U n o

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-¡Carlota, ven ya! – digo sentándome en el asiento de atrás del coche

-Ya va, ya va – viene corriendo desde las escaleras hasta el portal, abre la puerta y después de salir se cierra con un portazo.

-¡Al fin!- digo por la ventanilla del taxi

-Joder que impaciente… - dice mientras abre la puerta del vehículo y se sienta-se me olvidaban las llaves de la casa

- ¿Y para que las quieres? – le espeté.

-Es un recuerdo de aquí, solo es eso. Me gusta recordar donde vivíamos, ya que allí estaremos en ese hotel.

-Pero después buscaremos un piso en alquiler, no te preocupes – le digo tocándole el hombro

-Lo sé… Que sueño que tengo – se queja bostezando

-No tendrías que haber ido a esa fiesta… - digo desviando la cara a la ventanilla viendo la autopista

-Fui solo para despedirme de mis amigos, te lo dije – asentí, aunque creo que no me vio.

Era un día muy complicado, nos mudamos a otro país y fuera de España. ¿Los motivos? No lo sé.  Aunque un poco influye en los estudios. Carlota tiene que ir a una academia de música; tiene que seguir sus estudios de piano. ¿Y qué mejor que ir a Londres a llevarlo a cabo?

Yo no me quería ir de Mallorca pero mi madre me obliga, porque no quiere dejarme sola en un piso, fíjate tú, mi madre no confía en mí. Nunca le he dado motivos para desconfiar. Me llevo muy bien con ella desde que no vivo en su casa. Cuando estaba allí, cada día había una pelea entre ella y yo porque no hacía nada. En esa parte tenía razón, pero estaba estudiando para selectividad ¿qué quería que hiciera? ¿No estudiar y limpiar la casa? Cuando ya tuve la edad suficiente para vivir sola me fui a alquilar un piso con mi prima Carlota. En esos tiempos no la veía mucho pero después de vivir con ella la conocí mejor y parece una mejor amiga en vez de ser parte de mi familia. Nos lo contamos todo, aunque yo lo justo.

-¡Ya hemos llegado! – canturrea Carlota, mientras ella paga al taxista yo cojo las dos maletas que llevamos. – ¡Adiós taxista! –se despide con la mano. Ella es así, muy social con la gente aunque no la conozca, no tiene miedo a nada aunque a las alturas, sí. Otra de sus cualidades es que es muy graciosa con sus manías y en general en todo lo que hace, es muy simpática y agradable, aunque cuando se cabrea, menuda es ella….- Que ilusión – anuncia cogiendo su maleta. Recorremos todo el aeropuerto después de pasar el control y dirigiéndonos a la terminal C – ¿No estás nerviosa?

-Nop

-Buah, yo estoy como un flan

Después de todo me gusta viajar pero que me obliguen a ir a un sitio que no tenía previsto, lo veo muy radical. Cambiar de un idioma a otro también, menos mal que en clases de inglés atendía.

Después de esperar una media hora fuimos al avión y esperamos unos diez minutos más antes de despegar a nuestro nuevo hogar. En el fondo me hacía mucha ilusión y una parte de mi estaba nerviosa, pero no tanto como Carlota. Ella se ilusionaba muy rápido y se entusiasmaba por todo. Yo era más reservada y muy responsable, tenía que tener todo organizado o si no entraba en pánico seguro. Era seria pero cuando era la hora de divertirse hacia bromas como Car todo el rato.

Carlota era muy mona. Tenía un pelo magnifico, era largo hasta media cintura y el color era como el de Jade Thirwall cuando lo llevaba rosa, sus ojos eran de color marrón y una franja verde, muy bonitos y tenía un físico envidiable. Y yo, soy Alexandra si no lo había nombrado. Tenía el pelo castaño y largo, un poco más que Carlota, mis ojos eran verdes con motitas amarillas alrededor de la pupila y mi físico no era exactamente como el de mi prima pero ahí andaba.

Después de dos horas y poco ya estábamos caminando por el aeropuerto de Glasgow, pasamos el control de enseñar los DNI y después cambiamos cada una cien euros por libras, nos devolvieron sesenta y ocho con algo. Para llegar al hotel fuimos con un bus de EasyBus, el trayecto tardo como una hora y algo. El hotel estaba en 29 Davies St.

