Capítulo 17

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Narrador omnisciente

Harry y Ron se encontraban en la enfermería junto con Hermione. En un principio, habían planeado escapar para verla pero la profesora McGonagall les había dado el permiso por lo que no había habido una necesidad de utilizar la capa de invisibilidad. 

–Vuelve Hermione...te necesito–pidió Harry mientras le cambiaba las flores. Estaba acariciando su mano cuando un papel en ella llamó su atención

–¿Qué es eso?–preguntó Ron

–Esto...es por lo que estaba en la biblioteca el día que fue atacada...¡sígueme!

De las muchas bestias pavorosas y monstruos terribles que vagan por nuestra tierra–comenzó a leer Harry–no hay ninguna más sorprendente ni más letal que el basilisco, conocido como el rey de las serpientes. Esta serpiente, que puede alcanzar un tamaño gigantesco y cuya vida dura varios siglos, nace de un huevo de gallina empollado por un sapo. Sus métodos de matar son de lo más extraordinario, pues además de sus colmillos mortalmente venenosos, el basilisco mata con la mirada, y todos cuantos fijaran su vista en el brillo de sus ojos han de sufrir instantánea muerte. Las arañas huyen del basilisco, pues es éste su mortal enemigo, y el basilisco huye sólo del canto del gallo, que para él es mortal.

Debajo de esto, había escrita una sola palabra, con una letra que Harry reconoció como la de Hermione: "Tuberías"

—Ron —susurró Harry—. ¡Esto es! Aquí está la respuesta. El monstruo de la cámara es un basilisco, ¡una serpiente gigante! Por eso he oído a veces esa voz por todo el colegio, porque yo comprendo la lengua pársel...El basilisco mata a la gente con la mirada. Pero no ha muerto nadie. Porque ninguno de ellos lo miró directo a los ojos. Colin lo vio a través de su cámara de fotos. Justin... ¡Justin debe de haber visto al basilisco a través de Nick Casi Decapitado! Nick lo vería perfectamente, pero no podía morir otra vez... Y a Hermione y la prefecta de Ravenclaw las hallaron con aquel espejo al lado. Hermione acababa de enterarse de que el monstruo era un basilisco. ¡Me apostaría algo a que ella le advirtió a la primera persona a la que encontró que mirara por un espejo antes de doblar las esquinas! Y entonces sacó el espejo y...

—¿Y la Señora Norris? —interrumpió Ron

—El agua... la inundación que venía de los aseos de Myrtle la Llorona. Seguro que la Señora Norris sólo vio el reflejo...¡Las arañas huyen de él! ¡Todo encaja!

—Pero ¿cómo se mueve el basilisco por el castillo? —preguntó  Ron

–Hermione encontró la respuesta...–dijo Harry mirando de nuevo el papel–Tuberías...¡utiliza las tuberías! ¿Recuerdas lo que Aragog dijo sobre la niña que murió hace 50 años? La asesinó en el baño...¿qué tal si jamás se fue?

–¿Myrtle?

Antes de que pudieran decir otra cosa, fueron interrumpidos por la voz de la profesora McGonagall

—Todos los alumnos volverán inmediatamente a los dormitorios de sus respectivas casas. Los profesores deben dirigirse a la sala de profesores. Les ruego que se den prisa. 

Harry se dio la vuelta hacia Ron.

—¿Habrá habido otro ataque? ¿Precisamente ahora?

—¿Qué hacemos? —dijo Ron— ¿Regresamos al dormitorio?

—No —contestó Harry, mirando alrededor–ven, vamos a escondernos para saber qué ha pasado, después les diremos lo que hemos averiguado.

 Así lo hicieron, Harry y Ron sólo escuchaban ruidos en el corredor y, al oír que la puerta de la sala de profesores se abría, se asomaron para ver cómo es que todos entraban; la última fue la profesora McGonagall

—Ha sucedido —dijo la profesora—. Una alumna ha sido raptada por el monstruo. Se la ha llevado a la cámara.

El profesor Flitwick dejó escapar un grito. La profesora Sprout se tapó la boca con las manos. Snape recargo su peso en el respaldo de una silla y preguntó:

—¿Está usted segura?

—El heredero de Slytherin —continuó la profesora McGonagall— ha dejado un nuevo mensaje: "Sus huesos reposarán en la cámara por siempre"

—¿Quién ha sido? —preguntó la señora Hooch, quien ya se había sentado debido a la noticia—¿Qué alumna?

—Sarah Weasley—contestó la profesora McGonagall pues entre los profesores, ya todos sabían su verdadera identidad. 

El profesor Flitwick derramó unas cuantas lágrimas y tanto Harry como Ron se dejaron caer en silencio

—Tendremos que enviar a todos los estudiantes a casa mañana —continuó la profesora McGonagall—. Éste es el fin de Hogwarts. Dumbledore siempre dijo...

La puerta de la sala de profesores se abrió bruscamente; era Lockhart quien llegaba sonriendo.

—Lo lamento..., me quedé dormido... ¿Me he perdido algo importante?

—He aquí el hombre —dijo Snape—. El hombre adecuado. El monstruo ha raptado a una chica, Lockhart. Se la ha llevado a la Cámara de los Secretos. Por fin ha llegado tu oportunidad.

—Así es, Gilderoy —intervino la profesora Sprout—. ¿No decías anoche que sabías dónde estaba la entrada a la Cámara de los Secretos?

—Yo..., bueno, yo... —tartamudeó Lockhart.

—Sí, ¿y no me dijiste que sabías con seguridad qué era lo que había dentro? —añadió el profesor Flitwick.

—¿Yo...? No recuerdo...

—Ciertamente, yo sí recuerdo que lamentabas no haber tenido una oportunidad de enfrentarte al monstruo antes de que arrestaran a Hagrid —dijo Snape—. ¿No decías que el asunto se había llevado mal, y que deberíamos haberlo dejado todo en tus manos desde el principio?

—Yo..., yo nunca realmente... Deben de haberme interpretado mal...

—Lo dejaremos todo en tus manos, Gilderoy —dijo la profesora McGonagall—. Esta noche será una ocasión excelente para llevarlo a cabo. Nos aseguraremos de que nadie te moleste. Podrás enfrentarte al monstruo tú mismo. Por fin está en tus manos.

—Mu-muy bien —tartamudeó—. Estaré en mi despacho, pre-preparándome.

—Bien —dijo la profesora McGonagall— eso nos lo quitará de delante–era bien sabido que Lockhart era más un estorbo que una ayuda–Los Jefes de Casas deberían ir ahora a informar a los alumnos de lo ocurrido. Dígnales que el expreso de Hogwarts los conducirá a sus hogares mañana a primera hora de la mañana. A los demás, les ruego que se encarguen de asegurarse de que no haya ningún alumno fuera de los dormitorios.

Los profesores se levantaron y fueron saliendo de uno en uno. Todos a excepción del profesor Flitwick y la profesora McGonagall

–Enviaré una carta a sus padres y le diré a sus hermanos...suerte con el mensaje Flitwick–así habló McGonagall, inmediatamente salió; esto era una pesadilla para todos. 


La Heredera de Ravenclaw y La Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora