Recorrimos gran parte de las ciudades libres, buscando pistas que nos llevase a posibles conjeturas sobre la gran aglomeración de carnívoros. La noticia de nuestra "carrera" contra Romnok se extendió rápido por las ciudades, por lo que en cada ciudad o pueblo a la que representase algún consejero que apoyas nuestra causaba nos colmaban de víveres, lo cual agilizo bastante nuestro recorrido pues no debíamos buscar nuestro propio sustento; igualmente mis investigaciones las enfocaba en lo que podía aprender de los Aciances y sus primos más pequeños, dejando de momento de lado mi estudio sobre esos maravillosos parajes.
Nos tomó una luna encontrar la gran manada, aunque al hacerlo mis ojos no daban crédito a lo que veía ¡Cómo era posible que una aglomeración tan grande de depredadores hubiera pasado desapercibida hasta que Romnok le encontró! La explicación más factible que encontraba era la simple negación de los hechos, donde al expandirse los rumores las personas simplemente los descartaban como simples cuentos, como ya he comprobado que sucede con los mismos dragones y demás criaturas. Aunque inmediatamente después me vino otra pequeña hipótesis, pues entre en cuenta que afortunadamente habíamos encontrado a la manada a contraviento, es decir, el viento era favorable para que nuestro olor no llegase a las criaturas; si hubiese sido al contrario la manada nos hubiese tomado por sorpresa y hubiéramos tenido pocas posibilidades de supervivencia. Dado esto, si grandes caravanas o incluso poblados eran atacados por sorpresa por esta cantidad de depredadores al acecho, prevenidos por su olor, pocos sobrevivientes quedarían para contar la historia.
Nos mantuvimos a una distancia segura durante días, debatiendo entre nosotros sobre las posibles causas de esta gran aglomeración, y su, ya de por sí, extraño comportamiento. No parecían estar siquiera ellos cómodos teniendo a tantos individuos como ellos en rededor suyo, lanzándose dentadas o separándose en grupos mucho más pequeños para cazar o repartirse la comida, intimidando a otros grupos o individuos, pero, al mismo tiempo, sin buscar alejarlos de su lado.
Como era de esperarse, solo Nostradum y Rumsfeld lograban aportar argumentos de utilidad pues Danilo, ya fuese a modo de broma o incluso tomando con seriedad el asunto, siempre caía en incoherencias y disparates. A pesar de las insistentes peticiones de Rumsfeld sobre excluir a Danilo de nuestros debates, tanto Nostradum como yo nos negamos pues, a pesar de ser infructíferos, sus comentarios siempre liberaban la tensión del asunto, pues sabíamos que la vida de esas criaturas acabaría cuando Romnok llegase con sus posibles huestes.
Afortunadamente paso una luna sin señales de Romnok, lo cual me ayudó a, en base a nuestras observaciones, formular una hipótesis medianamente aceptable: Atribuí la extraña conglomeración a la amenaza de algún peligro inminente, un peligro tan apabullante que les hacía dejar a un lado su naturaleza y buscar refugio en sus semejantes. Sin embargo, había algo en mi hipótesis que no encajaba, o si lo hacía era escalofriante, pues ¿Qué peligro pudiese ser tan aterrador para aquellas criaturas que debían reunirse en un número tan masivo? Solo se me ocurría que una criatura del calibre del Acranto estuviese rondando la zona. Inesperadamente Danilo aportó una idea tranquilizadora cuando les compartí mis temores, aunque en un inicio nos pareció otro de sus característicos comentarios respaldados únicamente en el imperio Anguis, pues culpaba a Romnok del asunto.
-Danilo, entiendo la enemistad entre tu reino y el imperio, pero creo que estas entrando en la paranoia – Comentó Rumsfeld - ¿De qué manera Romnok podría estar ligado con todo esto? –
-Eso es sencillo, mi fortachón camarada. Los Anguis son famosos por realizar movimientos rastreros durante sus conquistas, como lo es aportar armas a los opositores de los gobernantes o envenenar ríos y arruinar cosechas antes de invadir ¿No es así Nostradum? –
-Son simples tácticas militares, pero si, son famosos por usarlas en exceso –
-Igualmente esta ciudad es la más cercana al reino Anguis, ¿No es curioso que aquí sea donde las criaturas se reúnen? E igualmente ¿No es curioso que él fuese quien las "encontró" y ahora mismo nosotros las encontráramos primero? Quizá, solo quizá, Romnok les ha estado acosando con sus huestes y obligándolos a reunirse ¿No sería algo posible? –
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Crónicas de un cazador
FantasyAneal es una tierra fantástica, bendecida con una diversidad enorme de biomas donde una igual diversidad de criaturas encuentra su hogar, algunas tan comunes y conocidas para nosotros como liebres, roedores, palomas, aves de rapiña o ciervos, así co...