—Jimin... —alcanzó a decir Jungkook sin entender absolutamente nada de lo que estaba pasando. Quería retorcerse de puro dolor, se sentía como si algo hubiera atravesado su estómago.
—Lo siento —dijo Jimin con un sollozo. Jungkook quiso preguntar por qué estaba llorando, pero no pudo decir nada, ya que de repente Jimin alzó una flecha sobre él—, pero tú no eres él —pronunció y clavó la flecha en su pecho.
Jungkook quiso gritar en el primer momento en el que el objeto afilado empezó a atravesar su piel, pero en menos de un segundo, todo el dolor acabó y se encontró en la oscuridad, sin entender completamente nada.
"¿Jimin? ¿Ese era Jimin?" se preguntó con miedo, sin saber cómo sentirse.
Se suponía que, hasta hace un minuto, había estado en la habitación gris, llorando de nuevo y repitiéndose lo mismo que venía diciéndose día tras día desde hace un mes: "Yo soy Jeon Jungkook, líder de Harder y mi destinado es Park Jimin".
Recordaba que de repente la furia lo había dominado por completo y empezó a destruir la habitación; pero como todas las veces anteriores en las que lo había hecho, las cosas solo volvieron a reconstruirse y regresaron a su antiguo orden, haciendo todo más frustrante.
Odiaba con todo su ser esa habitación gris, odiaba el sentimiento de constante perdición, agonía y melancolía que le causaba. Odiaba sentirse tan solo y vacío. Todo era tan horrible, confuso y destructor, que en lo único que pensaba era en morir. No podía soportarlo más. Cada día que pasaba era peor. Su esperanza era prácticamente nula desde que habían pasado 3 semanas.
Ni siquiera sabía con exactitud cuánto tiempo había pasado en su dimensión desde su desaparición: probablemente solo habían sido un par de días, tal vez 3, no lo sabía; de todos modos, eso no importaba, ya que en la dimensión donde se encontraba todo era muy diferente y confuso.
Se suponía que el tiempo estaba congelado, y por supuesto que lo estaba, ya que nada había cambiado: la gente que se veía a través de la ventana seguía inmóvil, así como aquellas aves a medio volar. Todo estaba paralizado, incluso el cielo: este permanecía nublado con las mismas nubes estáticas de color gris.
No había amaneceres, ni atardeceres, mucho menos el avistamiento de la hermosa y oscura noche para descansar. El viento no soplaba, pero tampoco hacía calor, simplemente era frío y deprimente, todo el tiempo. Si no fuera por los momentos en los que se sentía cansado y con sueño, tal vez no sabría ni siquiera que había pasado más de un mes en aquella dimensión.
Él no podía entender en absoluto la cosa con el tiempo en este tipo de lugares, pero las pocas veces en que había leído de las dimensiones congeladas, había averiguado que estas estaban suspendidas en alguna parte del universo número 03: el Sempiterno. Los teóricos le habían dado ese nombre ya que la palabra "Sempiterno" significa que tal cosa durará para siempre, que una vez teniendo un comienzo, nunca tendría fin; haciendo referencia a que, en aquel universo, las dimensiones congeladas jamás volverían a accionarse, y en los mundos "normales" que pertenecen a ese universo, las cosas se repetirían una y otra vez sin un fin.
Igual todo eso era solo una teoría que no se había logrado comprobar, pero lo que sí era cierto —y que antes había sido solo una especulación—, era que a pesar de que el tiempo no avanzaba en las dimensiones congeladas, existía la posibilidad de que si un ser de otra dimensión —donde sí existía un sistema para medir el tiempo— entraba a aquellos lugares; si podría contar y sentir el paso del tiempo con normalidad. Jungkook lo había comprobado de la peor manera posible, incluso si ni en sus más remotas pesadillas, se había planteado ser él quien lo descubriera.
Regularmente, cuando estaba a punto de volverse loco en medio de los constantes gritos y desgarradores sollozos que acompañaban su dolor y llanto, se preguntaba cosas como: "¿Y si en realidad en la dimensión normal han pasado años y yo solo lo he sentido como un mes?"
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Jikook | Harder
FanficA lo largo de la historia los omegas han enfrentado constantes batallas para defender su valor. A raíz de esta continua lucha, en la década de los noventa estalló la Revolución de los omegas, y fruto del enfrentamiento de "los débiles contra los fue...