20: Las inventoras aventuras... del Cacas Jr

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Lean la nota al final o lloro.

Era un tranquilo día en la inusualmente tranquila torre. Un par del grupo de inadaptados estaba en la sala, viendo una serie bastante divertida de dos viejitos; otro inadaptado estaba haciéndoles compañía, solo que se encontraba dibujando; el más normal de la media docena estaba meditando en la soledad de su cuarto, y el último atacaba las alacenas en busca de Pop Tarts.

Solo que... esos son cinco de seis, porque el sexto y más enano de todos estaba haciendo y deshaciendo en el taller. Si Jarvis poseyera un sentido del humor más agudo, diría que parece ratón haciendo su madriguera o rata escarbando en la basura de algún restaurante.

Así había transcurrido la mañana. Había sol, y los pájaros cantaban... hasta que un estruendo proveniente de la madriguera -taller, del taller-, sacó a todos de esa escena de cuento de hadas o película Disney. De repente, los carros empezaron a bocinar y el sol se vio cubierto por una oscura nube. Todos se quedaron anonadados, pues a esos estruendos solía seguirles una serie de maldiciones y el sonido de pisadas de ratón venir desde el taller. Todos se reunieron en la sala, por puro instinto, y voltearon a verse con los ojos tan abiertos como los de un Muppet. Natasha soltó un gruñido y arrastró a Thor detrás de ella, dirigiéndose al nido -al taller-.

—Stark —gruñó, pausando la serie.

—Pero Norman estaba apunto de caer en la cienciología —lloriqueó Clint, intento alcanzar a Natasha. Al verla seguir su camino, soltó un fuerte gruñido y la siguió—. Les dije que los duendes eran malos y causaban destrozos, pero nadie escucha a Barton porque Barton está loco y solo lanza flechitas, pew pew —empezó a quejarse, arrastrando los pies—. ¡Pero hay un Dios...!

—Bruce, ¿tú sabes qué sucede abajo? —preguntó Steve, sosteniendo el cuadernito con una mano y el escudo con la otra.

—Steve, yo declaré los laboratorios de Stark como ambientes provocadores de alerta verde —suspiró el pequeño científico, siguiendo al resto de inadaptados hacia... no sé, lo más cercano a las puertas del infierno que hay en esta tierra. Steve se encogió de hombros y avanzó, rodando los ojos al escuchar a Clint quejarse y hablar cosas sobre duendes, destrozos y viejitos cienciólogos.

Al asomarse, vieron a Tony tirado de espaldas en el suelo, rodeado de grandes piezas de distintos materiales. Tenía el pelo revuelto y manchas de grasa por todos lados. Babas loqueaba por una esquina, mientras el castaño solo se dedicaba a existir y posiblemente replantearse su existencia, con brazos y piernas abiertos en el suelo. Entraron con cuidado, llegando a rodear al pequeño genio.

—¿Qué piñas haces? —preguntó Clint, moviendo el pie ansiosamente en el suelo—. ¿No te estás muriendo, verdad? Porque mi serie no puede esperar a ser vista —Natasha le enterró un codo en las costillas—. Ah, y porque eres parte importante del equipo, sí, eso.

—Intento crear una máquina que me dé chance de viajar por el multiverso y comprobar muchas cosas —respondió, aún dudando de su existencia.

—¿Multiverso...? —Clint se volteó hacia el resto del equipo—. ¡¿Por esto pausé a Michael Douglas?!

—¿De qué hablas? —Bruce se arrodilló al lado de Tony—. ¿Estuviste inhalando los polvitos raros de Strange?

—No, no —se incorporó, empezando a avanzar por el taller—. He estado leyendo un par de AUS porque soy una rata, y me encontré con muchos números muy específicos... 1610, 616, 1872... y, como obviamente yo soy la estrella de dichos libros, se supone que salgo yo... pero no soy yo, porque no mido más de 1.80 y mis ojos son color caca, no azules... y así. Entonces, investigué y descubrí que manejan el multiverso y esos son yo... pero no yo. ¡Incluso me hicieron mujer!

—Traduce —dijo Clint, empujando a Natasha.

—Me quedé en que estaba leyendo Universos Alternativos... el resto me perdió tanto como a ustedes —balbuceó. Tony, ignorando a sus confundidos amigos, tomó las herramientas y reanudó la labor, tarareando Children of the Grave. Todos se encogieron de hombros y subieron a la tranquilidad en la que estaban antes.

Eso, hasta que otro estruendo y unas carcajadas volvieron a sacarlos de ese trance. Menos preocupados por la salud física y más por la mental del genio, salieron en estampida, encontrando lo que parecía un espejo redondo en el taller y a Tony observar ese espejo extraño como si fuera la dona más grande del mundo.

—¡Vivo! ¡Está vivo! —exclamó, antes de atravesar dicho espejo y desaparecer por él.

—Mal momento... pero entendí esa referencia —Steve le pegó un zape a Clint.

—Esa es mi frase —reclamó.

—Yo diría menos preocupación por la frase y más por la idiotez de Tony —reclamó Bruce.

—Cacas Junior tenía que ser —bufó Natasha. Thor siguió comiendo sus Pop Tarts.

⎊⎊⎊
A eso le llamo tengo demasiado sueño y extraño mucho a John Mulaney.
Anyway vean el método Kominsky porque es un cague de risa.

Pausaré este libro de manera indefinida, porque me quedé sin ideas. También, porque este libro no tiene un final, es una historia de nunca acabar xd y porque lo de John Mulaney me tiene achicopalada. Bueno, eso último no tiene mucho qué ver pero quería que supieran que extraño mucho a John.

Una vez más, déjenme ideas si quieren que este libro siga:(

Cuídense las nalguitas<3

Latita<3

Si Tony Stark tuviera WattpadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora