Capítulo 20

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Todo estaba muy borroso, intenté moverme un poco pero todo me dolía; no pude evitar soltar un quejido

–¡Sarah!–escuchaba que alguien me llamaba...creo que era Harry. Tras algunos minutos, pude enfocar mi vista

–Harry...–mi voz salió muy ronca

–¡Sarah!–me abrazó. Intenté levantarme pero la cabeza me dolía demasiado–Tranquila, ya te tengo, tómate tu tiempo

–¿Dónde? ¿Qué paso con  Riddle?

–Tranquila Sarah, todo acabo, no hay nada que preocuparse...¿puedes levantarte?–así lo intenté y tuve que poner todo mi peso en Harry–estás helada, debemos salir de aquí–así lo hicimos, caminamos hasta la entrada de la cámara y después por el túnel. Tras unos minutos Harry empezó a gritar–¡Ron! ¡Sarah está bien! ¡La traigo conmigo!

—¡Sarah! —Ron sacó un brazo por el agujero para ayudarme a pasar—. ¡Estás viva! ¡No me lo puedo creer!–me abrazó fuertemente–En tu vida vuelvas a hacer algo así, no puedo perderte otra vez–volvió a abrazarme fuertemente–Estás helada...¡ponte mi túnica! te calentará un poco–así lo hice y, para darme más calor, Ron me mantuvo entre sus brazos–¿De dónde ha salido ese pájaro?–preguntó 

—Es de Dumbledore —dijo Harry– Te lo explicaré todo cuando salgamos de aquí ¿Dónde está Lockhart?

—Volvió atrás —respondió Ron, sonriendo y señalando con la cabeza hacia el principio del túnel—. No está bien. Ha perdido la memoria —me explicó—. El embrujo desmemorizante le salió tan bien como sus clases. Le dio a él. No tiene ni idea de quién es, ni de dónde está, ni de quiénes somos. Le dije que se quedara aquí y nos esperara. Es un peligro para sí mismo–Lockhart nos miró a todos

—Hola —dijo—. Qué sitio tan curioso, ¿verdad? ¿Viven aquí?

—No —respondió Ron con un tono cansado —¿Has pensado en cómo vamos a subir? —preguntó 

–Con ayuda de Fawkes, no es un pájaro normal.  Vamos a darnos la mano. Sarah, coge la de Ron. Profesor Lockhart...

—Se refiere a usted —aclaró Ron a Lockhart.

—Coja la otra mano de Sarah–Así lo hicimos, Ron me sujetó con fuerza mientras Fawkes nos elevaba por los aires. 

—¡Asombroso, asombroso! ¡Parece cosa de magia!–decía Lockhart, realmente me estaba dando lástima. Tras unos minutos, todos terminamos en el suelo mojado de los aseos de Myrtle. Fawkes iluminó el camino por el corredor así que todos nos pusimos de pie, Ron no dejaba de sujetarme y en cuanto se dio cuenta de que tambaleaba, decidió cargarme en brazos. En unos instantes, pude reconocer el lugar a donde nos había traído el ave; el  despacho de la profesora McGonagall.

Harry llamó y abrió la puerta.

–¡Sarah!–reconocí esa voz, era mamá. Inmediatamente se acercó junto con papá, quien me tomó en brazos para llevarme a uno de los sillones

–Estoy bien...–dije cuando vi sus rostros preocupados

–Oh cariño–mamá se abalanzó a mí seguida de papá, pude sentir como lloraban.

–Estás helada...–comentó papá dándome su abrigo, la profesora McGonagall, le dio unas mantas, no sé en qué momento las había obtenido. Ginny, que se había mantenido en una esquina, se abalanzó hacía mí; también lloraba.

–¡La han salvado! ¡La han salvado!–les decía mamá a Ron y a Harry mientras los abrazaba–¿Cómo lo hicieron?

–Creo que a todos nos encantaría enterarnos–pidió la profesora McGonagall. 

En cuanto mamá lo soltó, Harry volteó a verme; le asentí. Sobre la mesa colocó el Sombrero Seleccionador, la espada y lo que había quedado del diario; empezó a contar todo. Contó de la voz, lo que Hermione había comprendido, que él, Ron y yo seguimos las arañas por el bosque, lo que Aragog nos dijo. 

—Muy bien —señaló la profesora McGonagall— así que averiguaron dónde estaba la entrada, quebrantando un centenar de normas, añadiría yo. Pero ¿cómo demonios consiguieron salir con vida, Potter?–Entonces Harry, relató la oportuna llegada de Fawkes y del Sombrero Seleccionador, que le proporcionó la espada; me sorprendía todo lo que Harry había sido capaz de hacer para salvarme. Trató de no mencionar casi nada de mi relación con el diario...creo que tenía miedo a que  me expulsaran...sinceramente yo también. El diario había quedado destrozado, no había forma de demostrar nada. 

–Lo que más me intriga–comentó Dumbledore–es el diario...¿puedo verlo Harry?–éste se lo paso inmediatamente

–Ryddle lo escribió cuando tenía 16 años–dijo Harry

–Bueno, ya conocemos la versión de Ginny pero ahora, me gustaría saber la de Sarah–inmediatamente volteé a ver a Ginny–Tranquila Sarah, nadie será expulsado–creo que mi rostro me había delatado 

–Bueno...estuve escribiendo en el diario porque quería saber qué era lo que le pasaba a Ginny pero terminé en el mismo juego. En cuanto Tom supo quien era, no hubo manera de quitármelo de encima. Lo último que recuerdo es que me hizo escribir ese mensaje en la pared y después me llevó a la cámara...traté de escapar pero no pude, él era cada vez más fuerte y yo más débil...–algunas lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas. Mamá me abrazó 

—La señorita Weasley debería ir directamente a la enfermería —terció Dumbledore con voz firme—. Para ella ha sido una experiencia terrible. No habrá castigo. Lord Voldemort ha engañado a magos más viejos y más sabios. —Fue a abrir la puerta—. Reposo en cama y tal vez un tazón de chocolate caliente. A mí siempre me anima —añadió, guiñándome un ojo—. La señora Pomfrey estará todavía despierta. Debe de estar dando zumo de mandrágora a las víctimas del basilisco. Seguramente despertarán de un momento a otro.

—¡Así que Hermione está bien! —dijo Ron con alegría.
—No les han causado un daño irreversible —dijo Dumbledore. Antes de que dijeran algo más, papá me tomó en brazos y con mamá siguiéndonos, fuimos a la enfermería. Inmediatamente Madam Pomfrey le indicó a papá que me colocara en una camilla y comenzó a revisar todas mi heridas. Empezó a curarlas y posteriormente revisó mi cabeza. Tenía un buen golpe, lo que causaba el dolor, por lo que me dio algunas cosas para desinflamar la parte del golpe, quitar el dolor y también vendó mi mano, pues tenía un corte algo profundo pero que ya empezaba a cicatrizar. Tras todo ello, me dio algo para dormir y poco a poco empecé a sentir cómo mis ojos se cerraban, fue cuestión de minutos para quedarme dormida. 

La Heredera de Ravenclaw y La Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora