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Mi mejor amiga Lindsay desapareció.

Después de varias semanas, las autoridades cancelaron la búsqueda y un ataúd vacío fue enterrado en su nombre.

En el funeral, el hermano de Lindsay se acercó a mi y conversamos un buen rato.

Después de eso nos hicimos amigos, supongo que el dolor por la pérdida de su hermana fue lo que lo acercó a mi.

Ayer me invitó al lago para pescar y ya saben, pasar un buen rato. Y yo ingenuamente accedí.

¡No debí aceptar su invitación!

Debí ser más lista, debí sospechar cuando me dijo que las piedras eran para improvisar un ancla en caso de ser necesario.

Debí ser mucho más rápida cuando, estando en el bote en medio del lago, se abalanzó sobre mi.

Debí ser mucho más fuerte cuando me ató de manos y pies y me tiró por la borda.

Estando en el agua a punto de morir, atada al igual que yo, noté a alguien familiar.

Al fondo del lago... estaba Lindsay.

Su cuerpo estaba descompuesto y su cara hinchada por todo el tiempo que llevaba en el agua.

La miré, mientras poco a poco el oxigeno que me quedaba en los pulmones se agotaba...

Una pregunta quemaba mi mente moribunda, y con mis últimos segundos de vida solo pude cuestionarme:

¿Como lo supo?

¿Como supo que aquí fue donde arrojé el cuerpo de su hermana?

Cuentos para monstruos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora