Capitulo dos

1.3K 62 5
                                    


9 años

Ariana estaba sentada conmigo en la clase de literatura, enfrente estaban Tini y Joaco, y en el primer puesto a lado de la mesa de la maestra se encontraba Martina

Había pasado un año desde que el llego y las cosas se complicaron bastante en mi vida. Resulta que Martina era una estudiante ejemplar y se llevaba de lo mejor con Franco estudiando y haciendo proyectos. Con Delfina era prácticamente lo mismo, lo del empujón cuando se conocieron quedo en el olvido y Martina se comportaba como su hermana mayor. Pero conmigo ni siquiera se atrevía a verme directamente a los ojos, la ultima vez que lo hizo fue cuando se disculpo con Delfina, desde ese día en adelante me evitaba, me dirigía la palabra solo cuando era necesario y trataba en lo posible no estar en la misma habitación que yo

¿Acaso olía mal? ¿Era fea? ¿O no le agradaba?

Era como vivir con un fantasma, sabía que estaba ahí pero no lo veía. Era una niña despreciable, nada comparada con su madre, la mejor niñera que hemos tenido, salvo por el pequeño detalle de que no me deja comer galletas después de las nueve

Sin embargo, desde la misteriosa aparición de esas galletas enfrente de mi puerta, a la media noche, unas galletas con servilleta tocaban mi puerta. Llego un punto en el que comencé a creer seriamente en el hada de las galletas de chispas de chocolate.

La maestra leía un aburrido poema. Puse cara de concentrada, pero en realidad estaba pensando como convencer a mamá para que me dejara ir a la casa de Tini con Casey esta tarde. Seguramente me diría "Lleva a Martina". Antes me molestaba que tenia que ir a todos lados con Delfina, pero misteriosamente se le metió algo en la cabeza que esa niña de podría ser mi amiga. Error, ella jamás lo seria.

No me gustaba la idea de que fueran a la misma escuela que yo, por alguna razón que estaba fuera de mis conocimientos mis padres le pagaban la educación a Martina y a Megan. Para navidad nos daban regalos, los dejaban comer en la misma mesa que nosotros, eran libres de reglas, listas de alergias y cosas que se debían hacer

-Lourdes, ¿podrías decirle a la clase de que se trataba el poema? – Salte en mi asiento y me aparte un mechón café que caía sobre mi frente. Cuarenta pares de ojos se voltearon a verme, recordé que mi abuelita me decía que si no sabia algo sonriera y me echara el cabello para atrás con delicadeza

Lo hice como me había enseñado, pero parecía no hacer efecto. La sonrisa era más parecida a una mueca sarcástica y cuando me iba a echar el cabello para atrás, se me enredaron los dedos en estos

Escuche algunas risas. La mas era la de Mads Lewis, que estaba sentaba junto a Martina. Ella le susurro algo al oído y se empezó a reír más fuerte de lo que ya lo hacía, pero a Martina parecía no hacerle gracia.

-Te estamos esperando, Lourdes- Me dijo la maestra, caminando hasta mi puesto con la mirada que ponían las personas cuando hablaban con un enfermo mental. Eso me molesto

Mire hacia el lado y Ariana no se encogió de hombros, ella tampoco había prestado atención. Tini y Joaco tampoco sabían, negaban con la cabeza para que no les preguntara

Sentí ganas de llorar, la maestra me estaba avergonzando

-¡Lourdes descerebrada!- Grito Mads desde el primer puesto. Toda la clase estallo en carcajadas, excepto mis amigos y Martina, que seguían tan serios como en un funeral

En una mirada fugaz que le lancé, vi como gesticulaba algo con los labios, me estaba mirando directamente y decía algo. Aproveche que todos reían y la maestra estaba intentando hacerlos callar para entender el mensaje

marry me - martuli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora