Capítulo 12

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Con las dulces palabras de Kyuhyun resonando en sus oídos, descendió las escaleras para enfrentarse a Eric. Su corazón latía pesaroso en su pecho. Esto tenía el potencial de ir mal tan fácilmente. De hecho, tenía más papeletas de ir mal que de ir bien.

Pero tenía esperanza. Kyuhyun se la había dado, y ahora que la sentía, se negaba a rendirse sin pelear, incluso si eso significaba que tenía que enfrentarse al monstruo de sus pesadillas.

Inspiró profundamente para apaciguar el pánico cuando alcanzó el piso principal. Cuadró sus hombros y miró a otro lado, sus ojos primero fueron hacia Henry, quién estaba sentado en el suelo poniendo presión en la herida de su pierna.

—¿Estás bien?

Henry le disparó a Eric una mirada.

—Viviré.

Despues miró a Jaehyun y a Hanna, recibiendo una inclinación de cabeza de ambos, antes de finalmente mirar al hombre con el que se había casado.

—Eric.

Eric Mun parecía sacado de una foto en su traje gris de Armani. Su pelo castaño tenía un corte más corto por los lados y más abundante en la cima.

Parecía un ángel, pero sabía que realmente era un demonio.

—Sungmin. —Había ochenta y seis kilos de hombre frustrado mirándolo fijamente—. Me has decepcionado enormemente.

Sungmin inspiró vacilante. Así era normalmente como Eric perdía la razón y empezaba a propinar golpes con los puños, por lo que no estaba asombrado de que uno se estampara a un lado de su cara. Refunfuño mientras caía hacia atrás del impacto, su cabeza daba vueltas. La sangre goteaba de su labio partido.

Escuchó un bramido detrás de él justo antes de sentir el frío acero presionando su sien.

—No dé otro paso, Sr. Cho. —avisó Eric.

—Lo tocas de nuevo y eres hombre muerto. —espetó Kyuhyun.

Sungmin sonrió ante la ferocidad que podía percibir en la voz de Kyuhyun. Nadie nunca había salido en su defensa antes con tal vehemencia.

Jadeó cuando un puñado de su pelo fue agarrado y su cabeza echada hacia atrás. Podía ver a Eric moviendo la pistola de un lado a otro, apuntándole en un momento y luego alzarla en el aire al siguiente.

El hombre estaba lívido. A Eric nunca le había gustado que otras personas le dijesen lo que era qué, especialmente si no estaban de acuerdo con las cosas que él quería.

—No tienes nada que decir al respecto. —argumentó Eric—. Sungmin me pertenece. Puedo hacer lo que me dé la gana con él.

—Sungmin es dueño de sí mismo. —contestó Kyuhyun.

—Es mi marido.

—Ambos sabemos que no es cierto. —dijo Kyuhyun—. No sé cómo conseguiste que algún juez estuviera de acuerdo en casarlos, pero tú... Oh, ya veo. No era un juez.

Sungmin miró del uno al otro.

—¿Qué era? —Preguntó Kyuhyun—. ¿Algún actor que contrataste para hacer el papel?

—Muy bien, Sr. Cho. —replicó Eric—. Eres más listo del crédito que le había dado.

¿En serio?

Oyó una risita a su izquierda cuando puso los ojos en blanco. Probablemente no debería de haber hecho eso, pero estaba malditamente cansado de estar asustado todo el tiempo. Así había sido por tanto tiempo, que apenas podía recordar el tiempo en el que no estaba asustado.

CHO KYUHYUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora