo enfocarme en descubrir al asesino de mi hermano, vengar lo que pasó con Gavin.

Elthon toma la palabra.

—Lo que necesitamos, es que, al menos, quedes entre los tres mejores para que puedas formar parte de la élite de asesinos de El Diablo. Así es como se hace llamar el mafioso más poderoso de Los Sótanos.

Él es el padre de Malcom.

Ovax asiente.

—Sé que estás buscando al asesino de tu hermano y, desde ahora, tenlo claro: él fue quién ordenó que lo asesinaran. Eso no es un misterio. Lo que debemos descubrir, es cuál de todos sus mafiosos apretó el gatillo. —Hace una pausa—. Así que tenemos un plan para que cumplamos nuestros objetivos al mismo tiempo.

—Lo escucho —contesto.

—El plan es sencillo. Tú tienes que llegar entre los tres primeros puestos en el campeonato, una vez dentro, serás nuestros ojos y oídos. Sin embargo, no estarás sola. En las carreras pasadas ya hemos infiltrado a dos hombres de nuestro equipo. Junto a ellos, trabajarás. Una vez te hayas ganado la confianza de El Diablo, debes recolectar toda la información y secretos que iremos sacando para que su pueblo sepa todo de él, para que se cuestione si realmente es digno de ser quien lleve las riendas de Los Sótanos. Entonces, daremos el golpe. No hay nada más efectivo, que destruir algo desde adentro.

Él tiene razón. Pienso un poco.

—Si ya tienen hombres adentro, ¿por qué no han atacado?

El hombre mayor mira a Elthon. Él toma la palabra.

—Cómo te dije hace días, las personas, en cualquier parte, son reacias al cambio. Fácil es para nosotros matar a El Diablo, pero perderíamos la guerra si no tenemos a un pueblo que nos apoye o que al menos se cuestione si es necesario el cambio de poder debido a errores de quien gobierna actualmente. Para eso, necesitamos esos secretos y errores para que tengan una buena razón de no levantarse, así como una figura que admirar que apoye ese cambio —me señala con ambas manos—. Ahí entras tú.

Una figura que admirar. Aún me parece mentira que aquí pueda generar un caos, cuando arriba no era más que una estudiante. Sin embargo, algo es real: cuando tu talento está en el lugar correcto, te vuelves especial y peligrosa.

Pero, hay personas más talentosas que yo.

—¿Y si no logro llegar entre los tres mejores?

—Ya hemos pensado en esa posibilidad —explica Ovax—. Sabemos de tu potencial, sin embargo, la vida es caprichosa y puede ocurrir cualquier contratiempo. Nosotros tenemos otro infiltrado en la carrera, cuya misión es ayudarte a llegar entre los tres mejores.

Frunzo el ceño. Quiero hacer otra pregunta, pero en ese instante, la mujer de mirada felina da unos pasos hacia adelante. Me mira.

Ovax vuelve hablar.

—Te presento a Jessa. Ella será quién te ayudará a entrar entre los mejores.

 Ella será quién te ayudará a entrar entre los mejores

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