𝑸𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒕𝒂𝒓 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒔𝒖𝒆𝒏̃𝒐.

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Cuando el amor toca a la puerta de tu corazón y decides darle la bienvenida, esperas que se quede ahí para siempre, o hasta que ambos corazones dejen de latir a la par.

No uno primero y al tiempo después el otro.

No es justo. Jodidamente no es justo.

Porque cuando menos lo esperas, llega alguien que con su torpeza y rareza, te hace ver cuán valiosa y divertida puede llegar a ser la vida.

Pero ahora, ya nada tenía sentido y todo se estaba volviendo gris con cada palabra que salía de los labios del azabache.

Aun cuando Jungkook logró explicarle a Jimin lo que estaba pasando con su cuerpo, cuando logró decirle el porqué no volvió a casa en esos días y cuando finalmente le hizo entender que ni todo el dinero del mundo podría salvarlo de un maldito final que lo esperaba con los brazos abiertos.

Jimin simplemente lloró. Lloró aferrado al cuerpo del único hombre que ha amado en su vida.

¿Cómo es que él nunca notó lo débil que se volvió el cuerpo de Jungkook?

La culpa comenzó a carcomer su mente y más cuando logró comprender que no había una solución.

Cáncer. Era un maldito cáncer pulmonar en fase cuatro, totalmente avanzado y sin haber presentado los típicos síntomas para ser detectado a tiempo. Con un historial médico totalmente intachable, uno que dejaba en claro que el paciente Jeon Jungkook no tendría porque estar pasando por esto.

Sí, él fumó por un tiempo determinado, pero fue por tan poco tiempo que aquello no fue el causante de su cáncer.

Entonces, ¿cómo era posible que tuviese un maldito cáncer pulmonar?

Jimin no lograba comprender. Nunca en los años que estuvieron juntos se realizaron algún tipo de chequeo médico porque rara vez se enfermaban y si caían enfermos, no pasaba más allá de un simple malestar muscular. Un resfriado común y corriente.

Quizás era todo un error, debía serlo.

La mañana llegó y ellos poco y nada habían dormido, ¿como podrían?

—¿Amor? —la voz ronca, pero débil del pelinegro causó estragos en el corazón de Jimin.

Sin responder, alzó la cabeza y lo miró. Contempló la cara cansada de Jungkook.

¿Por qué la vida se empeñaba en separar lo que ella misma unía?

Miedo. Tristeza. Angustia. Y tantos sentimientos más, comenzaban a apoderarse de la mente de Jimin, porque él no podía siquiera imaginar una vida sin Jungkook.

No existía una vida sin Jungkook.

Él era todo. Era su vida y su corazón.

—T-te amo —logró decir, mientras sus mejillas eran acariciadas por lágrimas, unas que Jungkook se encargó de secar con sus dedos para luego besar sus labios agrietados.

—Lo sé, también te amo —intensificó el abrazo que tenía en Jimin, pegando aún más sus cuerpos y se quedaron ahí hasta que el cansancio les ganó y sus ojos se cerraron, aun cuando no querían dormir, lo hicieron.



***

El sonido de un teléfono hizo que Jimin abriera sus cansados ojos miel y se alejara de los brazos que siempre le daban calor y tranquilidad a la hora de dormir.

Miró por todos lados con sus ojos entrecerrados y pudo ver que era el teléfono de Jungkook el que sonaba.

—Jungkookie... —le habló casi en un susurro cerca de su cara— A-amor, tu teléfono... —tocó su hombro y lo movió de manera sutil, pero sirvió para despertar al mayor, quien se giró y extendió su brazo para tomar el aparato y ver quién carajos le llamaba.

No olvides que te amo ~ KM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora