CAPÍTULO 39 (SEMPITERNO)

168 20 1
                                    

39

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

39.

Creo que he perdido la consciencia unos minutos, si sin duda ha sido eso ya que un sudor frío recorre todo mi cuerpo y un fuerte escalofrío me hace saltar de los brazos de Dominique. Veo como la limusina atraviesa la puerta de entrada al jardín y me lanzo rápidamente a coger mi camiseta que ha ido a parar a cualquier lugar del larguísimo vehículo.
Me encuentro mal, muy mal, creo que voy a vomitar de un momento a otro.
Enzo para en la puerta de casa y no me da tiempo de bajarme, acabo de vomitar en el primer macetero que he encontrado de camino a la puerta de entrada de nuestra preciosa casa.

Enzo y Dominique se lanzan a donde estoy soltando hasta la primera papilla preocupados por mí. No puedo ni siquiera hablar, me arde la garganta y el estómago, solo quiero vomitar. Se que me están hablando, se que están llevándome a algún lado, pero mi consciencia va y viene cada 10 segundos.
De repente noto como muchísima agua fría se desliza por mi cabeza y mi espalda durante muchísimo tiempo haciéndome recobrar la consciencia repentinamente. El agua está mas que congelada y Dominique está a mi lado mojándose para que yo no salga de la ducha hasta que no me haya despejado al cien por cien, es una tarea difícil, sobre todo ahora que estoy resistiéndome ya que me muero de frio.
Cuando recupero nuevamente la consciencia estoy en mi cama completamente desnuda y ocupando gran parte de esta ya que estoy sola.
- ¿Dominique? - No tengo fuerzas ni para buscarle ahora mismo así que vuelvo a cerrar los ojos hasta que un humeante olor a té despierta mis sentidos. Abro los ojos y ahí esta el, uno de los dos seres mas preciosos que he visto en mi vida, el otro solo tiene tres meses y es clavado a su papá.

- Buenos días, ¿te encuentras mejor? - susurra y repentinamente su susurro rebota en mi cerebro.
- Shhh, si, mucho mejor. - susurro, pero me arde y retumban mis propias palabras en la cabeza. Dominique se percata y me tiende un botellín de agua y 3 pastillas de diferentes colores.
- Vitaminas, para el estómago y para el dolor. - dice señalando cada una de las pastillas. - Tómatelas y come algo rápidamente para que no te hagan daño ¿de acuerdo? - asiento rápidamente mientras veo como Dominique se marcha al baño y comienza a llenar nuestra maravillosa bañera de hidromasaje.

Me limito a hacerle caso, me tomo las pastillas con el zumo de naranja y me como una tostada con mantequilla mientras dejo reposar el te poco a poco en mi estómago. Después de nacer Celina dejé de sentir asco por el té y volví a aficionarme nuevamente a el, aunque solo lo tomo para desayunar y no en ningún otro momento del día. Me he portado como una niña buena y me lo he comido absolutamente todo, así que me incorporo lentamente en la cama hasta que por fin consigo estabilizarme.
No recuerdo absolutamente nada de anoche, solo que hicimos el amor en la limusina y después...
Joder después vomité, mierda, que vergüenza!

Creo recordar que solucionamos el enfado que tuvimos por la tarde, aunque ni siquiera recuerdo porqué fue, que más da, lo importante es que se solucionó y que hoy no tengo que pensar en enmendar lo ocurrido así que le doy el último sorbo al vaso de zumo que Dominique me ha dejado en la bandeja mientras un ligero olor a coco y madera inunda la enrome habitación.

Seis días "Sempiterno" [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora