✒Las Serafini son la cosa más rara del mundo. Algunos los llaman amplificadores por su extenso poder mágico.
Suelen venderlos y tienen gran valor, su cabello, su sangre y sus huesos son lo que más vale.
Hubo una rebelión, todos los Serafini capturad...
Mis recuerdos sobre lo que pasó no son muy claros, solo recuerdo sentirme en todas partes, cada parte de mi cuerpo volando en todas direcciones. No pude ver nada, solo un ave, un cuervo blanco enfrente de mi, dándome las respuestas, solo podía seguir su guía. Tenía miedo de lastimas a Inej, a Jesper y a Kaz... estaba siendo una verdadera Serafini por primera vez en mi vida.
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Desperto en la misma habitación en donde había dormido cuando estaba en el Club Cuervo. Entre la oscuridad mientras tenía los ojos cerrados escuchaba los gritos de Edgar ordenando que los mataran a todos, los gritos de dolor de todos los que estaban en la mancion menos del trío que fue por ella. Al abrir los ojos estaba Inej sonriendo, ahí supo que estaba a salvo.
Vio lo que tenía puesto, era una bata blanca de dormir, se asustó y cubrió su cuerpo con las cobijas. Le aterraba haber sido vista desnuda, que ellos hubieran visto lo feo que era su cuerpo.
—Tranquila, yo te cambié—dijo Inej. —Nadie te vio a demás de mi—le dijo, Hwaxin dio un suspiro de alivio. Inej preparaba un pañuelo con agua y iba a explimirlo.
—Que vergüenza... ¿Que paso en la recidencia Philwar?—Inej se detuvo por un segundo, siguió después, puso la toalla en la frente de Hwaxin.
—Todavía estamos algo confundidos por el evento de ayer—su respuesta hizo que Hwaxin abriera los ojos por la sorpresa.
—¿Cuanto tiempo he dormido?—pregunto alterada. Pero la mirada de Inej la tranquilizaba. No demaciado pero si lo suficiente para que no saliera de la cama.
—Todo el día de ayer, anoche y toda la mañana... ya se esta poniendo el sol—le dijo Inej.
—Lamento las molestias... —le dijo Hwaxin.
—No te disculpes... nos salvaste, si no fuera por ti habríamos muerto todos—
—¿Que hice?—pregunto Hwaxin.
—No lo entiendo bien pero, tu te convertiste en miles de aves, en... cuervos albinos, todos atacaban a los matones de Philwar—le explico. Una pequeña escena me manifestó en Du mente, y un sonido ensordecedor hizo que le doliera la cabeza, sin embargo no dejó que se notará. —Había un sonido agudo que parecía lastimarlo también, pero yo solo escuchaba, un arrullo hermoso—
Porfin recordó los rostros de los matones de Edgar, cubrían sus ojos los cuervos picaban sus estómagos.
—Nadie murió... pero, Philwar tenía mucho miedo y ni siquiera quería verte—las palabras de Inej eran confusas, pero comprendía todo.
Los esclavos, antes de la revolución Serafini conversaba sobre el poder Serafini. Como castigaban a los que desarrollaban un mínimo de su verdadera habilidad.