D o c e

8 3 0
                                    

Narra Alexandra.

 

Sábado, 16:00h de la tarde.

Estaba agotada. Llevaba tres días decorando y colocando muebles sin parar. Estaba en  movimiento 15 horas diarias. Hoy era mi primer día libre y lo agradecía muchísimo. Me había despertado a la hora de comer gracias a los insoportables gritos de mi adorada prima y después de comer me había tirado en el sofá para ver la televisión de plasma por fin colocada.

-Has hecho un gran trabajo primita, esto está precioso. Parece lujoso y todo.

-Son los muebles que elegimos y el color de paredes es el que había excepto el de nuestros cuartos, no es que haya hecho gran cosa.

-Lo decoraste prácticamente sola y ha quedado fabuloso Alex, enhorabuena.

-Gracias-sonreí.

-Alex, ¿cuándo tiene que venir tu novio?

-Debe estar a punto de llegar.

-¿Y lo vas a recibir así?

-¿Qué pasa?-me miré de arriba abajo. Llevaba un moño muy mal hecho y la camisa con la que me dormí anoche después de colocar la última habitación-Vale sí, a lo mejor tendría que cambiarme.

-¿Tú crees?-preguntó irónica.

Subí corriendo las escaleras y entré en mi cuarto. Ahí elegí un conjunto sencillo, pero aun así mucho mejor que el que llevaba. Coloqué ese conjunto que constaba únicamente de unos vaqueros y una camisa conjuntada con mis vans y lo coloqué en mi cama para ponérmelo tras la ducha.

Me metí en mi baño y por primera vez disfruté de él. La ducha me relajó como nunca y al salir me sentía muy descansada. Me puse mi conjunto y bajé de nuevo las escaleras. Puse mi ropa a lavar y justo cuando iba hacia el salón el timbre sonó.

Caminé con paso acelerado hasta la puerta y abrí.

-¡Sorpresa!

-Reí-¡Hola cariño!-lo abracé fuertemente y él me besó con pasión.

Pasamos juntos hacia el salón para que saludara a Carlota.

-Hola Car.

-No me llames así Carlos.

-¿Qué pasa aquí?-pregunté al ver las caras que se dedicaban.

-Nada importante, ¿verdad Carlitos?

-Verdad-me miró-Amor, ¿dónde dormiré?

-Sonreí-Ven, te llevo a la habitación. Cogí una de las maletas y subí las escaleras seguida por mi querido novio-Cariño, ¿podrías apartar tu mirada de mi culo, por favor?

-¿Por qué piensas que te miro el culo?-Paré en seco, me giré y me lo quedé mirando-Vale, vale-retomamos la marcha-y, ¿por qué no puedo?

-Siempre estás igual.

-Es que eres preciosa amor. No puedo dejar de mirarte. No sé porque ocultas tanto ese cuerpo perfecto que tienes.

-Basta con que tú lo veas, ¿no crees?

-Pues déjame verlo.

Suspiré mientras abría la puerta de mi habitación y dejé la maleta al lado de la cama.

-Aquí dormirás-anuncié sentándome en la cama.

-Es muy bonita-opinó-aunque tiene toque femenino.

-También es mi habitación, no creas que es todo tuyo. Vi como sonreía antes de acercarse a mí y besarme. El beso se intensificó hasta el punto en el que ambos quedamos recostados en la cama, pero antes de que fuera a más decidí pararlo-Vamos a colocar tus cosas.

Caprichoso destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora