CAPÍTULO 7 (SEMPITERNO)

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7.

La ducha me ha sentado de maravilla y parece que veo la vida desde otra perspectiva. Es obvio que los labios de Dominique sobre mi clítoris han ayudado a ello y por eso ahora estoy completamente desnuda lamiendo cada centímetro de su jugoso sabroso y viril miembro. Desde que estoy embarazada me encanta jugar con su pene y hacerle disfrutar y es que eso de sentir que le excito aun estando mas gorda de lo normal y con unos pechos descomunales me excita de una manera sobrehumana. Deslizó mi lengua por toda su virilidad haciéndole gozar de placer, cosa que me demuestra gimiendo y agarrando mi cabeza con fuerza para sentirla aun mas profunda.
Amo hacerle sentir así.

Tras un rato de lujuria y desenfreno, tira de forma violenta de mi cuerpo colocándolo junto al suyo, perdiéndome en la profundidad de su mirada y acariciando mis pechos que cada día están más hinchados y calientes. Su lengua vaga por ellos sin retirar su mirada de la mía, mientras sus dedos se pierden entre mis pliegues moviéndose como si de un laberinto se tratase. Sentir los labios de Dominique en mis pechos es increíble pero si ya lo acompaña de ligeros mordiscos y suaves lametones me excita mucho más.
Me ayuda a elevarme y sentarme en la cama, me coloca dándole la espalda a el y se sienta tras de mi, entre sus piernas. No tengo ni idea de que va a hacer pero sentir su sexo duro contra mi espalda me excita demasiado.
Abre el cajón de la mesilla de noche y saca un pequeño bote de aceite que comienza a extender por mis pechos. Le miro extrañada pero enseguida niega con la cabeza.

- No temas, lo compré en el aeropuerto y pensé que te gustaría. - asiento, sonrío y apoyo mi cuello en su hombro.

Un ligero aroma a canela y manzana inunda nuestra enorme habitación debido al aceite con el que Dominique está masajeando mis pechos. Con cada roce de sus dedos por mi pecho y mi barriga desprenden una ligera sensación de calor que es cuanto menos muy agradable. Algo en mi interior comienza a brotar y no es ni mas ni menos que la excitación tan extrema de sentir sus dedos retorciendo mis pezones y sus labios mordiendo y besando mi cuello. Gimo de placer y voy en búsqueda de la boca de Dominique girando mi cuello. Sus labios se entrelazan con los míos mientras sus dedos vagan por mis pechos y bajan por mi vientre marcando un camino de pasión hasta mi intimidad.

No estoy segura de poder aguantar tanto placer cuando los dedos de Dominique vagan entre mis pliegues dejando un ligero rastro de calor provocado por el gel de masajes con el que ha estado acariciando mi cuerpo. Esa agradable sensación la desconocía y puedo estar segura de que quiero jugar con ella mas a menudo. Los dedos de mi hombre comienzan a perderse en mi hendidura mientras muevo mis caderas a su ritmo, dejándome llevar por la lujuria del momento.
No lo soporto más y me giro subiéndome sobre las caderas de Dominique buscando el calor de su miembro erecto y preparado para mi. Me siento sobre este con delicadeza dejando que me llene muy poco a poco hasta que por fin le noto bien profundo.
Me acomodo a la postura y muevo mis caderas buscando la sensación que tanto anhelaba, esa sensación que me hace sentirme viva. Sentirle dentro de mí es sin duda lo que más me gusta en esta vida y tener yo el mando de la situación me gusta aún más.
Subo y bajo por su pene y me muevo hacia delante y hacia detrás frotándome con su pubis y dándome un placer aun mas grande.

Seis días "Sempiterno" [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora