— Oikawa, detente.Su voz autoritaria y quebrada al mismo tiempo lo obligaron a obedecer y mirarla con preocupación. Ella había cerrado sus ojos, no se atrevía a mirarlo a la cara porque sabía que él estaría confundido, pero también sabía que él estaba esperando estar solos para entender que era lo que estaba pasando.
El no escuchar su voz en todo el camino, el que no le dedicara ni una sola mirada más allá de las que él le daba. En ese instante él solo quería animarla dibujando sobre su yeso, romper el ambiente tenso, hacerla reír, pero no estaba funcionando y ahora ella había tomado la posta.
— ¿Qué es lo que ocurre, Hime-chan?
Se sentó a su lado, intentando sonar lo más dulce y tranquilo posible. Natsu por fin lo miró, mordió su labio inferior conteniendo las lágrimas que ya amenazaban con salir. El nudo en su garganta le estaba haciendo el trabajo mucho más difícil aún.
Ella acunó sus manos con una temblorosa dulzura, estaba aterrada.
— Tienes que irte.
Toru tragó pesado, dejando escapar de sus labios una risita nerviosa.
— ¿De qué estás hablando? Iwa-chan fue por la cena ¿Cómo voy a irme?
Su voz juguetona derrochaba una enorme inseguridad. Ella negó con su cabeza.
— Me refiero a que no te necesito aquí conmigo. Quiero que te vayas.
Aquellas palabras, filosas como dagas sonaron mucho más seguras y frías de lo que hubiera creído. La fingida sonrisa se borró de los labios de Toru como si le hubiesen lanzado agua helada.
— Es una broma ¿cierto?
Natsu volvió a cerrar sus ojos, esto en verdad iba a ser peor de lo que llegó a pensar.
— No estoy bromeando. Quiero que te olvides de mi y abordes ese avión dentro de un mes, Oikawa.
Boquiabierto, entendió de donde había salido esa actitud.
— Escuchaste nuestra conversación. —ella asintió dubitativa de admitirlo y él suspiró con fuerza— Lamento decirte que quien decide eso soy yo, no tu.
— No necesito tu pena aquí conmigo. Yo estaré bien ¡y si no lo estoy tampoco debería importarte! tú cabeza tiene que estar metida en esa nueva etapa en tu vida, no en mí.
La decepción en su mirada, lo que ella intentaba expresar solo conseguía frustrarlo más y más.
— ¿Dijiste "pena"? ¿En verdad crees que estoy aquí contigo por pena? —su tono de voz subió a un volumen que reubicó el de Natsu a un punto en el que no supo que responder. Su labio inferior tembló buscando contraatacar, simplemente no pudo— Entonces, déjame decirte que en todo este tiempo, después de lo que pasamos y compartimos, no conociste ni una cuarta parte de mí, de todo lo que siento por ti ¿Crees que todo fue por pena?
— Te lo suplico. ¡Mis problemas ya casi arruinan tu carrera una vez! ¿Crees que estaré en paz conmigo misma si abandonas este viaje por mi? No puedo permitirlo, no voy a arrastrarte conmigo. Si me hundo, lo haré sola. Esa fue mi decisión y no debería involucrarte en absoluto.
— ¿Y tu crees que yo estaré tranquilo del otro lado del mundo contigo así?
— ¿¡Así cómo!? ¿En muletas? ¡¿Sin saber dónde caer muerta?! ¡No me jodas, Oikawa!
Ya no era una conversación, era una competencia de gritos y de quien se quedaba con la última palabra, quien hacía jaque mate, pues el tablero estaba en el borde de la mesa apunto de caerse al suelo arrastrando todas las piezas consigo.
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Intenta odiarme... | Oikawa Tooru
Fanfiction"Del amor al odio hay un solo paso" "Del odio al amor hay un solo paso" Que ilusos los que nos creemos fuertes ante aquel dicho. √ Algunos de los personajes de esta historia pertenecen a Haruichi Furudate ® Portada editada por @helen-word