Capítulo 21

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Poco a poco recuperé la conciencia pero, en cuanto abrí los ojos, no pude reconocer el lugar en donde estaba

–Bienvenida Sarah–aquella voz me causó un escalofrío; era Tom Ryddle

–Voldemort...

–¿Sabes? Me encanta tu inteligencia, estoy seguro que con ella dominaré a todos en un par de días

–Intenté moverme pero todo me dolía y me sentía...débil

–Sí, no lo intentes, estoy absorbiendo toda tu vitalidad por lo que no es buena idea–no podía quedarme ahí así que empecé a buscar mi varita pero no estaba en mi túnica. 

–¿Buscas esto? Es realmente muy linda y cómoda, creo que me acomodaré a ella. Es increíble que tú, la heredera de Ravenclaw terminé así–dijo dándome la espalda–mientras que yo, el Heredero de Salazar Slytherin, conquisto todo Hogwarts

–En tus sueños–antes de que pudiera procesarlo, me lancé contra él en una batalla por mi varita y no me pregunten cómo pero de un momento a otro un rayo azul salió de mi mano causando que Ryddle saliera disparado hacia el otro lado del cuarto. Rápidamente aproveché eso para correr; tenía que salir de ahí. Corrí lo más rápido que pude y estaba por cruzar la puerta cuando Ryddle me tacleó. 

–Impresionante, realmente impresionante–intenté forcejear pero ya no tenía fuerzas, me había pegado en la cabeza con una de las rocas y todo parecía borroso–Has hecho un hechizo sin la necesidad de una varita; sin duda alguna una gran promesa para la magia. Lástima que morirás hoy...–no pude seguir escuchando lo que decía ya que todo se puso negro. 

[...]

Desperté. Me levanté de golpe, mi respiración estaba agitada y me encontraba realmente asustada

–Hey princesa, todo bien, sólo ha sido un pesadilla–papá estaba a mi lado. Me gustaría creer que sólo había sido una pesadilla pero más bien era una pesadilla-recuerdo.

–¿Cómo te encuentras cielo?–preguntó mamá acercándose–¿te duele algo?

–No, ya me siento mucho mejor–la realidad era que aún me dolía la cabeza pero estaba segura que pronto se me quitaría y no quería seguirlos preocupando

–¡Sarah!–aquella voz era de...

–¡Hermione!–dije inmediatamente, mi amiga de cabellos despeinados se lanzó a mi cama y me inundó en un abrazo

–¡Lo lograron Sarah!–Hermione no dejaba de sonreír pero yo me sentía todavía muy culpable

–Hey, nada de culpas–siempre parece que Herm me lee la mente–ya lo sé todo y no hay remordimiento de nada, no ha sido culpa tuya, has preferido dar tu vida por tu hermana y eso es algo muy heroico diría que hay muchas cualidades de Gryffindor dentro de ti, después de todo eres una Weasley–tras aquellas palabras volví a abrazarla, la había echado mucho de menos–Ahora por qué no vamos al gran comedor, escuché que Dumbledore mandó a hacer un banquette–volteé a ver mis padres

–Está bien linda, nosotros ya nos vamos. Te veremos en la estación–dijo acercándose para darme un abrazo y un beso en la mejilla

–Cuídate mucho cielo, te queremos demasiado–mamá me dio un gran abrazo y cientos de besos.

En cuanto salieron de la habitación, Madam Pomfrey me dejó ir con la condición de regresar mañana para un chequeo y con ello Hermione y yo nos dirigimos al Gran Comedor. En cuanto llegamos, nos encontramos a Sir Nicholas en la entrada

–Hermione, Sarah ¡Bienvenidas!

–Gracias Sir Nicholas–dijimos a unísono. Inmediatamente Neville nos vio y supuse que se los dijo a los demás porque todos voltearon a vernos. Sin pensarlo más Hermione salió corriendo hacia Harry mientras que yo, salí hacia Ron

–Te quiero demasiado–le dije en cuanto lo abracé–Eres el mejor hermano, sólo no le digas a los otros–Ron soltó una carcajada. Inmediatamente Fred, George, Ginny y Percy se acercaron a mí y me llenaron de abrazos. Estaba muy contenta de estar con mis hermanos. 

–¡Sarah!–eran Terry y Mandy, venían corriendo de la mesa de Ravenclaw, en cuanto llegaron igual me dieron un gran abrazo

–Te extrañamos demasiado–comentó Terry

–Bienvenida de regreso Sarah–continuó Mandy

De un momento a otro, la profesora McGonagall hizo sonar su copa

–¿Me permiten su atención por favor?–los chicos de Gryffindor nos hicieron un espacio para que nos sentáramos con ellos; Ron volvió a abrazarme. 

–Antes de iniciar el banquete–dijo Dumbledore levantándose–démosle un fuerte aplauso a la Profesora Sprout y a la Señora Pomfrey cuyo jugo de mandrágoras fue administrado con éxito a todos los que estaban petrificados–inmediatamente todos comenzamos a aplaudir– También, debido a los acontecimientos recientes, como un regalo de la escuela, todos los exámenes han sido cancelados–Aquello detonó gritos y aplausos más fuertes pero por supuesto que no de parte de Hermione. Los aplausos se vieron interrumpidos por alguien entrando...¡era Hagrid!

–Perdón por llegar tarde, el búho que entregó mis papeles se perdió y se confundió. Un pájaro raro que se llama Errol–Oh no, Ron y yo volteamos a vernos con un rostro apenado mientras que Harry soltaba una carcajada. Hagrid había estado caminando por el pasillo pero en cuanto llegó a nosotros, se detuvo

–Solo quiero decirles que si no hubiera sido por ustedes Harry, Ron, Sarah y Hermione, claro..., yo todavía estaría...ya saben dónde. Así que solamente quiero decirles ¡Gracias!–todo nos miramos con una sonrisa

–Hogwarts sin ti no es Hogwarts Hagrid–dijo Harry levantándose para darle un abrazo. De un momento a otro, el profesor Dumbledore comenzó a aplaudir seguido de la profesora McGonagall, todos nos paramos para continuar con los aplausos hacia Hagrid. Realmente fue algo muy emotivo. 

[...]

Bueno, el resto del último trimestre transcurrió muy tranquilo. Cedric me buscó tras el banquete y hablamos un buen rato. Desde entonces hemos estado hablando diario en la biblioteca y me ha ayudado con algunos trabajos. La buena noticia es que las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras se habían suspendido y Lucios Malfoy había sido expulsado del consejo escolar; así mismo, Ginny había recuperado su sonrisa. Ahora, nos encontrábamos en el expresso de Hogwarts. Mandy, Terry y yo habíamos aprovechado el tiempo para jugar snap explosivo y comer muchos dulces. Pronto llegaríamos a la estación y realmente estaba emocionada por el verano, papá me había dicho que había ganado un premio y que, con el dinero, nos compraría una nueva varita a Ron y a mí y además, haríamos un viaje familiar. 

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