Llegamos al hotel a las cuatro de la tarde, después de hablar con al recepcionista de allí e informarnos de donde estaba nuestra habitación nos fuimos donde nos mandó.  Tendríamos diferentes habitaciones así tendríamos privacidad en estas dos semanas. Cada una se fue a la suya. Desempaqueté todo lo que tenia y lo puse en un armario de allí. Me tumbe en la cama y sin darme cuenta me dormí.

Narra Carlota

Que emoción, ya estaba en Londres. Deje mi maleta a un lado de la cama y fui a ver el baño como era. Me gustaba ver antes las cosas que había. Una vez visto el aseo, fui paseando por el hotel hasta el hall. Era todo muy grande y moderno.

Después fui a la habitación de Alexia a ver cómo iba. La puerta estaba abierta, entre y la vi durmiendo. Me subí a la cama despacio y con una pluma que quite de la almohada la pase por su oreja, ella se retorció y abrió los ojos.

-¿Qué haces? – dijo molesta

-Despertándote – dije simplemente encogiendo los hombros.

-Déjame dormir- dijo borde

-No me seas borde, hija. ¡Estamos en Londres hay que ver cosas!

-Ahora no quiero – dijo dándose la vuelta

-Venga – dije como una niña pequeña

- Joder Car, déjame en paz – alzo un poco la voz, que rara que estaba.

-No te tienes que poner así conmigo, no tengo la culpa – también alcé la voz

-Sí, sí que tienes la culpa- se levanto gritando y dejándome sorprendida- es tu culpa porque has querido venir a este estúpido sitio para seguir tocando un instrumento. No vas a llegar a nada tocando un simple piano. ¿Qué te crees? ¿Qué te van a  coger por tu cara bonita?- sin que me diera cuenta una lagrima cayó en mis labios seguida de otras – Si no fuera de que querías venir aquí, ahora estaría con mis amigas en Mallorca disfrutando, pasándomelo bien. Aquí ahora tengo que hacer una nueva vida, tener un trabajo, buscar una casa… Estoy harta de que me caiga todo el marrón por culpa de una niñata y encima de tener que cuidarte…

- Adiós… - dije con la voz quebrada y me fui corriendo a mi habitación. Cogí mi móvil con los auriculares y la llave de mi habitación.  Alejandra se había pasado y mucho. Sabía que no quería venir pero no la puede pagar conmigo, su madre la obligo, no yo. 

Me fui a la calle a tranquilizarme un poco. Siempre que tenía una discusión con ella me marchaba y no llegaba después de unas cuantas horas. Paso de estar en tensión con ella , no lo aguanto y nunca lo he hecho, no puedo entender que sea así de dura conmigo, parece mi madre a veces, me pone histérica.

Conecto los auriculares al móvil y pongo mi canción favorita, Braveheart de Neon Jungle, tatareo la canción sin parar de caminar, las calles de Londres están muy limpias en comparación donde vivía antes y las casas todas son iguales eso es lo que me gusta de aquí.

Después de unas horas exactamente las seis y nueve minutos llego a la calle donde está el hotel. Diviso un poco el hotel y veo un montón de gente alrededor… que extraño. Al llegar me quito unos de los auriculares pero sin quitar la música, empiezo a pasar entre la multitud llegando a la entrada, abro la puerta pero un señor grande la cierra al instante.

-Perdone, ¿dónde va?- le miro extrañada

-Emm… estoy hospedada aquí, ¿dónde me iré sino?

-Ah, vale pase… - me abre la puerta el gorila y entro. Empiezo a subir las escaleras y al momento se reproduce una canción nueva, Lo que nace se apaga de Dani Martin y empiezo a cantarla. Llego a mi piso y sigo con mi concierto personal. Veo a una persona de lejos caminando aunque me da igual yo sigo con lo mío

-Todo es mentira, pasamos de rey a mitad, somos la tinta de un libro que llega a un final y está escrito… - esa persona está más cerca y cada vez canto más bajo porque no me creo que sea él, me paro y veo como viene– que está escrito ya… De ser primeros pasamos a ser uno más, ¿de preferidos? – digo en forma de pregunta,  no es que la canción lo diga en una pregunta es que no me lo explico que este aquí en este momento, de repente se para en frente mío… ¿Harry Styles? ¿Tú te lo crees? Yo no.

Caprichoso destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora