Dimitri...
—Si viejo, ya sabes que no tienes de que preocuparte, estaré bien. Solo serán unos meses, necesito alejarme, estará con mis amigos me ayudará a pensar bien que debo hacer, esa propuesta es tentadora pero ambos sabemos que la decisión es difícil.
—Se que estarás bien, pero nos resulta difícil no extrañarte, es parte del ser padre el preocuparse por el bienestar de los hijos, lo entenderás cuando lo seas— dio un pequeño golpe en mi espalda —con respecto a la pelea, no le des tanta vuelta, estoy seguro que sea cual sea tu decisión será la correcta.
—Gracias viejo, pues nos vemos en unos meses, si habla Yusef, solo dile que no sabes nada.
—Se como tratar a tu entrenador, no tienes de qué preocuparte. Dale mis saludos a Lucy— asentí con un movimiento de cabeza, le di un fuerte abrazo a mi padre. Las despedidas no eran de nuestro total agrado, aun así, mi viejo siempre me acompañaba al aeropuerto, mi madre era todo lo contrario, prefería quedarse en casa, para evitar llorar.
—Cuida a mamá... los quiero— camine lejos de él, a pesar de que estábamos acostumbrados a despedirnos constantemente, aún era complicado.
Ser un boxeador reconocido en ocasiones me resultaba un fastidio, odiaba tener que ocultarme para no ser reconocido. Era mejor antes cuando podía salir a correr sin cuidarme de los reporteros o de alguna fan, en fin, este era mi sueño, ser un campeón y no todo tiene que ser perfecto.
A pesar de que el vuelo había sido largo, estaba con energías para recorrer el barrio que me vio crecer como boxeador, tenía tantas ganas de ver a Billy, Lucy, mis verdaderos amigos a todos los que me apoyaron cuando apenas comenzaba con mi carrera en el boxeo. Deseaba conducir mi auto por las calles sin ser asediado por algún reportero, correr cerca del lago, sin ser perseguido por alguna loca fan.
El vuelo fue de lo más tranquilo, el verdadero caos estaba al llegar al aeropuerto. No creí el caos que se armaría a mi llegada, por más que trataba de pasar desapercibido no pude lograrlo, así que me toco estar más de una hora tomándome fotos y dando autógrafos, estaba acostumbrado a ello, aún así deseaba no ser visto por nadie. Llegar a mi departamento fue sin duda un alivio, la tranquilidad se podía respirar en cada rincón, necesitaba y quería descansar, a pesar del tiempo que me ausente, todo estaba en orden, gran parte gracias a Lucy que se encargaba de que alguien acomodara y mantuviera limpio el lugar, de lo contrario no me quería ni imaginar cómo estaría el lugar.
Deje la maleta en la cama, lo primero que haría sería ir a ver a Billy, necesitaba mi auto ya después iría con Lucy, estaba seguro que se alegraría y sorprendería al verme.
Acomode mi capucha, tratando de cubrir la mayor parte de mi rostro, caminar por las calles, recordar el tiempo que viví tratando de conseguir una oportunidad en el boxeo, darme cuenta de todo lo que había conseguido, ser uno de los mejores boxeadores, todo lo que siempre quise, la mayoría de mis logros gracias a las personas que conocí en este lugar, a esas personas a las cuales les agradezco infinitamente que confiaran en mi.
—Pero ¡qué Diablos! Miren a quien tenemos aquí, nada más y nada menos que al mejor de los mejores, al rey del boxeo— la manera de decirlo de Billy, me lleno de alegría, era como si me estuviese anunciando en una pelea, lo cual me hizo gracia —Ven aquí muchacho, creo que creciste un poco desde la última vez que te vi.
—Oh vamos, no es para tanto, solo fueron unos meses, sigo igual— encogí mis hombros.
—Si claro. En fin, quiero imaginar a lo que viniste.
—Si, solo espero que hayas cuidado muy bien de él.
—Por supuesto, cuando te eh fallado. Esta mejor de cómo lo dejaste, le hice unos pequeños arreglos.
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Lejos de la Bestia (Parte2)
Romansa-No estaba segura si Alexander me estaba buscando, si así fuese quizás ya me hubiese encontrado, trataba de no pensar tanto en ello, me concentraba en vivir cada día de manera tranquila, a pesar de no poder olvidarme de lo ocurrido, trataba de recor...