Dos siluetas oscuras frente a una Luna llena gigante. Una fría noche de Diciembre, buscando entrelazar sus manos, alineando sus pupilas bajo la sonrisa de dos ebrios sin preocupaciones ni miedos escondiéndose detrás de esos copos de nieve que reposaban sobre sus cabellos.☁
Abrió los ojos de golpe encontrándose en otro lugar, uno completamente cerrado. Su cuerpo tumbado en la cama pesaba como mil lingotes de oro apilados sobre sus hombros. Con sumo cuidado se sentó, encontrándose a un Ryotaro ingresando al cuarto. Su corazón comenzó a dar pequeños brincos, sorprendida de verlo ahí después de días sin poder coincidir.
Éste la miró con una interesante preocupación, como si hubiese sido atrapado luego de una travesura.
— ¿Recién despiertas? ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?
Se sintió complicado responder aquellas palabras nerviosamente escupidas. Debería sentirse muy feliz porque él se ha preocupado por ella y está ahí en la enfermería del instituto, pero algo la hizo sentir intranquila.
— Me duele un poco la cabeza y tengo hambre. —sonrió un poco avergonzada.
No quería parecer que abusaba de la situación para tenerlo en la palma de sus manos como nunca, pero por otro lado sintió que merecía un poco más de su atención.
— Entonces lo mejor será que te quedes descansando un poco más. Iré a buscarte algo para comer.
— No es necesario. —lo detuvo con su dulce voz— Sólo quiero ir a casa a descansar más cómoda.
— ¿Estás segura? —asintió y él volvió a ella— Si es lo que quieres, te acompañaré.
Tomó sus manos y la ayudó a ponerse de pie. Ryotaro podía actuar muy extraño veces, bueno en realidad en su mayoría, pero cuando se ponía en ese papel súper protector la tenía totalmente embobada a sus pies. Después de todo, estamos hablando del capitán del equipo de Soccer ¿Quién no podría estar a sus pies siendo tan atractivo, modesto, talentoso y osado por toda la colectividad estudiantil?
Ya en la puerta principal del instituto, Natsu lo miró algo perpleja al ver que se estaba parando a un lado de su automóvil. Si, ella tenía uno y es la única estudiante en conducir un descapotable bañado en plata con detalles en negros. Fue una de las cosas que heredó de sus padres además de la casa en la que vivía.
— Mhn, Ryota. No me siento en condiciones de conducir hoy y tu no sabes hacerlo. Lo dejaré aquí y tomaré el tren.
¿El muchacho se decepcionó un poco ante aquello? Pues, eso pareció. Volvemos a las extrañas actitudes.
— Entiendo. Te acompañaré a la estación entonces.
¿A la estación?
Dicho y hecho. Sólo la acompañó hasta la estación. Entendía que ellos no vivían muy cerca y ya estaba anocheciendo, pero ella realmente estaba ilusionada con que sería acompañada aunque sea hasta la puerta de su casa para quedarse tranquilo de su seguridad.
Natsu dio un profundo suspiro una vez que las puertas del tren se cerraron a sus espaldas. Su teléfono estaba lleno de mensajes de sus compañeras de equipo alentando a que se mejore y se cuide un poco mas. Aquello le hizo escapar una leve sonrisa y algo de pena. La capitana ya no aguantaba un simple partido amistoso ¿Qué iba a hacer cuando los partidos clasificatorios a las nacionales den comienzo?
Se golpeó a sí mismo por pensar en eso. No podía seguir así.
Cuando cerró la tapa de su teléfono y lo llevó a su bolsillo, este comenzó a sonar. Volvió a mirarlo y su cara de sorpresa se adueñó totalmente de cada mueca.
— ¿Qué quieres, Shittykawa?
Su voz desafiante y estresada se lució como nunca, pero la respuesta del otro volvió a descolocarla.
— ¿Cómo te sientes?
¿No se quejó ni contradijo su manera de hablarle? Natsu se vio obligada a responderle más tranquila, en su voz pudo sentir un importante nivel de preocupación.
— E-estoy mejor. Yendo a casa a descansar bien. No actúes como si te importara.
No podía no pelearle. Realmente se estaba sintiendo extraña en aquella conversación.
— Eres una idiota. Me imagino que no estás conduciendo ¿Cierto?
— ¿Crees que me hubiera tomado la molestia de atenderte siendo así? Ya no sé ni porque estoy hablando contigo ahora.
— ¡Disculpa por preocuparme! Seguramente el noviecito está llevando a su doncella en a su castillo ¿cierto?
Oh, aquello si que había sido un golpe bien bajo.
— ¡Por supuesto que lo está haciendo! Estuvo toda la tarde ahí cuidando de mi ¡Adiós! —colgó sin darle lugar a una respuesta.
Bueno, no estaba muy segura de aquello, pero ¿Cómo podía dudar si siguiendo la hora en la que despertó él estaba ahí?
Otro largo suspiro escapó de sus labios. Llegó a casa, tiró su mochila a un lado mientras se quitaba los zapatos y un emocionado Shiba Inu se acercaba moviendo su cola sin cesar. Natsu se agachó a su altura y se dejó ser noqueada por su can.
— ¿Te has portado bien?
Un energético ladrido respondió aquella pregunta. La muchacha sonrió envuelta en dulzura y se dirigió a la cocina para alimentarlo. Abrió la nevera para ella y el simple hecho de encontrarla vacía fue suficiente para borrar su apetito. Tomó una manzana de la mesada y se dirigió a su cuarto, rápidamente perseguida por su amiguito.
Se lanzó a la cama y tomó nuevamente su teléfono para escribirle a su jefa, pidiéndole que le adelante el día de descanso de la próxima semana así tenía un día más para descansar y recuperar sus energías. Prefería hacer el sacrificio de ir a clases antes que trabajar en esas condiciones.
Su jefa no tardó más de dos minutos en responderle, accediendo a su pedido pero a cambio pidiéndole otro favor.
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Intenta odiarme... | Oikawa Tooru
Fanfiction"Del amor al odio hay un solo paso" "Del odio al amor hay un solo paso" Que ilusos los que nos creemos fuertes ante aquel dicho. √ Algunos de los personajes de esta historia pertenecen a Haruichi Furudate ® Portada editada por @helen-word