Narradora:
"¿Cómo llegamos a esto?" Esa era la pregunta que resonó en las mentes de nuestros protagonistas, es un hecho que al comenzar el día nunca imaginaron que estarían en una situación como esta, sin tener el control de lo que vaya a pasar, uno lo veía con gracia y como la oportunidad para tomar un riesgo, mientras el otro se encontraba irritado porque al parecer la parte racional de su cerebro se tomo el día libre, dejándolo a la deriva, primero se deja mandar por su hermana, para después dejarse cautivar por la reacción de una madre al ver a su hija dar sus primeros pasos, algo que en cualquier otro momento le habría parecido una tontería, algo sin importancia y eso no era todo, no sabía de dónde había sacado la idea de invitarla a almorzar, su boca empezó a hablar antes de siquiera pensar bien las cosas, pudo notar la sorpresa por la invitación, pero lo que más le sorprendió fue que ella aceptó, ahora si estaba frito, ésta era una de los pocas ocasiones en las que Damian Wayne entraba en un estado de estrés, aunque no lo demostrara; él sabía o al menos tenía el presentimiento de que a Marinette no le gustaría ir a un lugar costoso, por lo que fueron a un restaurante familiar, por supuesto, con un área de juegos para mantener a Helena entretenida, hace cinco años jamás había pisado un lugar como ese y no tenía deseos de hacerlo, pero con la nueva integrante de la familia las cosas cambiaron, creo que eso quedó claro con lo que sucedió previamente.
El ambiente en la mesa era silencioso, mas no era incómodo, cada uno estaba concentrado en sus asuntos, Damian cuidando de Helena y Marinette intentando que Emma comiera, la pequeña le volteaba la cabeza cada que intentaba darle una cucharada, no sabía porque hacía eso, siempre había sido fácil alimentarla y su pobre madre ya se estaba desesperando.
- Por favor, Emma. - Se escuchó con un tono suplicante, que por supuesto fue notado por el vigilante, Marinette tocó la frente de la bebé para ver si tenía fiebre.
- No tienes fiebre ¿Por que no comes? - Su voz empezó a tomar preocupación.
- ¿Qué sucede? - Preguntó el vigilante, haciéndola ver al frente.
- Yo... No lo sé, no quiere comer y es muy extraño, porque nunca se comporta así. - Respondió un tanto cansada.
- No tiene fiebre y no está llorando, por lo que sé que no se siente mal y ya no sé qué hacer. - Fue en ese momento en que el vigilante se percató de que nuestra guardiana no había tocado su comida.
- ¿Qué tal si tu comes un poco? Quizás si ella te ve comer, también le antoje hacerlo. - En realidad no sabía que estaba diciendo, solo quería que ella comiera un poco, pero parecía un poco indecisa.
- Quizás, pero necesito una silla para ella. -
Llamaron a alguien que los pudiera atender, consiguieron una sillita para bebé, ahora la pequeña se encontraba en medio de los dos, Marinette comía con calma, esperando que su hija diera signos de querer hacer lo mismo, pero la pequeña solo veía su papilla con un tierno ceño fruncido.
- ¿Qué será? Princesa tienes que comer. - No podía comer tranquila, pudo notar que Damian no había dejado de ponerles atención.
- Lo siento, debes pensar que estoy exagerando. - Dijo con cierta vergüenza.
- No lo creo, es normal que una madre se preocupe. -
- Eso espero, en momentos como este en serio deseo poder hablar con mi mamá y preguntarle qué hacer, a veces siento que voy a ciegas. - Habló con nostalgia.
- Bueno, yo pienso que lo estás haciendo muy bien, tu madre estaría orgullosa. - Comentó viendo como la bebé empezaba a jugar con su papilla.
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Un amor inesperado
Fiksi PenggemarNunca has sentido que las cosas no pueden ir peor, o que no importa lo que hagas todo se derrumba a tu alrededor y no se puede detener, bueno así es como se sentía Marinette Dupain-Cheng en este momento, su vida dio un giro de 180 grados en solo una...