14

7.7K 788 31
                                        

Erick me está apuntando con un arma. Dice que me ama, pero en este momento no sé si creerle.

Me acerco a él, lenta y cautelosa. Noto que hace un gesto para afinar su puntería, ¿acaso sabrá que una noche estuve a punto de serle infiel, pero que me detuve en el último momento?

No lo sé, y creo que ya no puedo preguntarle. Mientras me acerco, veo duda y sudor en su rostro.

Me amenaza, y al ver que no hago caso, me dispara.
La bala atraviesa mi pecho, y entonces él, sin dejar de llorar, me dispara cuatro veces más.

No sé si Erick me siga amando, o si sepa sobre mi cuestionable fidelidad.

Sólo sé que tengo mucha hambre y que él ya se ha quedado sin balas.

Así que sigo avanzando.

Cuentos para monstruos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora