Capítulo 7

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Maddison...

—Tu... ¿Qué haces aquí? —su cara reflejaba confusión.

—Tenemos una cita, ¿lo olvidas? — no pude evitar sonreír, era obvio que no lo había olvidado. Me causaba risa que estuviese esperando mientras yo creía que me había plantado.

—Si, bueno, en realidad, quiero decir que haces aquí, aquí—dije señalando el lugar.

—La última vez arme un desastre, estoy seguro de que Lucy me asesinaría si ocasiono otro. No me gustaría ser asesinado antes de nuestra cita — ambos reímos, por alguna extraña razón el provocaba ese efecto en mi. Sonreír.

—Creí que me habías plantado— apenas lo dije, me arrepentí de inmediato.

—Puedes estar segura de que jamás haría algo como eso— en cuanto la distancia fue disminuyendo, mi cuerpo comenzó a sentirse como una gelatina. Me causaba miedo lo que él ocasionaba en mí y a la vez me agradaba la sensación.

—¿Podemos irnos? — mi voz reflejaba lo nerviosa que estaba, había olvidado lo que era una cita, lo que era sentirse de la menta que me sentía.

—Claro— no estaba segura de cómo actuar ni que decir.

—Se puede saber ¿Qué planes tienes?

—No, tu solo sube y déjate llevar —abrió la puerta de su auto invitándome a subir.

Cerro la puerta para después subir del lado del conductor, mis fosas nasales respiraban su olor, el reducido espacio estaba impregnado de él, trate de alejar ese tipo de pensamientos de mi cabeza.

Después de aceptar salir con él, me había planteado qué lo mejor era que fuese nuestra primera y última cita.

—Estas muy callada— me observo con una perfecta sonrisa en su rostro.

—No sé qué decir— puso en marcha el auto.

—Quieres que encienda la radio.

—No por favor— quizás me respuesta fue un tanto brusca, pero sin poder evitarlo cada canción me recordaba a mi pequeño Noah, no quería arruinar el momento recordando algo que no podía cambiar.

—¿Puedo saber cuánto tiempo tiene viviendo aquí?

—Unos meses.

—Perdona por lo que diré, pero me resulta difícil creer que eres la hermana de Tristán. Nos conocemos hace algunos años y jamás te menciono.

—No lo soy— me observo de reojo.

—¿Hay algo entre ustedes? — no pude contenerme y reí —Por Dios, antes de que respondas debes saber que reírte es lo más bello que eh visto— abrí los ojos más de lo normal.

Ahí estaba nuevamente ese calor, mis mejillas tiñéndose de rojo, nerviosismo ante sus palabras, deje de reír, disimulado un poco el ardor en mi cara.

En cuanto pude, respondí con calma o eso intente —Somos amigos, digamos que somos hermanos de diferentes padres— hizo un movimiento con su cabeza, asintiendo. Sin despegar su vista del camino.

El trayecto fue algo corto, entre pequeños momentos de silencio y una que otra pregunta, por fin habíamos llegado a nuestro destino, en realidad me encontraba un tanto confundida, sin embrago no dije nada, bajé del auto sin darle tiempo a que me abriera la puerta.

—¿Lista para divertirte? — se colocó el gorro de su sudadera, su acto me pareció algo extraño, pero supuse que no quería ser visto.

Sin permitirme responder, tomo mi mano, entrelazando sus dedos con los míos, tratando de ignorar aquella pequeña descarga que sentí, caminamos juntos hasta la pequeña caseta. Se acerco a la persona que atendía para pedir dos entradas, tuvo que soltar mi mano para poder pagar.

Lejos de la Bestia (Parte2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora