☬ Harder 15

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¿Qué pasa cuando todas las partes que conforman tu ser han entrado en una extraña crisis y hacen que todo se vuelva más complicado, hasta el punto en que tu cerebro y corazón se contradigan uno con el otro?

Porque el corazón de Jungkook quería a Jimin ahora que estaba seguro de que era su compañero destinado.

No pretendía engañarse a sí mismo, era algo inevitable, la atracción y conexión que se tenían los destinados eran cosas muy poderosas, además de ello, en su mundo, encontrar a tu compañero era lo más sagrado y especial que podía ocurrir, lo más precioso que un cambia formas podía tener.

Jungkook no podía evitar que su corazón palpitara de emoción cada vez que recordaba cuan maravilloso era ver a sus padres omegas sonreírse, abrazarse y besarse; amarse tan profundamente. En aquel momento, él había sido demasiado pequeño para entender la conexión que tenían sus padres, pero incluso desde ese momento, deseaba con todo su ser tener a alguien tan especial; el poder ver en la mirada de su compañero un amor tan sincero y hermoso.

Un amor como el que reflejaban los ojos de sus padres antes de partir de este mundo... o un amor tan puro como el que se reflejaba en los ojos de Namjoon cada que veía a Jin jugar con su pequeña hija.

Sin duda sabía que tener un compañero que te amara tanto, era algo por lo que soñar, ya que no todos contaban con la suerte de encontrar a un compañero con un buen corazón, pero Kook se había permitido soñar una y otra vez con ello, con encontrar a su destinado y que este fuera un gran cambia formas; un alfa lindo, educado, respetuoso, protector, extrañamente romántico y un poco dulce —o tal vez muy dulce—.

Bueno, o por lo menos él había soñado con eso hasta hace algunos años cuando ocurrió aquello.

Jungkook estaba cansado de no poder sacar esos recuerdos y traumas de su mente, pero le era casi imposible superar por completo algo que se había convertido en su peor miedo —aun cuando había aprendido a superar cada una de sus pesadillas y ataques de ansiedad—, el recuerdo siempre estaba tan presente y marcado.

Estar al borde de la muerte probablemente era una de las peores experiencias que alguien podía vivir, sentir como todo de repente empieza a apagarse y la oscuridad comienza a ahogarte lenta y tortuosamente hasta el punto de querer rogar para poder morir y dejar de sentir tanto dolor, era algo que Kook no le deseaba a nadie.

Él no podía evitarlo, no podía no recordar aquello, no podía dejar de sentir la sensación de su propia sangre ahogándolo, de un dolor tan fuerte recorriendo cada parte de su cuerpo y sus entrañas retorciéndose al estar perdiendo la mitad de su alma, de su vida.

Aún recordaba cuando había despertado un mes después de aquello, estaba completamente solo en su habitación conectado a varios aparatos y sin haberse podido curar completamente. Aún tenía huesos rotos, no podía articular ninguna palabra, ni utilizar ninguno de sus poderes cuando intentó levantarse para mirarse al espejo.

Estar en aquel tiempo frente al espejo y haber levantado su bata para ver sus heridas, había sido suficiente. No tenía que ser la persona más inteligente para saber que todo había —de alguna manera— terminado para él; tal vez estaba vivo, tal vez todo seguía casi igual, pero recordaba claramente las palabras de su agresor mientras apuñalaba una y otra vez su estómago y vientre con sus enormes garras.

Desde aquel instante su mundo se derrumbó y fue ahí cuando dejó de soñar con un buen futuro, así que cuando se enteró de que su especie se extinguiría por no tener un alfa a su lado para procrear, realmente no le preocupó, sin embargo, tenía que fingir que sí.

Pero ahora las cosas habían cambiado, porque no podía engañar a los demás, ni a la Diosa, ni mucho menos podía engañarse a sí mismo; Jimin era su compañero, Jimin era aquel ser con el que tanto había fantaseado tener, un compañero que entre omegas y alfas solo era posible tener una vez en la vida, un regalo que la Diosa había concedido a cambio de cumplir con dos hermosos propósitos: amarse enormemente y formar una familia.

Jikook | HarderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora