Mayte salió de la habitación llevándose a Isabel tal y como dijo, caminaron afuera y sentaron en la mesa que se encontraba allí.
— ¿Cómo va todo? —preguntó May.
— Bien, en dos semanas estaré formalmente divorciada. —suspiró. — ¿Y tú?, ¿me piensas decir por fin qué te traes con esa niña? Digo, porque para que la traigas aquí... ¿O es que la adoptaste y no me dijiste?
— No tienes que hablarme así, chavela. —Isabel rodó los ojos al escuchar aquello, odiaba que la llamaran así. — Sof y yo nos queremos mucho, y quise invitarla. ¿Te molesta?
— Me molesta que no me digas la verdad, María Teresa. —cuestionó mirando fijo a la menor. — Sé que hay algo más, no soy tonta. Y no me lo dices porque sabes que lo que opino no quieres escucharlo, pero igual te lo voy a decir. —Mayte suspiró resignada a escuchar a su hermana. — Solo esta jugando contigo, ¿qué puede buscar una niña como ella en alguien de nuestra edad?
— Estas equivocandote, Isabel.
— Déjame hablar. —sentenció. — ¿En qué estás pensando? Ya estas grande Mayte, no eres una adolescente que puede ir por la vida experimentando cosas.
— Y porque no soy una adolescente, no tienes que meterte en mis decisiones.
— Me meto porque eres mi hermana, y me preocupa lo que pase contigo. —dijo molesta. — Te va a dejar cuando se canse y se dé cuenta que no tienes la misma energía que alguien de su edad.
Mayte observó a su hermana sintiendo una presión en el pecho, producto de lo que le había dicho. Negó suavemente y se levantó, Isabel a veces era demasiado cruel.
— No pienso decirte lo que mereces, porque no voy a ponerme a tu nivel Isabel, ¿pero sabes? Siento que estás frustrada, porque yo sí tengo alguien que me quiera. —soltó aquellas palabras como puñales y se alejó. Necesitaba estar sola y pensar en lo que haría. Caminó hasta las caballerizas y estuvo ahí por alrededor de una hora.
Isabel se quedó en silencio pensando qué haría para que Mayte olvidara la absurda idea de estar con alguien mucho menor y de su mismo sexo. Joss observó a su madre y decidió acercarse.
— ¿Por qué te molesta tanto que May esté con ella? —su madre lo observó.
— Puede ser su hija, José Manuel.
— Pero no lo es. —la observo. — Creo que May es feliz, déjala.
— Ay por favor. —rodó los ojos.
— No tiene nada malo que sean novias, son otros tiempos mamá.
— No me parece José Manuel, Mayte está muy grande para salir con esto. ¿Qué le pasa? No señor. —movió suavemente la cabeza.
— ¿Prefieres verla con alguien que solo la lastime?
— La niña la va a lastimar igual. Y ultimadamente, no sé qué hago hablando esto contigo si tú también eres un mocoso. —se cruzó de brazos.
— Sofía ama a May, date la oportunidad de conocerla Isabel. —se levantó y observó fijo a su madre.
— Mi hermana no puede ser...
— ¿Lesbiana? ¡Claro que sí! —rió. — Ya lo es. Acéptalo, y apóyala.
— No voy a apoyar esa estupidez.
— Que amargada, neta. —dijo y se fue dejando a su madre con la palabra en la boca y llena de rabia.
Isabel no iba a permitir que su hermana siguiera cometiendo la estupidez de estar con esa niña, nunca. Algo se le iba a ocurrir, lo que recién comenzaba pronto iba a terminar y de eso ella misma se iba a encargar.
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Señora Mayte
Fiksi PenggemarMe enamoré de ella cuando aún era una adolescente. Ella era experiencia y yo apenas comenzaba a vivir, quizá estaba mal para algunos ¿pero quienes son para decidir lo que está bien o lo que está mal? La diferencia de edad es lo que menos importa c...