Capítulo 14

191 27 2
                                    

Harry, Hermione y Ron no habían dejado de investigar del diario. Por más que intentaba que dejaran al tema a un lado, no lo hacían. Aún buscaba el momento perfecto para quitárselo a Harry pero es que nunca lo soltaba. El 14 de febrero había llegado y, así como en Halloween, colgamos algunas de nuestras pinturas en el Gran Comedor. Sin embargo, no eran lo único que adornaba el Gran Comedor ya que Lockhart se había encargado de cubrir las paredes con rosas y que del techo cayeran confetis en forma de corazones. 

—¡Feliz día de San Valentín! —gritó Lockhart, quien claramente traía una túnica demasiado rosa—. ¡Y quiero también dar las gracias a las cuarenta y seis personas que me han enviado tarjetas! Sí, me he tomado la libertad de preparar esta pequeña sorpresa para todos vosotros... ¡y no acaba aquí la cosa!

Lockhart dio una palmada, y por la puerta del vestíbulo entraron una docena de enanos.

–Oh no puede ser...–Mandy soltó una carcajada. Los enanos llevaba puestas alas doradas y arpas. 

—¡Mis amorosos cupidos portadores de tarjetas!  ¡Durante todo el día de hoy recorrerán el colegio ofreciéndoos felicitaciones de San Valentín! ¡Y la diversión no acaba aquí! Estoy seguro de que mis colegas querrán compartir el espíritu de este día. ¿Por qué no pedís al profesor Snape que os enseñe a preparar un filtro amoroso? ¡Aunque el profesor Flitwick, el muy pícaro, sabe más sobre encantamientos de ese tipo que ningún otro mago que haya conocido!

Las caras del profesor Flitwick y Snape eran legendarias, pagaría por una foto.

Los enanos se pasaron el día interrumpiendo las clases para repartir tarjetas y fue nada menos en encantamientos cuando uno de ellos mencionó mi nombre. Intenté no darle mucha importancia pero es que todos me miraban. Gracias al cielo que sólo fueron cartas; Mandy me hizo leerlas en el momento, una de ellas comparaba mi belleza e inteligencia con la de flores y plantas mientras que la otra enumeraba mi "sin fin" de cualidades. La primera no tenia nombre pero la segunda había sido firmada por Cedric. Ultimamente nos encontrábamos mucho en la biblioteca y era agradable platicar con él; nos estábamos volviendo muy buenos amigos.

Estábamos saliendo del aula de encantamientos cuando la voz de un enano me hizo parar

—¡Eh, tú! ¡Harry Potter! —gritó—tengo un mensaje musical para entregar a Harry Potter en persona —dijo comenzando a tocar el arpa 

—¡Aquí no! —suplicó Harry intentando huir pero el enano se aferró a su bolsa; ambos tiraron tan fuerte que lograron partirla en dos. Inmediatamente me acerqué a Harry para ayudarle a recoger sus cosas. Antes de que Harry pudiera hacer otra cosa, el enano lo tumbó. 

—Bien, ésta es tu canción de San Valentín:

Tiene los ojos verdes como un sapo en escabeche
y el pelo negro como una pizarra cuando anochece.                                                                                  Quisiera que fuera mío, porque es glorioso,                                                                                                             el héroe que venció al Señor Tenebroso.

El rostro de Harry estaba totalmente rojo y Malfoy se reía junto con sus seguidores en una de las esquinas. De un momento a otro, antes de que Draco dijera algo, apareció Percy

—¡Fuera de aquí, fuera! La campana ha sonado hace cinco minutos, a clase todos ahora mismo —decía, empujando a algunos de los más pequeños— Tú también, Malfoy.

De repente, vimos cómo Malfoy se agachaba y cogía algo, y con una mirada burlona se lo enseñaba a Crabbe y Goyle. Fue entonces que supe que se trataba del diario.  

La Heredera de Ravenclaw y La Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora