CAPITULO 3
A Ricardo Rodríguez le tomo sólo un día en convertirse en uno de los chicos populares del colegio. Ya era parte de la manada de los chicos atractivos y atléticos, hijos de papi que se movían en el colegio como si este fuera su reino y los demás mortales, sus súbditos.
Por lo menos yo y me grupo de dos amigas teníamos más cerebro que todos ellos juntos. Yo si sabía los nombres de los cinco contienes y también la diferencia entre lagos y ríos.
Yo no era una chica sociable y no intentaba serlo. La gente solía agotar mi energía, lo poca buena vibra con la que vivía día tras día. Y no era buena para hacer conversación casual. No me salía natural hablar de mi cabello, mis uñas, las cortometrajes de películas aclamadas por la critica o incluso del clima. Era demasiado sarcástica, y aunque la gente solía decir que era divertida, no lo era. Yo era mala y la gente solía tomarlo a chiste.
"Pienso hacerme un tatuaje con el nombre de Danny en mi muslo interno"
Intento no bufar al escuchar a Sara Abrego hablar de hacerse un tatuaje con el nombre de su promiscuo novio.
El chico la engaña en sus narices y ella, ¿piensa en hacerse un tatuaje con su nombre en su muslo interno?
¿Así o más tontas pueden ser las personas enamoradas?
Me paso la primera mitad de la mañana arrastrando los pies de clase en clase agotada. Y eso que sólo es la primera semana.
Desearía poder ser como esas personas que dejan el colegio y luego crean ideas millonarias. Pero muy probablemente si yo llego a dejar el colegio, termine bajo un puente intentando no volverme loca, acogiendo perros callejeros.
No tenía tanto intelecto como para ser exitosa como el creador de Facebook, o mucho talento en cuanto a baile y canto como para convertirme en la siguiente reina del pop.
Era una mortal de cabello castaño lacio y pupilas aburridas color avellana con piernas largas y mal aliento en las mañanas.
No tenía ni talento para tomarme fotos, lo que quería decir que tampoco sería capaz de convertirme en modelo como última opción.
La vida no era justa con los espermatozoides infelices.
"¿Creen que podría ser una modelo?" les pregunto a mis amigas dejando mi bandeja de comida sobre la mesa.
Sofía y Lucia interrumpen su conversación y me miran. Ellas me conocen desde el kínder, por lo que saben mi mal hábito de interrumpir sus conversaciones cuando tengo algo importante, por lo menos para mi, que preguntar.
"Yo creo que si podrías. Eres alta, delgada, bonita y no tienes acné en el rostro" me dice Sofía.
"Yo también opinó lo mismo que Sofía" dice Lucia.
"Voy a dejar la escuela para convertirme en modelo"
Sofía y Lucía comienzan a reír.
"Vamos Natty. Sólo faltan dos años para salir de la escuela. No te des por vencida"
"Estoy harta del colegio Sofia" juego con mi comida en la bandeja "ya no soporto un día más, y es modelo o conseguirme un viejo ricachón" Sofía y Lucia vuelven a reír "¿o tienen alguna idea millonaria que nos lance al éxito?"
Mis dos amigas eran mucho más inteligentes que yo, y también carismáticas.
"No se me ocurre nada" dice Lucia "siento que todo lo que pudo haberse inventado ya existe. Aplicaciones para subir fotos, aplicaciones para arreglar tus fotos, plataformas para la lectura y la música y You Tube. Nada vence a You Tube"
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Cuestión de decisiones
Teen FictionPara Natalia Santiago todo lo que la rodeaba era detestable. Odiaba el colegio, socializar, las tareas y la gente feliz. Ella creía que no había nacido para ser feliz, ya que nada feliz o emociónante sucedía en su vida, y vivía en un perpetuo ciclo...