Capitulo 2: Eres. Una. Chica

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-Hola, soy Samantha, pero puedes llamarme Sam

Yo seguí quedándome pasmado y como consecuencia solté las tres palabras más estúpidas que alguien puede pronunciar

-Eres. Una. Chica

Ella alzó las cejas y abrió los ojos a modo de sorpresa. Y era normal. Es que era totalmente gilipollas

Ella dudó unos segundos en contestar, seguro que asimilando la barbaridad que de mi boca salió, conteniéndose la risa, pero después contestó

-Pues sí. Lo soy desde que nací. Es algo genético -dijo mordiéndose el interior de las mejillas para no reírse

"Reírse de ti, idiota"

Sí, era muy idiota al decir aquello. ¿Cómo no iba a ser una chica? Sus largas y estilizadas piernas, su voz dulce y sus medianos pechos mostraban claramente a una preciosa chica. No podía creer que dijese eso

Ella me soltó su dulce mano para correr a los brazos de su abuelo de forma entusiasta. Se notaba que se querían mucho, aunque Thomas estaba un poco distinto. Al verla, no mostró la misma cara de emoción que ella cuando le vió. Y lo mismo pasaba con Madeline, que estaba detrás mordiéndose las uñas con cara de preocupación. ¿Qué les ocurría?

-Bueno, el vuelo se ha cancelado y he pensado en pasar las vacaciones aquí en vez de en Boston. Pero si queréis, me voy...

¿Cómo se iba a ir de su propia casa? No tenía sentido. El único que no debería de estar aquí sería yo. Yo era el intruso

-¡No, no, para nada! Ésta es tu casa. No digas eso -su abuelo pensaba lo mismo que yo

-Bueno, cariño, estábamos a punto de cenar -Madeline cambió de actitud a una más amable

-Oh, genial. Me muero de hambre. Pero primero voy a cambiarme, ¿vale? Serán dos minutos

No sé por qué lo hacía. Estaba muy guapa con ese vestido tan corto azul, las sandalias planas y todas sus joyas

"Deja de estar embobado y ayúdala con las maletas"

Cuando salí de ese pequeño trance, me di cuenta de que Sam intentaba subir las maletas por las escaleras. Ésta era la mía para poder arreglar mi anterior situación y no pensase que era idiota

-Déjame que te ayude, por favor -y me dirigí a coger su maleta de ruedas, la que parecía pesar más

-No hace falta, Colin. Puedo con ellas. No pesan mucho, la verdad. Pero gracias -sabía que mentía, pero supongo que ya le había dado una mala impresión. Aún así fue amable y me regaló una enorme sonrisa

Cuando Sam y Sophí subieron las escaleras, Madeline y Thomas se fueron corriendo a la cocina sorprendidos y escandalizados. No se esperaban a Sam aquí

-Sam es una chica -les dije pensando ya en cómo disculparme con ella, a pesar de la vergüenza- Pensé que era un hombre

-No, es una chica. El de las fotos es su padre. Pero Sam ha sacado su mismo caracter- Madeline resopló, llevándose la mano a la frente- Dios, pero, ¿cómo ha podido volver? Esto no va a salir bien, Thomas. Como se entere Sam...

-Tranquila. Simplemente pasaremos del tema y ya está

-Pero si no se lo decimos... lo verá por ella misma, Thomas. Y montará en cólera

-Bueno, tal vez, lo entienda. Si le explicamos sinceramente lo que ha ocurrido con Colin...

-¿Qué ha ocurrido conmigo? -ya me metí en la conversación de nuevo. Quería saber todo lo que decían sobre mí

SIN IDENTIDAD: La otra caraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora