𝑹𝒆𝒈𝒂𝒍𝒐𝒔.

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El viaje había llegado a su fin, pero había sido sin duda, una experiencia maravillosa para ambos. Disfrutaron cada momento y se preocuparon de hacer los mejores recuerdos como si sus vidas dependieran de ello. Definitivamente, el viaje sería algo inolvidable.

Cuando llegaron a Seúl el domingo por la noche, cayeron rendidos en la cama, sin siquiera darse una ducha y cambiarse la ropa. Jimin se acurrucó entre el calor de los brazos de Jungkook, enterrando su cara en el pecho, inhalando profundo su delicioso aroma, relajándose y finalmente cayendo rendido en el sueño profundo. Jungkook hizo algo parecido, apenas tuvo entre sus brazos a Jimin, se relajó y cerró los ojos para caer en los brazos de morfeo. El largo viaje los había dejado totalmente agotados, sumándole que al otro día, Jungkook debía retomar sus actividades.



***

Jungkook había llegado a su oficina a las ocho de la mañana en punto, como era de costumbre. Comenzar a trabajar un lunes por la mañana era algo que no alegraba a muchos, pero para él había sido uno de los mejores inicios de semana. Esa mañana se había despertado con el delicioso aroma de panqueques y café que su hermoso chico de cabellos grises había preparado para él.

La puerta de su despacho sonó al ser golpeada solicitando su permiso para entrar, pero no alcanzó a decir nada cuando se abrió y pudo ver su madre entrar con una cara que indicaba problemas.

Muchos problemas.

—Mamá... —sonrió inocente, como si fuera un niño.

Una sonrisa que su madre aun sin decir nada, apreciaba como su mayor tesoro.

—Pensé que no aparecerías el día de hoy —soltó escuetamente.

—Hola mamá, estoy bien, gracias por preguntar —habló y su madre bufó— Te dije que me iría con Jimin a Busan.

—Ya sé. Aun así, pensé que no vendrías hoy.

—Lamento arruinar el único motivo que tendrías para regañarme, mamá —llevó sus ojos al computador para seguir revisando su correo.

—Cuida tus modales, Jeon —Jungkook alzó su brazo sobre su cabeza y con su dedo índice comenzó a dibujar imaginariamente una aureola sobre ella, haciendo que su madre rodara sus ojos— No vine a discutir contigo —tomó asiento en el cómodo sofá negro que había en la oficina— ¿Has visto a Kim? Estoy realmente preocupada por él. Veo que pasa más aquí que en casa con su esposa.

—Lo sé, me llamó el sábado y estaba buscando unos documentos para seguir trabajando. Creo que debería separarse de una buena vez y dejar ser feliz a esa pobre mujer con alguien más.

—¿Separarse? —preguntó sorprendida. Ella no tenía ni la más mínima idea de la historia de Kim. Ella era completamente ajena al dolor del mejor amigo de su hijo— Pensé que estaban mal, pero no tan mal como para hablar de separación.

—Sí, bueno. No sé si pase realmente, pero luego hablo con él —vio por el rabillo de su ojo como su madre asentía con su cabeza— Debo mandar unos correos ahora y después tengo una reunión.

—Está bien —dijo satisfecha, ella adoraba bastante a Namjoon ya que lo conocía de años y se llevaba bastante bien con su familia, por lo que siempre estaba al pendiente de él y trataba de ayudarlo y aconsejarlo en lo que más podía— Sobre la fiesta de navidad, ¿vas a ir?

—Claro que iré, siempre voy.

—¿Irás con él? —preguntó, aún sabiendo la respuesta.

—Jimin, mamá —le corrigió, con su voz sonando levemente irritada. Ella rodó los ojos al ver la reacción de su hijo— Y sí, iré con él. ¿Algún problema con eso?

No olvides que te amo ~ KM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora