28 - FINAL III

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Toru cerró sus ojos escuchando aquella hermosa y desastrosa melodía de sus labios.

— Mírame. —esta vez era ella quién le suplicaba ver su alma a través sus ojos y obedeció— Mírate dónde estás. —sonrió con un enorme destello de orgullo— Has trabajado muy duro, te has nacionalizado en otro país y te has convertido en titular del seleccionado ¡Eres realmente increíble! Yo... sabía que podías llegar muy lejos. Estoy muy orgullosa.

Le remarcó con más énfasis y Oikawa no pudo evitar cerrar sus ojos una vez más dejando caer alguna lágrima salada que ella misma se encargó de limpiar. Siempre le tocó el corazón que ella le dijera un cumplido y descubrió que eso no había cambiado en absoluto. Todo lo contrario, sintió que un enorme hueco en su pecho acababa de desbordarse de calidez.

A ella le consolaba responder una de aquellas tantas preguntas que tanto rondaban por su cabeza: "¿Valió la pena?" Si, lo daba por válido. Lo vio irse siendo un adolescente con el corazón roto pero lleno de sueños, y ahora lo vio volver hecho todo un hombre viviendo su sueño.

— Estás hecho todo un adulto, pero sigues siendo un niño llorón.

Burló divertida. Aquella sonrisa dibujada en su rostro, apaisada por sus propias lágrimas y estrechando su corazón a golpes para evitar mostrarse destruida. No quería darle pena a Oikawa, no quería que pensara que ella era un ser infeliz simplemente transitando. No quería preocuparlo, ella estaba bien. Eso quería hacerle creer a toda costa pero pareciera que cuanto más se forzaba por mantenerse fuerte, más pesado era el nudo en su garganta.

Esto no iba a llevar a ningún lado, porque sabía que una vez termine la competencia, él se marchará nuevamente y no hay nada que ella pudiese hacer. Él volverá a irse y su vida volverá a sentirse igual de vacía, caería en un deja-vú.

Oikawa tomó las manos que reposaban en sus mejillas, las juntó frente a su rostro y las besó delicadamente. Natsu observó aquella acción hipnotizada. Sintió una calidez desbordar en cada centímetro de su piel que temió reaccionar ante el contacto de sus labios. Temió actuar por impulso y arruinarlo.

Del otro lado, Toru acunaba sus manos como si estuviesen en pleno invierno y deseara mantenerlas calientes. Estaba atesorando ese momento, preguntándose si era siquiera real. Desde que ella dijo estar orgullosa de él, fue ahí donde perdió la compostura. Había tanto que quería preguntarle pero no sabía si era correcto.

Simplemente dejó que su cerebro actuara por sí sólo.

— Hay tantas cosas que quiero preguntarte, que quiero saber...

— No lo hagas. —en la mirada de Toru despertó sorpresa y confusión.

El castaño no podía dejar de sentirse intranquilo. No solo quería, necesitaba saber todo de ella, no quería repetir el pasado donde jugaba con un corazón tan herido sin ser consciente de ello. Simplemente no podía estar sin saber nada, bastante cruel había sido el silencio de Iwaizumi sobre la vida del otro. Si, tal vez fue lo mejor para ambos, pero no dejaba de ser desesperante.

— ¡Toto!

Gritó una voz cerca de ellos. Natsu se soltó de sus manos con delicadeza y secó el borde de sus pestañas bajas para volver a estar lo más presentable posible. Toru hizo lo mismo.

— Tienes que volver con tu equipo. —sentenció ella y él asintió.

— Te volveré a ver.

Aseguró y Natsu sonrió divertida frente a tanto drama.

— Claro que si, estaré con ustedes todo el mes.

Cómo podía sonar tan bien y tan mal al mismo tiempo. Un mes. Después de nueve años, tan solo un maldito mes.

Intenta odiarme... | Oikawa TooruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora