Maddison...
Se feliz...
—La llevaré ahora mismo a un hospital. Ahí debimos ir desde un principio.
—Detente ahí. No vas a hacer nada, ya lo dijo Richard; solo necesita tiempo para asimilar todo. Hay que dejarla descansar, estoy segura que ella despertará.
—Lleva tres días. No me pidas que me tranquilice cuando es seguro que algo anda mal.
—Me duele tanto como a ti, verla en ese estado.
—Esto es tan jodido.
—Tristán hijo.
—Si tan solo la hubiese protegido.
—Sshh. No hablemos del hubiera. Estoy segura que hiciste lo que debías.
Aquellas voces me eran familiares. Después de esa conversación no volví a escuchar nada más.
El silencio y la oscuridad se apodero de cada parte de mi cuerpo.
Intente abrir mis ojos, pero no podía. Algo me impedía que lo hiciera.
Caí nuevamente en las tinieblas, desconocía por completo el tiempo. Las voces regresaron y yo seguía sin poder despertar.
—No dejare que sigas en ese estado, mi bella durmiente —una mano acaricio mi mejilla —Cariño, entra.
¿En dónde estaba? ¿Quiénes estaban conmigo? ¿De quiénes eran aquellas voces?
Bajos murmullos, voces discutiendo. Todo era confuso.
El tacto de una mano acariciando la mía, puso mi piel de gallina. Era pequeña, suave, me resultaba familiar. mi corazón se aceleró de golpe, me resultaba difícil respirar.
—Mami despierta —su voz —¿Por qué mi mami sigue dormida?
—No lo sé, cariño. ¿Quieres darle un beso?
—Si.
Sus pequeños labios hicieron contacto con mi mejilla.
¿Estaba soñando?
—Te amo, mami.
Sentí como mis lágrimas brotaban, pero mis ojos se negaban a despegarse, era como si mis papados tuviesen unas enormes pesas difíciles de levantar.
—Vamos, dejemos a tu mami descansar.
—Quiero quedarme con ella. Mira tía Taylor, mami está llorando. ¿Le duele algo?
Intente responder que no. No pude.
Su manita acarició mi mejilla, sentir su piel sobre la mía, la ternura de su tacto. Tenía miedo de abrir los ojos y que aquel sueño se esfumara.
Mi subconsciente me traicionó.
En cuanto desperté, la mirada que tanto anhelé ver, estaba delante de mí. Aquellos ojos verdes, esos hermosos ojitos que amé desde la primera vez que los vi.
Me encontraba totalmente confundida, mi hombro dolía, ignoré el dolor y traté de descifrar si todo era real.
Parpadeé un par de veces, de haber podido me hubiese dado un golpe solo para confirmar que todo estaba ocurriendo de verdad.
—Tía Taylor, mami despertó —grito con alegría.
Su voz. Cuanto había extrañado esa vocecita.
Rodeé su pequeño cuerpo con mis brazos, atrayéndolo sobre mí; me aferré a él con tanta fuerza. Por breves momentos creí que le causaba daño, por la brusquedad de mi acto. Sonreí con lágrimas rodando por mi cara, al sentir sus pequeñas manitas tratando de rodearme.
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Lejos de la Bestia (Parte2)
Romansa-No estaba segura si Alexander me estaba buscando, si así fuese quizás ya me hubiese encontrado, trataba de no pensar tanto en ello, me concentraba en vivir cada día de manera tranquila, a pesar de no poder olvidarme de lo ocurrido, trataba de recor...