Una mano me acarició suavemente y abrí los ojos sonriendo al encontrarme con el rostro de Mayte muy cerquita del mío; tenía los ojos cerrados mientras su mano subía y bajaba con delicadeza por mi espalda. Me acerqué un poco hasta rozar mis labios con los de ella y abrió los ojos.
— Buen día. —susurré en sus labios.
— Buen día, mi niña hermosa. —dijo con voz suave. — Perdón por despertarte.
— Shh... —me acomode abrazándome a su cuello, dejé besos en su rostro y junté nuestras frentes. Mayte rodeó mi cintura con sus brazos, estábamos tan cerca que respirábamos el aire de la otra.
— ¿Cómo dormiste? —preguntó sin dejar de abrazarme.
— Como hace mucho no lo hacía. —confesé.
— ¿Sí? Qué bueno, porque yo también. —dijo besando mis labios. —Te amo, Sof. —sentí mi corazón acelerarse y acaricié su mejilla.
— No me digas eso... —suspiré.
— ¿Por qué no? Es lo que siento. —me observó fijamente.
— Porque no está bien. —sentí mis ojos llenarse de lágrimas.
— No me importa si está bien o no, Sof. —me tomó el rostro entre sus manos. — Te amo y esta vez no pienso dejarte ir.
— Mayte... —me senté tomando la sabana para cubrir mi desnudez.
— No me digas que lo amas, porque sabes que no es verdad. Esa excusa no va conmigo y menos después de lo que pasó anoche. —respire lento y mis mejillas se sonrojaron.
— Lo quiero mucho, ¿sí?
— Amor, no lo amas. —cada vez que me decía así, mi corazón daba un vuelco. — Si te casas con él, vas a cometer el error más grande de tu vida.
— No voy a lastimarlo, Marcus se ha portado muy bien conmigo y...
— Y aunque te cases con él, vas a terminar lastimándolo mi amor. —su voz era suave. Respire hondo negando con la cabeza.
— Deje de decirme amor, señora Mayte. —dije sonriendo, me sentía estúpida. La amo demasiado y no podía negar la emoción que me producía escucharla.
— ¿Tienes hambre? mi amor —sonrió.
— Ay, me caes mal. —le pegué con la almohada y carcajeó.
— ¿No quieres comer? Porque yo si quiero comerte. —se mordió el labio mirándome y no pude evitar volver a caer entre sus brazos. Pasamos toda la mañana y parte de la tarde enredadas entre las sabanas, Mayte tenía las manos de un artista y yo me sentía su musa. Una noche no bastaba para saciar la sed de nuestros cuerpos, necesitábamos la vida entera y más.
Cuando por fin tuve las fuerzas suficientes para salir de la cama de mi vecina, eran más de las tres de la tarde. Entré a mi casa y papá se encontraba en el sillón jugando videojuegos con mi hermano. Intenté pasar desapercibida.
— ¡Hola popi! —gritó el pequeño. Bien, ahora tendría que responder a las preguntas de papá.
— Hola pequeño. —me acerqué dejando un beso en su frente.
— Vaya, hasta que recuerdas que tienes familia ¿qué tanto hacías con Mayte? —mis mejillas se sonrojaron al escucharlo y solté una risita nerviosa.
— Nada papá, solo hablamos. —me senté junto a ellos.
— Si claro. —volteó observándome y arqueo una ceja. —Se nota, mira que, si fuera hombre, diría que estaban haciendo a mi nieto...
— ¡Papá! Ay no, te odio. —reí. — ¿Por qué eres así? —negué suave.
— Bien, no dije nada. —me guiñó el ojo. — Marcus llamó, le dije que habías salido a comprar algunas cosas.
— Gracias. —susurré. — Iré a llamarlo. —me levanté y sentí la mano de papá tomar la mía.
— Pequeña. —voltee a verlo. — Quiero que sepas, que la decisión que tomes voy a apoyarla. Solo piensa bien lo que vas a hacer. No te voy a decir que busques tu felicidad, porque esa es momentánea, pero sí busca la paz y estabilidad que necesitas.
Respiré hondo, me acerqué abrazándolo y le agradecí. Subí a mi habitación pensando en la decisión que debía tomar, pero ¿realmente había una decisión que tomar? No, claro que no la había. Mayte era mi primer amor, mi primera vez en muchas de las cosas que había hecho. Marcus era mi presente y mi futuro, con él estaba mi vida. Ya no era una niña, tenía que olvidarme de todo y volver al lugar donde ahora pertenecía.

ESTÁS LEYENDO
Señora Mayte
FanficMe enamoré de ella cuando aún era una adolescente. Ella era experiencia y yo apenas comenzaba a vivir, quizá estaba mal para algunos ¿pero quienes son para decidir lo que está bien o lo que está mal? La diferencia de edad es lo que menos importa c...