XV

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Luego de haberle insistido no una ni dos, sino tres veces al escorpión de que se fuera a descansar, lo consiguió. Pues con la promesa de que más tarde lo vería, éste al fin accedió.

Tenían el día libre, por lo que muchos aprovecharon para recuperarse de la noche que habían pasado en Aries. El Santuario se veía tranquilo, así como las Doce Casas también.

- Casi puedo imaginar lo que pensaron al comprobar que nos habíamos ido. - bromeó.

- Fue una sorpresa, lo admito. - reconoció Shura, a quien como había dicho, fue a visitar ese mismo día - Y si bien bromeamos, debes saber que no hubo uno solo que no se alegrara por ustedes, Camus.

El día estaba bellísimo. De esos soleados pero frescos, que anuncian la llegada del inminente frío. Por lo que ambos caballeros habían elegido pasar el rato al aire libre. Sentados en el jardín oculto de Capricornio, él le había relatado todo lo ocurrido con Milo el día anterior.

- El bicho ya no podía con su alma. - bromeó esta vez el español.

Debió ser insoportable, sí. Lo intentaba pero no llegaba ni a imaginar por lo que el griego debió pasar. Meses conviviendo con la indiferencia de la persona que amaba. Más aún cuando la amaba tanto.

- Yo.. Aún no puedo creer que él sienta todo eso por mi, Shura..

- Pues créelo. - respondió su amigo - Lo que Milo siente por ti yo jamás lo he visto y mira que aquí no son los únicos que se aman.

Clavó sus ojos en el español, atento. Sabía que aquella frase no quedaría ahí.

- Milo nunca volvió a ser el mismo después de ti. - continuó - Y no lo digo de forma negativa. Su comportamiento siempre ha sido impecable, tanto como guardián como compañero. El Patriarca siempre lo ha tenido en alta estima. Pero él, su vida personal..

El español sonreía de una forma extraña, podría decirse que hasta con tristeza.

- Milo nunca se dio la oportunidad de vivir otra cosa que no fuera su vida como caballero. Como todos, en cierto modo. - rio con amargura - Pero a diferencia del resto, él simplemente se negaba a estar abierto a la vida. Él había nacido y moriría por y para ser el caballero de Escorpio. Y esa quería fuera su vida.

Intentaba imaginar a aquel Milo que su amigo describía, pero era muy difícil. ¿Uno frío? ¿Cuando el que conocía era todo lo contrario? Entregado, cariñoso, incondicional. Era realmente complicado suponer a un escorpiano indiferente al amor. Un amor de otra índole que no fuera el que profesaba por su diosa y por lo que esta representaba.

- La justicia en el mundo, su deber como caballero y lo que se esperaba de él eran los únicos amores de Milo..

Realmente no lo imaginaba. Era imposible recrear un Milo falto de las emociones que hacía tan sólo un día le había confesado sentir.

- Hasta que llegaste tú, por supuesto. - interrumpió sus pensamientos el español, palmeando su espalda.

Sonrió ante aquel comentario, pues aún no se creía haber sido el responsable del terrible cambio en el octavo guardián.

- Es muy gracioso de recordar, de hecho. - continuó divertido el capricorniano - ¡Andaba tan desesperado!

- ¿Ah sí? - sonrió también.

- Jamás vi así a Milo. - sentenció el español - Y él creía no ser obvio, pobre.

Hubiese dado todo por recordar cada una de las cosas que Shura le contaba. Sin embargo, había aprendido a disfrutar que se las contaran. Ya Milo se había encargado de relatarle gran parte de su vida pero esto..

Amnesia (MiloxCamus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora