Maddison...
Estaciono el auto una calle antes de casa, sin pensarlo baje. Dio una señal a sus guaruras para que se quedaran en sus autos. Ignoré sus órdenes y comencé a caminar hacia la casa, no tardo en seguir mis pasos.
Evité mirarlo, no estaba preparada para ello, muchísimo menos con lo que había pasado en aquella habitación, fui una estúpida al comportarme de esa forma.
Me quedé detuve en cuanto vi a Joe recargado sobre su auto, lo más extraño de todo era verlo con un golpe en su pómulo y su labio roto; con la mirada perdida, llevaba un cigarrillo en su mano.
¿Qué demonios estaba pasando?
—¿Qué mierda te paso? —Alexander me gano en hacer la pregunta.
Lucia atormentado, jamás lo había visto actuar de esa forma.
—Nada —dio una ultima calada a su cigarro, para después tirarlo —Deberías entrar.
Tenia una gran duda con respecto a él, pero mi preocupación por Taylor era mayor, así que, comencé a caminar hacia la casa.
—Maddison —seguí caminando —Aguarda —a unos cuantos pasos de la entrada, tomo mi mano, haciéndome girar de golpe.
—¿Qué es lo que quieres? —dije de mala gana.
—Aún no hemos terminado.
Era mas que obvio que no habíamos terminado, todavía teníamos que hablar de Noah, necesitaba saber que haríamos para salvarlo de aquellos hombres.
Una nueva tormenta se avecinaba.
—Déjame hablar con Tristán y después iré contigo, para resolver lo de mi hijo.
—Nuestro hijo —recalco.
No me soltó, su mirada estaba fija sobre mí, lo que comenzaba a resultar un poco incomodo; al parecer a él no le importaba, al contrario, parecía disfrutar acariciar mi mejilla, mientras se acercaba a mi cuello.
—Alexander —advertí.
—Regresare más tarde —susurro cerca de mi oreja.
Alejé su mano de mi rostro y retrocedí, pareció no importarle. Acercándose más, su aliento golpeaba la piel de mi cuello, enviando una especie de escalofríos por mi cuerpo.
—Te prometo que encontraremos a nuestro hijo —cerré los ojos.
Sus palabras eran una cruel realidad, pero me daba la esperanza de que haría lo posible por regresarme a mi pequeño.
—Voy a hacer que cada uno de esos bastardos pague —trague saliva.
Cometí el enorme error de mirarlo directos a sus ojos, aquellos ojos que eran mi tormento, esa mirada que me recordaba a lo mucho que lo quería.
Me sentía hipnotizada.
No comprendía la razón por la cual, aun me afectaba tenerlo cerca, quizás solo era aquella esperanza que me estaba dando, aquella promesa de regresarme lo más preciado que tenía.
—No me des falsas esperanzas —susurre. Comenzó a negar.
—Te lo dije y lo repetiré las veces que sea necesario. Soy un idiota, pero ten por seguro que moriré con tal de que seas feliz.
Sus labios chocaron con los míos, abrí los ojos sorprendida por lo que estaba haciendo.
Me estaba besando.
Su beso era demandante, agresivo.
No me permitió alejarme, al contario coloco su mano detrás de mi cintura para acercarme aún más a él. Su lengua invadió mi boca, mi respiración se detuvo, mis manos se quedaron inmóviles a mis costados.
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Lejos de la Bestia (Parte2)
Romance-No estaba segura si Alexander me estaba buscando, si así fuese quizás ya me hubiese encontrado, trataba de no pensar tanto en ello, me concentraba en vivir cada día de manera tranquila, a pesar de no poder olvidarme de lo ocurrido, trataba de recor...