15: Señor Min

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Olivia después de cambiarse decidió ir a la cocina por algo para comer, y de paso organizar las compras con Namjoon. Al entrar a la cocina su vista se topó con la espalda desnuda de Jungkook, quien buscaba algo en los gabinetes de la cocina. Ella desvió la mirada hacia el suelo mientras se encaminaba hacia la nevera para tomar agua. Jungkook se percató de su presencia al escuchar el sonido de la nevera ser abierta.

— ¿Cuándo volviste? — preguntó haciéndose el desentendido.

— Hace treinta minutos.

— Aaaah ok. — la miró atentamente haciendo que se sienta más nerviosa. — ¿Te pasa algo? — pregunto fingiendo preocupación.

— No, estoy bien.

— ¿Estás segura?

— Ujum. — dijo aun mirando al suelo. — ¿Sabe dónde está Nam Hyung?

— Creo que sigue en la habitación de Yoongi-hyung.

— Son muy buenos amigos.

— Sí, se llevan muy bien.

— ¿Me podría hacer un favor? — dijo, al fin, mirándolo a los ojos.

— ¿Cuál?

— ¿Le dice a Nam Hyung que venga? No me llevo bien con el Señor Min.

— Ok. — dijo con una sonrisa.

— Gracias. — le devolvió la sonrisa.

Luego Jungkook salió de la cocina. Los ojos de esa chica lo hechizaban, para volverlo un completo estúpido y se sorprendía constantemente por ello. 

Olivia suspiró de alivio cuando Jungkook, por fin, abandonó la cocina. La verdad es que piensa que es un delito que semejante cuerpazo se exhiba como si nada en su presencia. No es que no haya visto hombres con el torso desnudo, obvio que sí. Pero estos no eran nada ejercitados. Nunca de los nunca se había topado con tal obra de arte. 

Se hizo un sándwich con un jugo de naranja, después de unos minutos sintió como unas manos tapaban sus ojos.  

—¡Nam Hyung! — dijo retirando las manos contrarias al mismo tiempo que se volteaba. 

— Vine a ayudarte. — dijo con una sonrisa

— Pues, manos a la obra. — dijo devolviéndole la sonrisa. 

Se pusieron a organizar las compras entre risas y más risas de anécdotas de cuando eran pequeños. Cuando terminaron decidieron ir a la azotea para ver las estrellas mientras bebían chocolate caliente.

— ¿Extrañas a tu familia ? — dijo y dio un sorbo de su chocolate.

— Uff, muchísimo. Si pudiera... hace tiempo estaría con ellos.

— ¿A quien extrañas mas?

— A todos, pero... sinceramente extraño mas a Diana. Extraño esas conversaciones largas de cosas sin sentido que teníamos en las noches. Cuando cantábamos canciones que pasaban por la radio a todo pulmón. Si me gustaba un chico yo le contaba y ella me aconsejaba, al final no le hacía caso. Ella es mi hermana pero a la vez también es mi mejor amiga.  — dijo con una sonrisa nostálgica.

— Wow, debes de quererle mucho.

— Muchísimo.

— Espero que puedas volver a verla.

— Ujum. — suspiró — dejemos de hablar de cosas tristes. Tengo curiosidad sobre algo.

— Dime.

— ¿Por que ustedes 7 viven juntos?

— Bueno... eso es porque nuestro trabajo nos lo exige.

— ¿En qué trabajan?

Perdida en SeúlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora