Narra Marinette:
Tranquila, tienes que calmarte, piensa con la cabeza fría, necesitas encontrar una manera, una forma de salir de esta, por lo que puedes ver hay mas hombres afuera, son demasiados como para querer robar una tienda de conveniencia, algo más han de querer, cada uno tiene al menos un arma y estoy segura de que tienen muchas más en la camioneta, llevan puestos sacos extraños, son gruesos, pueden ser antibalas, pero algo me dice que son más que eso, por lo que se ve son tan estúpidos como para no taparse la cara y no tienen mucha experiencia en esto, menos el que se encuentra en la puerta, él tiene que ser el líder, además, es el único al que le importo el tapar su rostro, los demás se ven que tienen entre 18 y 40 años, el más joven se encuentra apuntándole al cajero y ni siquiera sabe como tomar bien el arma, puedo sentir su incomodidad, nerviosismo, desesperación y miedo, los otros dos nos están apuntando, su esencia es parecida, tienen que ser hermanos, están estresados, pero el que me causa escalofríos es el jefe, lo único que puedo sentir de él es una sensación fría y tosca, gran parte del miedo de estos hombres esta dirigido a él, tuvo que haber amenazado a estas personas, los está obligando, tengo que apelar al lado humano de estos hombres, están asustados.
- Sera mejor que no hagan algo estúpido, si hacen lo que les pedimos nadie saldrá herido. – Habló el jefe, el escuchar su voz nos hizo respingar.
El cajero estaba temblando, pude notar como bajaba su mano debajo del escritorio, ¡Dios, no! ¡Por favor no! Es un gran error, tiene un botón de pánico, si yo me di cuenta de lo que quiere hacer es seguro que el jefe también.
- Yo no haría eso si fuera tu. – Se volvió a escuchar, estaba listo para tomar su arma, lo siguiente paso muy rápido, el cajero apretó el botón y en un segundo el enmascarado tomó su arma y disparó, le dio a la repisa que estaba sobre la cabeza del cajero, esta le callo encima junto a las botellas de vidrio que esta sostenía, era como un domino, repisa tras repisa caían.
- ¡Demonios! ¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Dijiste que no habrían heridos! – Reclamó el muchacho.
- ¿Sabes lo que acaba de hacer? El botón bajo su escritorio mando una señal a la policía, tenemos menos de veinte minutos para terminar el trabajo. ¡Así que deja de lloriquear y andando! - Ordenó dirigiéndose al fondo del local, siendo seguido por los cuatro hombres que se encontraban afuera, dejando a los hermanos y al muchacho vigilándonos.
- De acuerdo, es hora de actuar – Pensé, intente arrástreme hacia el cajero para ver cómo se encontraba.
- ¡No te muevas! – Ordenó uno de los hermanos, me apuntó con su arma y levante las manos.
- Solo quiero ver como se encuentra, soy médico, necesito ver la gravedad de sus heridas. – Dije con toda la calma que pude encontrar en mi ser, las chicas notaron lo que quería hacer.
- Si no la dejan hacerlo podría morir. ¿Quieren eso? – Comentó Cloe con un tono de enojo y desprecio en su voz.
- Por favor. – Dije con un tono suplicante viéndolo a los ojos.
- Esta bien. – Respondió a regañadientes.
Me levanté con el cañón del arma apuntándome a la cabeza, al acercarme al cajero le quité con cuidado lo que le había caído encima, pude notar una laceración en la cabeza, no muy profunda, también una en la garganta, gracias a Dios no le dio en la arteria carótida, perdía sangre, así que tome un paño en el que se encontraba en el escritorio y le aplique presión, tenía un pedazo de vidrio incrustado en el costado, las venas de su brazo izquierdo estaban hinchadas, sufría neumotórax traumático.
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Un amor inesperado
FanfictionNunca has sentido que las cosas no pueden ir peor, o que no importa lo que hagas todo se derrumba a tu alrededor y no se puede detener, bueno así es como se sentía Marinette Dupain-Cheng en este momento, su vida dio un giro de 180 grados en solo una...